MÉXICO DF 21 DE SEPTIEMBRE DE 2015 (La Silla Rota).- De acuerdo con información difundida por El País, elementos del Ejército mexicano habrían conocido y presenciado el asesinato de seis personas y la desaparición de 43 estudiantes normalistas el 26 de septiembre de 2014 en Iguala.
Según el diario español, miembros del 27 Batallón de Infantería, en Iguala, y su cuartel general, en Chilpancingo, recibieron de primera mano información de lo que sucedía en ese lugar, pero que a pesar de eso, el Ejército dejó que la Policía Municipal, infiltrada por grupos delictivos, capturara a los estudiantes.
Incluso se indica que un oficial de inteligencia le dice a un agente en uno de los ataques: "No te acerques mucho ni te arriesgues".
Mediante las declaraciones del teniente Joel Gálvez y el soldado Eduardo Mota a la Procuraduría General de la República (PGR), se expone el conocimiento que tuvo el Ejército sobre los hechos ocurridos en Iguala.
El País señala que la información de la que se enteraron miembros del Ejército se originó del C-4, el sistema de coordinación de seguridad en el que participaba la Policía estatal y federal, donde un sargento mantenía al tanto al oficial de inteligencia, quien a su vez informaba sobre la situación a su superior, el coronel José Rodríguez Pérez, y al cuartel central de la 35 Zona Militar, al mando del general Alejandro Saavedra Hernández.
El teniente Gálvez relató que esa noche se recibieron al menos nueve llamadas. En la primera, el oficial ordenó al soldado Mota acudir a uno de los puntos de mayor conflicto, muy cerca de la central de autobuses, donde la Policía Municipal rodeaba un camión lleno de normalistas a los cuales intentaba someterlos mediante gases lacrimógenos y amenazas.
El agente regresó a su batallón tras ser requerido por su teniente. Después se presentaron las llamadas del C-4 y también las peticiones de ayuda de ciudadanos. Los militares, bajo órdenes del coronel, empezaron a patrullar la ciudad, pero sin intervenir.
De acuerdo con el diario español, los elementos de las fuerzas armadas acudieron a donde se habían refugiado los normalistas, donde hallaron a algunos heridos graves, algunos al borde de la muerte. Se informó al cuartel general y en las horas posteriores, circularon por las calles de Iguala en donde se encontraron los cadáveres de los asesinados de aquella noche.
Las declaraciones hechas por el teniente Gálvez y el soldado Mota muestran, según El País, la pasividad del Ejército durante los hechos, pues fueron testigos de una masacre y no intervinieron para evitarla.