*.- Un asunto de mucho cuidado

CIUDAD DE MÉXICO 4 DE SEPTIEMBRE DE 2016 (Kaleydoscopio).- Cada año, en promedio, 22,000 mujeres son víctimas de violencia de pareja y son atendidas en los hospitales y centros de salud de la secretaría de Salud (Sedesa) del Gobierno de la Ciudad de México.

Ante esta situación, con el objetivo de lograr cambios de comportamientos y expresiones encaminados a prevenir y erradicar la violencia de género, se brindan sesiones de Reeducación para Víctimas y Agresores de Violencia de Pareja.

De junio de 2015 a la fecha han participado 1,389 personas, de ellas 883 son mujeres en situación de violencia y 506 hombres que ejercen violencia de pareja, quienes acuden de manera voluntaria.

En 2015 las sesiones estaban integradas por 310 mujeres y 223 hombres, actualmente se trabaja con 573 mujeres y 283 hombres.

“En apego a Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y por medio de la educación y la promoción de la salud, se busca prevenir y crear conciencia sobre este problema, a manera de generar cambios de comportamiento, inhibir factores, expresiones y prácticas violentas”, señaló el responsable de Prevención de Violencia de Género de la Sedesa, Antonio Morales Gómez.

Las sesiones son semanales y constan de 25 talleres de dos horas y media cada uno, se realizan en cuatro hospitales y 10 Centros de Salud, por grupos separados, las mujeres están a cargo de psicólogas especializadas en la intervención y los hombres de psicólogos especialistas en reeducación.

Se trata de un proceso de aprendizaje en el que hombres y mujeres desarrollan nuevas habilidades y formas de comportamiento entre sí, desde un enfoque de igualdad en la relación de pareja, donde las expresiones de violencia no sean la forma de relacionarse, ya sea entre la pareja, con los hijos, familiares y en su entorno social, explicó Gabriela Quintanar Pérez, coordinadora de las sesiones de intervención y reeducación.

Los grupos reflexivos dirigidos a las mujeres se enfocan al reconocimiento de sus derechos, así como al desarrollo de nuevas habilidades y maneras de comportamiento. Asisten mujeres que vivieron violencia psicológica, física, sexual, económica y patrimonial, por ello se propicia el empoderamiento en diversos temas que puedan ser útiles en su vida personal, familiar y social.

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