TIJUANA 28 DE OCTUBRE DE 2016.- Dos ex gobernadores huyen luego de que sus partidos políticos rechazaran la membresía a su respectivo partido. Unos y otros, ahora, nos muestran la cantidad de agravios que se cometieron en las administraciones de Sonora y Veracruz, luego de que ambos estuvieran en sus cargos por largos años.
Los dirigentes de los partidos se deslindan de la responsabilidad de haberlos nombrado sus candidatos, de haberles dado recursos de los mexicanos para que hicieran sus respectivas campañas y de haberlos defendido es sus respectivas administraciones.
En las declaraciones no se escuchan mensajes en que se acepte su responsabilidad por no haberlos preparado para la condición de gobernar. Nunca reconocen que se equivocaron con el candidato y durante el tiempo en que se sostuvieron en el cargo. Parece que fueran ajenos al proceso. Como si fueran personas que no estuvieron profundamente involucrados en las decisiones de sus respectivos partidos.
Los partidos políticos subvencionados para su funcionamiento con recursos públicos, construyeron a estos personajes que hoy son perseguidos por la justicia. Ellos, los propusieron, defendieron y justificaron. Dado el carácter de gobernadores, manejaron recursos públicos que tenían una finalidad específica en beneficio de la población. Y hoy, cuando ya dejaron el cargo, los expulsan de sus organizaciones.
Uno y otro, se ocultan en algún lugar del mundo. Necesariamente pagaron su movilización por el país o el extranjero con el dinero del pueblo mexicano. Prepararon su salida en función de no ser localizados con el mismo dinero por el cual se les acusa. Están en algún lugar planeado previamente, donde no se reconozca su rostro. Se hospedan, alimentan y descansan en sitios donde las cámaras, que tanto buscaron hace poco tiempo, no delaten su presencia.
Pero con los ¨gravísimos¨ castigos que les impusieron los partidos políticos debemos estar conformes. Las organizaciones, incólumes, realizaran nuevas propuestas en los próximos meses con candidatos a los que también se habrán de pagar sus campañas. Acudirán a mítines con recursos públicos para afirmar que ellos no son como los otros. Los dirigentes, van a demostrar que ellos no son como otros y de manera contundente van a afirmar que ya no va a suceder.
Volveremos a la normalidad. A otorgar recursos a organizaciones que nos proponen candidatos claramente impresentables. Con el dinero del pueblo, que no se va a programas sociales o a educación, tendremos los espacios de comunicación repletos con esos productos que repiten las mismas frases, ante votos ¨duros¨ producto de negociación, donde indican que ahora sí va el bueno.
Los mismos que generaron a esos gobernadores que hoy expulsan, son quienes administran el discurso político con el siempre agradable presupuesto oficial. Hasta el momento, no aparece la propuesta de buscar los recursos entre los miembros de los partidos. Que sean los partidos los que de manera clara y transparente demuestren los apoyos obtenidos que nos permita ver la honestidad de sus propuestas en función de quienes están dispuestos a generan un candidatura con representatividad.
Eliminar las prebendas es generar democracia. Es buscar la respuesta en la sociedad y no en la cúpula partidaria. Hacer públicos los ingresos y los gastos, permite ver quien en realidad se preocupa por proponer para la colectividad y no para negociar puestos o concesiones a corto plazo. Sin embargo, todo se limita a expulsar por corrupto al que ellos defendieron. Sin prebendas, sin recursos seguros, estas organizaciones cambiarían mucho. A lo mejor aparece la democracia y desparece la partidocracia.