Era su primera fiesta y salió en patrulla
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Era su primera fiesta y salió en patrulla

TIJUANA, BC - martes 4 de febrero de 2014 - AFN.
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Por: Laura Bueno Medina

TIJUANA BC 4 DE FEBRERO DE 2014 (AFN).- Tiene 13 años de edad y ésta sería su primera fiesta a la que con el permiso de sus padres se dirigió muy emocionada, sin embargo lejos estaba de pensar que saldría de la misma en una patrulla para vivir una de las peores pesadillas de su corta existencia.

Ella, a quien por razones de seguridad y por ser menor no identificamos, narró para Agencia Fronteriza de Noticias la experiencia que le tocó vivir la noche del sábado pasado cuando acudió a la que se ha llamado “fiesta al 100”, de la cual salió “decepcionada y cansada”, según sus propias palabras.

De esa fiesta, la policía se llevó a 32 menores de edad, pero finalmente sólo informó de 31 ya que uno de éstos se les escapó de las oficinas policiacas en Mesa de Otay. También hubo mayores de edad detenidos, los cuales quedaron a disposición del juez para que éste resuelva su situación jurídica.

En entrevista  sostenida este domingo frente a sus padres, la adolescente aseguró que durante su detención como “víctimas del delito de corrupción de menores” estuvieron expuestos a muchos riesgos como consecuencia de la irregular actuación de las autoridades.

Narró sobre la gran emoción que tenía al poder asistir a su primera fiesta, de la cual supo por comentarios de sus compañeros de escuela y según dijo, fue el anfitrión quien personalmente pidió permiso a su madre para que ella pudiera asistir a la reunión al igual que otros estudiantes, a quienes se les pidió una cooperación de $40 pesos “para la comida y sodas”.

Dijo que no sabía que en la reunión habría mayores de edad sino que pensó que serían solamente compañeros de la escuela secundaria a la que ella asiste, sin embargo afirmó que durante el tiempo en que estuvo ahí, sólo reconoció a tres de sus colegas estudiantes.

Narró que después de que su madre la dejó en la puerta de la casa, tras hablar con una tía del anfitrión, ella se quedó sentada esperando que llegara alguna amiga y que en ese momento se le acercó una prima de quien la invitó para preguntarle si quería algo de beber: “una cerveza, o algo”.

Le respondió que no, por lo que la prima del anfitrión indicó que había “agua de jamaica” que después sabría que contenía vodka, por lo que tampoco aceptó y mientras ella se dirigía a una mesa, se percató de la presencia de la policía en el lugar y escuchó que la “prima” les gritó que corrieran.

La adolescente se dio cuenta que la parte posterior de la casa había más jóvenes, pero no supo cuántos eran, ya que ella se mantuvo en la parte delantera en donde había unos 70 adolescentes.

Sin saber qué hacer llamó a su madre por su celular para informarle sobre lo que estaba ocurriendo y pedirle que fuera por ella, pero que en ese momento se acercó un policía al que le preguntó lo que sucedía. El oficial le advirtió: “señorita, usted no debe estar aquí” y le ordenó permanecer en ese lugar.

Luego le instruyeron para que junto con otros cuatro menores que estaban próximos a ella, se subieran a una patrulla tipo Pick Up, en la que los trasladaron a la Delegación de Mesa de Otay, en donde sus padres tendrían que firmar unos documentos para poderse retirar.

Indicó que después de que recibieron instrucciones de la “prima”, de correr, los policías alcanzaron solamente 32 menores, a los que llevaron de cuatro en cuatro en las patrullas. Hizo saber que durante el trayecto un menor se desmayó y otros se marearon, por lo que recibieron atención médica a llegar a las oficinas policiacas.

De ahí -y hasta que llegaron sus padres- los trasladaron a las oficinas de la Agencia del Ministerio Público, cercanas a la Central Camionera, pero ya en camionetas tipo panel. Como previamente se fugó uno de los menores, las autoridades cerraron el cuarto en que los tenían en el MP, con unas esposas.

Una vez en la Agencia del Ministerio Público, los obligaron a permanecer varias horas sentados en el piso mientras recibían instrucciones sobre qué hacer con ellos. En ese lapso sólo en contadas ocasiones las autoridades hablaron con los padres.

“Después me enteré que a mis padres y a los demás se les enseñó una orden, mediante la cual el médico en turno debía de hacer una certificación de nuestro estado, además de que nos tomaron muestras para realizarnos un antidoping, sin darnos una explicación sobre lo que se nos haría”.

Aseguró que en su caso no se hizo la certificación, ya que su madre entró en el momento en que la llamaron y no lo permitió, ya que pidió estar presente  si es que le querían hacer alguna revisión. Afirmó la joven que a otros si los desnudaron y no obstante que tres médicos de turno se negaron a hacer los procedimientos, la mayoría de las certificaciones se llevaron a cabo.

Según la jovencita, no fue sino hasta las 18 horas del domingo cuando les empezaron a tomar declaración a cada uno de los menores, que ya presentaban agotamiento físico y mental. Se les pidió una narración de los hechos e informar sobre todo lo que recordaran, para posteriormente casi obligar a los padres afirmar esos documentos sin haberlos leído.

Les argumentaron que si no firmaban, los mayores de edad detenidos como responsables, saldrían libres.

La entrevistada hizo saber que después de declarar, la pasaron con un psicólogo y fue varias horas después, o sea hasta las 11 de la noche en que le permitieron salir para trasladarse a su casa

Ésta, recordó sería su primera fiesta a la que fue con mucha emoción, pero nunca imaginó que saldría en una patrulla, que “viajaría” en peligrosas condiciones, a riesgo de sufrir un accidente y que estaría fuera de su casa alrededor de 24 horas y sujeta a una investigación.

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