* En su tercer día de actividades Jorge Mario Bergoglio no dejó pasar la oportunidad para abordar temas clave para el desarrollo del México

MÉXICO DF 14 DE FEBRERO 2016 (La Silla Rota).- En su tercer día de actividades en México, el papa Francisco no dejó pasar la oportunidad para abordar temas como la corrupción, el trabajo, la migración, la pobreza y hasta la gente que muere a manos de los “traficantes de la muerte”.

En la misa que celebró en Ecatepec ante 300 mil personas, el papa Francisco comenzó con una crítica a la sociedad corrupta y a los acaudalados que se adueñan de los bienes que han sido dados por todos.

“Primero la riqueza, adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y utilizándolos tan sólo para mí o ‘para los míos’. Es tener el ‘pan’ a base del sudor del otro, o hasta de su vida propia. Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta es el pan que se le da de comer a los propios hijos”, dijo en su homilía.

En el mismo discurso aprovechó para invitar a México a participar y convertir la nación en una tierra de oportunidad, en la que “no haya necesidad de emigrar para soñar”.

“Quiero invitarlos nuevamente hoy a estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad.

“Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos”, dijo.

Además, sin ser enfático, habló de las víctimas del crimen organizado.

“Una tierra donde no tenga que llorar a hombres, mujeres, jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”, añadió.

En cuanto al sermón católico, bajo el pretexto del primer domingo de la Cuaresma, dijo que “con el demonio no se dialoga, no se puede dialogar, nos va a ganar siempre. Solamente con la palabra de Dios se le puede derrotar, por eso hemos optado por Jesús”.

Y alertó sobre el peligro que tiene todo cristiano de caer en las mismas tentaciones con las que el demonio tentó a Jesús en el desierto: las riquezas, la vanidad y el orgullo.

Tres tentaciones, que a su parecer, buscan “degradar, destruir y sacar la alegría y la frescura del Evangelio. Que nos encierran en un círculo de destrucción y de pecado”.

Agradecer al prójimo y familia

En su segundo acto del día, en el hospital infantil de la colonia Doctores, en la Ciudad de México, el papa Francisco dirigió unas palabras a los pequeños, a médicos, enfermeras, miembros del personal y voluntarios que los atienden.

Ahí, en un discurso, más coloquial, abordó el tema del ‘ayudar y agradecer al prójimo’, así como el de la Virgen de Guadalupe, Juan Diego y la familia.

Agradeció al personal por lo que llamó la "cariñoterapia", con la que a su decir, ayudan a los menores a enfrentar sus padecimientos.

"Tan importante es sentirse cuidado y acompañado, sentirse querido. Y saber que están buscando la mejor manera de cuidarnos. Por todas esas personas digo gracias. A todas las persona que no solo con medicamentos, sino con cariñoterapia ayudan que este tiempo sea vivido con mayor alegría. Tan importante, tan importante, pues una caricia ayuda tanto a recuperarse".

“A todas las personas que no sólo con medicamentos sino con ‘la cariñoterapia’ ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría”.

Posteriormente, recordó la historia de Juan Diego, su tío y la Virgen de Guadalupe.

“Tan importante la cariñoterapia, tan importante. A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse. ¿Conocen al indio Juan Diego ustedes? A ver, levante la mano quién lo conoce. Todos. Cuando el tío de Juanito estaba enfermo, él estaba muy preocupado y angustiado. En ese momento, se aparece la Virgencita de Guadalupe y le dice: ‘No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?’”, acotó.