TIJUANA, BC A 13 DE JUNIO DEL 2019 (AFN).- La población flotante de indigentes, deportados y adictos que han permanecido en la canalización del Río Tijuana no había desaparecido en su totalidad; su presencia bajó debido a la atención en la zona por la llegada de los migrantes centroamericanos sin embargo, ahora que ya no hay un intenso flujo migratorio están retomando la zona.

En recorridos realizados por Agencia Fronteriza de Noticias (AFN), se ha logrado captar una alta presencia de indigentes adictos en la canalización, quienes no esconden su consumo y lo hacen abiertamente, debido a la falta de presencia de elementos de seguridad, observándose también a personas que no necesariamente son indigentes sino que solamente acude al lugar para encontrar su dosis de droga.

En la canalización, a diferencia de hace unos años cuando existía la zona conocida como "El Bordo", donde se veía una parte del canal con varias viviendas tipo "ñongos" en el área, ahora las personas que permanecen en el lugar se acomodan en las orillas del canal, ya sea en casas de acampar hechizas o debajo de los puentes.

Lo anterior, según versiones obtenidas por personas que viven en el lugar, se debe al alto nivel de inseguridad que hay en la zona, ya que comentan que los policías les quitan sus pertenencias o el dinero que ganan por limpiar carros o recolectar latas de aluminio, mientras que otras versiones cuentan que en lugar habitan grupos de delincuencia organizada.

Los grupos delictivos en la zona han crecido por la falta de policías, con ello se ha dado también un alto índice de violencia en el canal, afirman quienes ahí viven, y agregan que no pueden dormir en el lugar como antes lo hacían, ya que temen ser golpeados por no tener dinero para pagar la cuota que se les cobra.

Añaden que la canalización es de uso casi exclusivo para comprar droga y consumirla, ya que ahí se protegen entre ellos pero, claro, sólo si tienen el dinero para pagarlo.

En la canalización se percibe una sensación de inseguridad; los indigentes observan en bicicletas y comienzan a chiflar y a alarmar cuando alguien desconocido se acerca, según se pudo comprobar durante diversos recorridos por el lugar.

Algunos de ellos, al ver la presencia de reporteros que platican con quienes acceden al diálogo, se aproximan para intimidar y pretenden obligar, bajo amenazas, a que no se relate nada de lo que ahí ocurre.

“Los indigentes que no consumen drogas son inmediatamente corridos, a menos que puedan pagar para permanecer aquí, pero eso no brinda seguridad ya que esa es otra cuota; además deben alertar cuando alguien ajeno se acerque ya que de no hacerlo, son amenazados hasta con su vida”, platicó un tipo que acude con regularidad a la zona, a comprar una dosis de droga.