Por: Manuel Villegas

TIJUANA BC 4 DE JUNIO DE 2013 (AFN).- A Juan Felipe Valadez García, más conocido por el alias de "El Negro" en su ambiente de policías y ladrones, le dio gracia que le preguntaran "¿qué sientes?", cuando estaba esposado en la patrulla 4927.

El hombre, moreno, delgado y de cabello corto casi al ras, arqueó las cejas viendo fijamente al preguntón, y sonrió mostrando una incompleta hilera de dientes.

"Estaba haciendo un jalezote robándome los rines, estoy haciendo un robazaso, un robazote", contestó, con una ironía inesperada para un detenido en sus condiciones.

El policía que minutos antes lo esposó con las manos hacia atrás y lo sentó con las piernas lanzadas hacia enfrente en la caja de la patrulla, no pudo evitar reírse al escuchar la respuesta, desde la puerta del conductor donde buscaba su folio de apuntes.

"No estaba afectando nada, está allí todo viejo", dijo el detenido al otro policía, quien lo increpaba del porqué se metió a un terreno particular para llevarse lo que no le pertenecía.

Era el sábado 1 de junio y pasaban las seis de la tarde cuando lo detuvieron, aunque "El Negro" ya sabía que lo esperaba un prolongado paseo por toda la delegación La Mesa antes de terminar en una celda de la Estancia Municipal de Infractores, allá en "La Veinte", como los hombres y mujeres que cometen faltas administrativas y otros hurtos menores conocen a las instalaciones de la colonia Anexa 20 de Noviembre.

Quizá, en un intento para evitar el tedioso traslado, que le hicieran una revisión médica, que lo observaran desnudo y lo internaran las 36 horas que ordena el Bando de Policía y Gobierno, Valadez enumeró las cosas "positivas" que, a su juicio, representaba llevarse tres llantas que "están todas viejas ya, hasta les estoy haciendo un paro al limpiar".

Les cayó "la placa"

Juan Felipe y uno de sus amigos, cómplice y compañero de vicios, ingresaron a un patio que antes sirvió de centro de transferencia para la empresa Grúas Matrix, en la colonia Moreno. Aprovecharon la falta de vigilancia para desarmar alguno de los cientos de vehículos no reclamados que allí se pudren.

Del solitario paraíso de autopartes, ubicado casi a espaldas del antiguo "Pueblito de La Mesa", el penal estatal, la pareja eligió tres neumáticos con rines de aluminio.

Fácilmente les darían 90 pesos por cada una, diez pesos por cada uno de los nueve kilos de aluminio, en una casa de la colonia Murúa que funciona como metalera y recicladora de manera irregular, según el propio detenido, y a la cual los saqueadores conocen como "La Jaramillo". Con ese dinero les alcanzaría para adquirir algunas dosis de droga, unas sodas, dulces y galletas.

El dúo dinámico arrastró los neumáticos por una abertura en la cortina metálica, y a punto estaban de recogerlas a pocos metros de las vías ferroviarias cuando les cayó "la placa". Los policías atraparon a un "roba llantas", mientras el otro se escabulló con rumbo a la canalización.

"Andábamos reciclando y vimos el hoyo ese", afirma el hombre, señalando con la vista por encima de su hombro, imposibilitado para moverse, hacia unas láminas removidas en la barda. "Allí asómese, allí hay un montón de llantas, fácilmente agarramos unas para traer una feria", explica.

- "Ya te atraparon, ¿qué sientes?", se le pregunta.

- "Pues que estaba haciendo un jalezote robándome los rines, estoy haciendo un robazaso, un robazote", responde "El Negro", a quien le dio gracia que le preguntaran eso, cuando estaba esposado en la patrulla 4927.