MÉXICO DF 13 DE FEBRERO 2016 (La Silla Rota).- La fe se puede medir. Para Lupita, al menos, siempre será el resultado de una ecuación que se compone de dos factores: 16 horas de espera por tres segundos para ver al Papa Francisco.

Lo miró atónita pasar en el Papamóvil abierto, saludando a las multitudes que lo mismo le rogaban que se quedara a vivir en México o le arengaban porras en las que le cambiaban la nacionalidad.

Pero Lupita no supo qué pasó, no supo si la mirada del jerarca se cruzó con la de ella o sólo fue una ilusión abonada por los interminables minutos de frío, de sueño y de hambre. En su rostro había una interrogante ¿Emoción o desilusión?

“No sentí nada”, dijo a otros peregrinos que le cuestionaron si percibió ese halo de santidad que –se supone– tendría que rodear al máximo representante de Dios en la tierra. pero Lupita repitió: “No sentí nada”·

Ella y su pequeño cuerpo de 11 años tuvieron que soportar que el termómetro descendiera de 12 a 4 grados centígrados en menos de cuatro horas –y solo tuviera una frazada para hacerle frente–; que no hubiera más baño dónde desfogar las necesidades fisiológicas que portátiles que apestaban incluso a dos metros de distancia; y que no hubiera otra cosa que beber más que agua… fría.

Lupita no dudó en reprobar el sacrificio. “¡¿Tanto por tan poco?!”, se atrevió a ironizar con toda la honestidad que su juventud rebelde le da derecho a escupir. Su padre, Juan, con quien viajó desde Guanajuato y pasó las 16 horas, no refutó el argumento y se limitó a expresar una sonrisa nerviosa.

“Quizá al Papa le falta tiempo”, dijeron algunas señoras católicas a unos metros de distancia de Lupita; “Probablemente hay que aprender a quererlo”, sugirió tímidamente otra. Pero nadie se atrevió a decir que pese al carisma de Gorge Bergoglio, siempre habrá la posibilidad de sembrar una esperanza durante 16 horas y cosechar el fracaso y la decepción en solo tres segundos.

Paran broncas con 'Aves Marías'
La emoción por ver y acercarse al Papa Francisco en el zócalo capitalino provocó empujones y breves discusiones entre los asistentes, mismas que fueron detenidas con la entonación de 'Aves Marías'.

Ciudadanos que durmieron en las calles del primer cuadro de la capital del país para ser los primeros en ingresar al evento se colocaron al frente de las vallas, aunque con la llegada de la mañana arribaron más personas que también buscaban el mejor lugar para ver al jerarca católico, lo que generó roses roces entre los fieles.

"No es justo que si llegaron tarde empujen a los demás para meterse al frente de la valla, tengan educación", dijo una señora mientras resistía los movimientos y choques de algunos feligreses.

Una voz mascalina respondió que "todos empujaban, así son estos eventos" y antes de que las cosas subieran de tono, un grupo de mujeres entonó un "Ave María" para calmar los ánimos.

Voluntarios VIP

Minutos antes de las 7 de la mañana un grupo 120 personas comenzó a deambular frente al escenario donde el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, entregó las Llaves de la Ciudad al Papa Francisco

Van de un lado a otro. A las 7:40 horas se colocan detrás de las vallas, entre las rejas de la Catedral y el escenario.

Se ubicaron en un lugar donde no orientaron ni apoyaron a nadie. Los situaron en un sitio estratégico, con benéfico lejos de los empujones, sin responsabilidades y cerca del Papa. Cuidaron un tramo que nadie recorrió pero que estaba cerca del Papa Francisco, la banqueta de la Catedral.

Intentaron cantar y provocar porras al Pontífice, contagiar a los fieles que esperaban en la plancha del zócalo.

Los celulares de los 'Voluntarios VIP' salieron se sus bolsillos al momento de la llegada del papamóvil.

“¡Eeeeeeeeeh Papa!”

El frío paralizó y sembró silencio en los fieles. Las fuerzas las las ocupaban en aferrarse a los suéteres, chamarras y cobijas al cuerpo para producir un poquito de calor para que no escapara la esperanza.

Las 9:30 horas era marcada, es decir, la llegada del Papa Francisco al zócalo. En las pantallas se transmitió la salida de Pontífice de la Nunciatura a las 8:45 horas y la alegría comenzó a recorrer los cuerpos de los fieles.

Las imágenes fueron vitaminas de alegría. Espontáneos organizaron porras.

Actualizaron la porra de Juan Pablo II: 'Francisco, hermano, ya eres mexicano'.

Intentos pocos emotivos de la 'ola' tras el movimiento de los dedos al aire.
 
Un adolescente comenzó a gritar 'eeeeeee' y la memoria fútbolera de los fieles retomó la porra de la selección y gritó 'papa'.