SINALOA 23 DE MARZO DE 2013 (lasillarota.com).- No tenía ni un día que había tomado posesión como nuevo secretario de Seguridad Pública municipal de Mazatlán, cuando Pablo Hernández Lizárraga fue recibido con una alerta roja en la zona dorada, la de los grandes hoteles, restaurantes y resorts del puerto, donde se reportó la detonación de un artefacto explosivo.
 
Alrededor de las 22:30 horas de la noche del jueves 21 de marzo, por el servicio de emergencia se informó del estallido de un objeto al interior de un restaurante familiar, localizado en la avenida Camarón Sabalo, una de las arterias que corre paralela al mar y donde, durante la segunda mitad de los años 90, se convirtió en escenario de balaceras entre las huestes de los hermanos Arellano Félix del cartel de Tijuana, contra la gente de Ismael El Mayo Zambada, hoy uno de los jefes del cartel de Sinaloa.
 
Hernández Lizárraga es un comandante de la policía sinaloense que está identificado como hombre de todas las confianzas de Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, conocido en esta entidad como Chuy Toño, un hombre regordete, bajo de estatura, que hasta hace unos meses usaba bigote poblado, y de un hablar acelerado que suele ser motivo de bromas entre columnistas y dibujantes de la prensa local.
 
Chuy Toño estuvo prófugo de la justicia entre los años 2005 a 2009, cuando fue acusado penalmente de estar coludido con el cartel de Juárez, imputación que solventó con un amparo y que le permitió quedar absuelto. Reapareció en la escena pública a principios del año 2011, cuando Mario López Valdez asumió la gubernatura de la entidad. Sobre su pasado, el mandatario consideró que “con blancas palomas” no se podía enfrentar a la delincuencia organizada en Sinaloa, por lo que pasaba por alto sus antecedentes y depositaba en él su confianza.
 
Aguilar Iñiguez le fue conferido el área de seguridad en Sinaloa, al tener el mando central, dispuso que en Mazatlán quedara al frente de la policía municipal un hombre de todas sus confianzas, el comandante Alejandro García Medrano, quien fue obligado a renunciar el pasado miércoles 21 de marzo.
 
El cese se dio 48 horas después de que cuatro de sus hombres supuestamente dispararan a quemarropa contra un teniente y un cabo del ejército, luego de que se dijo fue una persecución en calles del puerto, suscitada a raíz del presunto secuestro de una mujer que resultó ser conocida de ambos militares. La mujer quedó libre y declaró que era “amiga cercana” de uno de los fallecidos.
 
El destino de García Medrano quedó sellado la misma noche del lunes, cuando acompañó a una reunión de “emergencia” al procurador de justicia del estado, Marco Antonio Higuera Gómez, y al secretario de seguridad, Aguilar Íñiguez, a las oficinas del general de división Moisés Melo García, comandante de la tercera región militar, lugar donde de acuerdo a versiones de reporteros locales, los tres salieron con el rostro desencajado.
 
Chuy Toño consultó el martes pasado con el alcalde panista de Mazatlán, Alejandro Higuera Osuna —célebre por decomisar 10 mil condones que se iban a repartir de manera gratuita por organizaciones civiles durante las pasadas fiestas de Carnaval—el nombramiento de Hernández Lizárraga. Al tener el aval del funcionario y del gobernador, el nuevo jefe de la policía municipal fue recibido con lo que en un principio se dijo fue un “granadazo” en el restaurante Panamá de la zona dorada.
 
Con la entrada del periodo vacacional de Semana Santa, una de las temporadas de mayor afluencia al puerto, durante la mañana del viernes 22 de marzo el secretario de Turismo del estado, Manuel Córdova Celaya, salió al paso de los primeros reportes. Aseguró que el estallido no fue provocado por una granada sino por “un cohete” que alguien dejó al salir del local.
 
La explosión no causó daños de consideración dentro del local, pero hirió a cuatro personas que fueron identificados como Dayana Cañedo, Irasema Aguilar, Carolina Nava y Jesús Antonio Peralta, dos de ellos meseros y dos comensales.
 
En la zona aledaña a Mazatlán y en el puerto, ocurrieron hasta el año pasado una serie de asesinatos y enfrentamientos que fueron atribuidos al choque entre un grupo de pistoleros identificados como “los mazatlecos”, aliados del grupo de los Beltrán Leyva, quienes se confrontaron contra huestes del Mayo Zambada y Joaquín “el Chapo” Guzmán. La prensa local llamó la atención sobre cómo la policía al mando de Chuy Toño, enfocó sus acciones contra la “célula” de los “mazatlecos”, pues  con la captura de José Luis Lizárraga Ontiveros, uno de los líderes de este grupo, se informó que el jefe del clan y hermano de éste, Samuel Lizárraga Ontiveros, se había replegado hacia el sur en los municipios que colindan con Nayarit.
 
Los hermanos Lizárraga forman parte del grupo de Fausto Isidro Meza Flores, apodado como El Chapo Isidro, el hombre de todas las confianzas de Héctor Beltrán Leyva, de quien se informó tiene una alianza con Vicente Carrillo Fuentes del cartel de Juárez, para enfrentar en territorio sinaloense a sus antiguos socios, El Mayo Zambada y El Chapo Guzmán.