Empirismo y racionalismo
Agencia Fronteriza de Noticias
Telcel 22 Agosto 2025
Programas Keila
Translate this website into your desired language:

Empirismo y racionalismo

CIUDAD DE MÉXICO - domingo 24 de agosto de 2025 - Hugo Alfredo Hinojosa.
814

Por: Hugo Alfredo Hinojosa

CIUDAD DE MÉXICO 24 DE AGOSTO DE 2025.-Pusimos fin a la muerte de Dios, como tema, quizá pensarán que me adelanté, pero era importante abordar el tema y concepto ya que seguiremos hablando del tópico desde varios puntos de vista de diversos filósofos hasta nuestro tiempo. En su momento les presentaré mi tesis de “La muerte del Diablo”, pero falta varios siglos y diversos autores de quiénes hablar superiores por mucho a esta voz que hoy narra. Así, la filosofía moderna nace de una pregunta fundamental que ha obsesionado al pensamiento humano desde sus albores: ¿cómo conocemos verdaderamente el mundo que nos rodea? Por ejemplo, en nuestro tiempo, el filósofo alemán Markus Gabriel declara que el mundo per se no existe… pero vamos por partes.

Entre los siglos XVII y XVIII, dos corrientes filosóficas antagónicas pero complementarias emergieron para responder a esta cuestión con una radicalidad sin precedentes, transformando para siempre nuestra comprensión de la realidad, el conocimiento y la naturaleza misma de la razón humana. El empirismo y el racionalismo no fueron meramente escuelas académicas, sino visiones del mundo que definieron los contornos de la modernidad y que aún hoy determinan los métodos mediante los cuales buscamos la verdad.

Pero como todo en el mundo de los adultos y sobre todo de los intelectuales, la tensión entre estas dos corrientes reflejó una división más profunda en la experiencia humana: la que existe entre lo que percibimos a través de nuestros sentidos y lo que comprendemos mediante nuestra razón. Desde Francis Bacon hasta David Hume, pasando por John Locke y George Berkeley, los empiristas sostuvieron que todo conocimiento genuino deriva de la experiencia sensorial. Paralelamente, René Descartes e Immanuel Kant, pasando por Spinoza, Leibniz y Wolff, los racionalistas defendieron que la razón pura, independiente de la experiencia, constituye la fuente más confiable de conocimiento verdadero.

El empirismo emergió como una respuesta revolucionaria al dogmatismo escolástico medieval y a las especulaciones metafísicas que habían dominado el pensamiento europeo durante siglos. Francis Bacon, con su “Novum Organum” de 1620, no solo criticó la lógica aristotélica, sino que propuso un método completamente nuevo para el descubrimiento científico basado en la observación sistemática y la inducción experimental. El filósofo comprendió que el conocimiento auténtico no podía derivarse de principios abstractos impuestos a priori [con anterioridad a un hecho] sobre la realidad, sino que debía extraerse pacientemente de la naturaleza misma mediante la experiencia controlada. Su método inductivo representaba una inversión radical del proceso tradicional de conocimiento: en lugar de descender deductivamente desde principios universales hacia casos particulares, propuso ascender inductivamente desde observaciones particulares hacia leyes universales. Una parte del pensamiento científico que se nos enseñó y enseña en las escuelas.

Por su parte, Thomas Hobbes radicalizó esta perspectiva al aplicar el método empírico no solo al estudio de la naturaleza física sino también al análisis de la naturaleza humana y la sociedad política; con la escritura de su “Leviatán” de 1651, Hobbes argumentó que incluso nuestros conceptos más abstractos, como la justicia o el bien, deben fundarse en la experiencia sensorial y en las pasiones humanas básicas. Su materialismo mecanicista [corriente filosófica que considera que toda la realidad, incluyendo fenómenos biológicos, psicológicos y sociales, puede explicarse completamente mediante las leyes de la mecánica y las interacciones físicas] reducía todos los fenómenos mentales a movimientos corporales, anticipando así las neurociencias contemporáneas, pero también planteando cuestiones inquietantes sobre la naturaleza de la conciencia y la libertad humana. Dentro de esta corriente empiristas también encontramos a John Locke, George Berkeley y David Hume… todos pertenecientes a las islas británicas… habrá que estudiar esto con detenimiento… Quienes han tenido la oportunidad de estar en las islas sabrán que sus habitantes se sienten fuera de Europa, cuasi independientes.

Por su parte, el Racionalismo afincado en el continente europeo, desarrollaba una estrategia epistemológica radicalmente diferente. Más lógico, más duro llevado hacia el mundo de la ciencia y las matemáticas. El mítico René Descartes [durante la universidad un profesor alemán nos obligaba a llamarlo Cartesius, por cierto], en sus “Meditaciones metafísicas” de 1641, estableció el cogito [yo-pienso] como fundamento indubitable de todo conocimiento posible. Su método de la duda sistemática no solo desechaba toda creencia que pudiera ser puesta en cuestión, sino que revelaba la autoconciencia como la única certeza que resiste todo escepticismo. Desde esta base arquimediana [investiguen esta parte], Descartes procedió deductivamente a reconstruir la médula del conocimiento mediante el uso de la razón pura, independientemente de la experiencia sensorial que había demostrado ser engañosa.

Como anécdota les contaré que, durante la carrera, en un examen escrito de latín un compañero se equivocó al traducir la célebre frase de Cartesius: cogito ergo sum [pienso luego existo]. Fue tanto el nerviosismo de nuestro amigo, porque debíamos además traducir en voz alta delante del maestro que se equivocó así, a la inversa: Enríquez, “pienso luego existo…”. Sí, doctor: Cogito ergo ergo… el profesor no lo corrigió y bueno… las risas no se hicieron esperar… su “pienso luego, luego” fue divertido… ok, hasta aquí el chiste sangrón de filosofía.

Así pues, la relevancia contemporánea del debate entre empirismo y racionalismo trasciende la historia de las ideas filosóficas. En la epistemología actual, la tensión entre modelos empiristas y racionalistas se reproduce en las discusiones sobre el innatismo lingüístico, la naturaleza de los conceptos matemáticos y el estatuto de las leyes científicas. Las ciencias cognitivas contemporáneas han renovado estas cuestiones al investigar empíricamente los procesos mediante los cuales adquirimos conocimiento, revelando tanto la importancia de la experiencia como la existencia de estructuras cognitivas universales que parecen trascender el aprendizaje particular.

Horacio Programa
Predial Julio - Agosto
Familias de Corazon
La favorita
Tecnico Electricista
La Marina solicita apoyo
AFN Marketing
Buscador Acerca de AFN Ventas y Contacto Reportero Ciudadano