CIUDAD DE MÉXICO 18 DE DICIEMBRE DE 2016 (Kaleydoscopio).- Datos proporcionados por la OCDE refieren la gravedad de un fenómeno social inmerso en nuestro país desde hace varios años: bullying.
Una problemática que afecta tanto a chicos como a grandes, pero tiene peculiar impacto en los más jóvenes.
Una página terrible de la historia de México se escribe a diario, pues es el país que encabeza la lista de los miembros de la OCDE como el más afectado por bullying.
Se trata de una situación grave que afectaba a unos 18 millones de personas en 2014 y es difícil de combatir. Ante este panorama, la Secretaría de Gobernación y el Inegi informan las variables con mayor reincidencia:
32.2% tiene entre 12 y 18 años
74% son agredidos verbalmente
21% son agredidos psicológicamente
17% son agredidos físicamente
9% son agredidos sexualmente
9% son agredidos a través de ciberbullying
Más allá de cifras, existe una raíz y factores del problema poco tocados por dificultad de estudio y delimitación de variables; todas esas causas y consecuencias internas (nivel personal) que te hacen susceptible de ser agresor o víctima de violencia, según sea el caso.
La Universidad Nacional Autónoma de México, a través de un estudio llamado “Acoso Escolar Bullying. Diagnóstico Médico-Legal” afirma que dentro de la dinámica de bullying existen tres actores principales que contribuyen a que esa conducta prevalezca: agresor, víctima y espectador.
Mismos que son los factores de cambio y elementos de solución en la problemática.
Los dos actores con mayor influencia en cualquier situación de violencia son la víctima y el agresor, relación que puede traer consecuencias extremas graves y difíciles de combatir una vez establecidas, como lo puede ser una dependencia entre el maltratador y víctima, lo cual es difícil de desintegrar una vez cimentado.
Fernando Rosales Collignon, experto en problemas de actitud a nivel empresarial y escolar, explica que la baja autoestima provoca ansiedad, tristeza profunda, sentimientos de depresión, e incluso, suicidio; la cual no sólo es característica de las víctimas de bullying, sino también de los agresores y puede ser el impulso más grande para actuar violentamente con su entorno inmediato.
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