MÉXICO DF 14 DE FEBRERO 2016 (La Silla Rota).- "Concédenos profundizar nuestra fe y buscar el progreso de la patria”, fue la frase con la que inició el papa Francisco su misa en la Basílica de Guadalupe.
Después de saludar a las más de 40 mil personas asistentes, en la plaza Mariana, el Papa Francisco ingresó al templo para escuchar los coros de niños y jóvenes, y luego comenzar el acto religioso.
Durante la misa, Francisco pidió por aquellos que normalmente no cuentan, por no estar a la altura de las circunstancias, como Juan Diego, quien según la creencia católica, al encontrarse con la virgen no estaba seguro de poder seguir adelante.
“¿Acaso no soy tu madre?, ¿Acaso no estoy aquí?”, cuestionó el religioso e inició su acto protocolario, acompañado de cardenales y obispos de todo el país.
También pidió por “los jóvenes sin futuro, expuestos a situaciones dolorosas y a los ancianos sin reconocimiento”.
Entre los 40 mil asistentes, en primera fila, estuvo el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera, a unos metros de distancia también se le pudo ver al ex presidente Felipe Calderón junto con su esposa Margarita Zavala.
En el acto, Francisco reconoció que “es justo y necesario que en estos momentos de salvación hay que dar gracias en todo lugar, en tu inmensa bondad has querido que la madre de tu hijo, bajo el título de Guadalupe, sea mensajera de tu verdad”.
Hoy pedimos, dijo el Papa, “reconciliarnos contigo y entre nosotros, y así proclamar la fraternidad y la paz en todo los Ángeles”.
Al concluir la ceremonia, Jorge Mario Bergoglio entregó una diadema de oro y plata como tributo a la Virgen de Guadalupe y, como se había adelantado, pasó al camerín de la virgen, la parte trasera del atrio, para estar un momento a solas con el retrato.