SAN DIEGO CA., 4 DE SEPTIEMBRE DE 2012 (AFN).- En su primera aparición este día, ante un juez federal de California, el narcotraficante mexicano Eduardo Arellano Félix se declaró “inocente” de los cargos que se le imputan en territorio estadounidense, de asociación delictuosa, narcotráfico y lavado de dinero, producto del tráfico de las drogas.

 Lo mismo que hicieran sus hermanos en su primera aparición, el “doctor” de 55 años de edad, respondió de esa manera, durante una comparecencia ante la magistrada Barbara Lyn Major, a la que se presentó vistiendo el uniforme anaranjado, característico de los presos recluidos en el Centro Metropolitano Correccional de San Diego (MCC), con esposas en las manos y una cadena sujeta a su cintura.

  No obstante su clamor de inocencia, la juez le negó la libertad bajo fianza y le asignó de manera temporal un abogado federal de oficio, en tanto se determina el viernes próximo si el narcotraficante presenta un abogado propio.

  Arellano Félix apenas llegó a territorio estadounidense en días recientes y se le fijó esta fecha para la primera comparecencia, en la cual se presentó con por lo menos media docena de agentes federales que lo custodiaron. Ahí solamente escuchó los cargos y apenas habló para su declaratoria.

  Con la captura, reclusión y luego extradición de Eduardo Arellano a Estados Unidos, autoridades federales de este país, estimaron que se puso fin al cártel que durante más de 20 años operó en Tijuana, no obstante que recientemente, la fiscalía federal en California, fue benigna con el capo principal y fundador de esta organización criminal, Benjamín Arellano Félix, según afirmaron propios policías federales de este país.

También Francisco Javier, conocido como “El Tigrillo” y detenido frente a las costas de Baja California Sur en agosto de 2006, fue recluido en San Diego y recibió una cadena perpetua por los mismos crímenes de que se acusa a Eduardo y a Benjamín.

  A Eduardo Arellano se le capturó en Tijuana en 2008, tras una balacera que se registró en una zona residencial ubicada a un lado de la rampa Buena Vista, donde había estado viviendo sin ser detectado por los vecinos.