CHIHUAHUA 11 DE DICIEMBRE DE 2016 (La Silla Rota).- El reportero de radio e internet Adrián Rodríguez Samaniego fue asesinado en el exterior de su domicilio en la colonia Santa Rosa, cuando salía para dirigirse a la estación Antena 102.5 FM, donde participaba cada sábado en una mesa de comentaristas.

El asesinato ocurrió a las 7:15 horas cuando Rodríguez había abordado su vehículo, un Nissan Tsuru de color verde, afuera de su casa marcada con el número 3204 de la calle Quinta, casi esquina con Ochoa, a donde llegaron presumiblemente dos sujetos a bordo de un automóvil de color negro, del que se bajó un sujeto y le disparó a quemarropa.

El cuerpo del periodista quedó tras el volante del vehículo con tres impactos de bala en la cabeza y cuello, de un arma de calibre .45 mm, con orificios de entrada en la parte trasera y de salida en la cara, tras lo cual los atacantes huyeron con rumbo desconocido, pues cuando salieron los vecinos sólo pudieron ver que se alejaba un vehículo negro del que no distinguieron marca ni matrículas.

Los vecinos llamaron al número 911 tras escuchar las detonaciones, por lo que acudieron elementos de las corporaciones de emergencia para atender el caso.

El reportero vivía en ese domicilio con su novia, dos hijas pequeñas y un ahijado que estaba bajo su responsabilidad, de acuerdo con sus compañeros y amigos de la cadena de radio Antena.

Tras el homicidio, el jefe de la Policía Estatal, Óscar Alberto Aparicio, ordenó un operativo de revisión en las carreteras de entrada y salida de la capital del estado, que hasta al mediodía de ayer no había arrojado resultados, en tanto que la autoridad investigadora comenzó a citar a familiares, amigos y compañeros de Rodríguez Samaniego, para determinar el móvil y las líneas de investigación a seguir.

Dos horas después de ocurridos los hechos, el fiscal de la zona centro, Carlos Mario Jiménez, dio una rueda de prensa en las instalaciones de la FGE, para dar a conocer que presumiblemente el crimen estaba ligado a la labor periodística de Rodríguez Samaniego, sin embargo se negó a dar más detalles de la investigación y se comprometió a dar resultados en las siguientes horas, para determinar con claridad lo ocurrido.

A las instalaciones de la Fiscalía Estatal acudió el director general de Antena, Ricardo Boone Salmón, a fin de colaborar en las indagatorias; al salir de una reunión con el fiscal de zona, se dijo confiado en que se hará justicia. Mencionó también que al interior de la radio donde se desempeñaba Rodríguez Samaniego, no se sabía que hubiera tenido amenazas previas ni casos delicados que pusieran en riesgo su integridad, pues únicamente cubría las fuentes de Gobierno del Estado y ocasionalmente el Legislativo.

Extraoficialmente pudo conocerse que la línea de investigación que considera como probable el móvil ligado a la actividad periodística, es un caso que trabajaba Jesús Adrián Rodríguez, relacionado con la detención de los hermanos Noé y Sóstenes Fernández González, originarios de Los Mochis, Sinaloa, a quienes vinculó la Fiscalía General del Estado con el ataque armado a una caravana de Oportunidades en la que fallecieron dos policías y un empleado de Sedesol en 2009.

Hace varios días, la hermana de los hombres detenidos, se presentó a Palacio de Gobierno para pedir apoyo y esclarecer el caso de sus familiares, quienes se encuentran detenidos desde el 2013, pero ellos como familiares desconocen los motivos y si se había presentado ya una sentencia por los delitos que les acusan.

La mujer, de nombre Griselda Fernández González, expresó a Adrián en una entrevista grabada en video que sus hermanos fueron detenidos sin fundamento alguno, pues los testigos que los señalaron resultaron ser dos indígenas Tarahumaras a los que los agentes ministeriales torturaron para señalarlos como los responsables del hecho que tuvo lugar el 28 de julio del 2009.

Adrián Rodríguez, tomó el caso y comenzó a investigarlo, pero por la naturaleza del mismo, pidió apoyo a sus compañeros para indagar más.

De la investigación realizada, obtuvo información sobre una gavilla de hombres, alrededor de 30 personas, comandadas por un sujeto de nombre, o apodo, Don Cuco, que opera en el municipio de Guachochi.