TIJUANA BC 7 DE JUNIO DE 2018 (AFN).- Tobin Hansen, aspirante a doctorado por la Universidad de Oregon, compartió en El Colegio de la Frontera Norte (EL COLEF) su investigación en la que revisó la forma en que los hombres deportados se cuidan durante el proceso, replanteando las masculinidades.
La frontera "desdibuja" las diferencias y rivalidades sociales de los deportados, ya que al ser expulsados a México "no importa" la pandilla a la que pudieran haber pertenecido, ya que hay un cuidado mutuo.
Así lo expresaron los testimonios que formaron parte de la conferencia "Forjando la vida después de la deportación: Circulaciones de cuidado interpersonal en familias trasnacionales y comunidades locales de la región fronteriza de México y Estados Unidos".
El año pasado fueron expulsados de Estados Unidos 59 mil 840 personas con antecedentes, y 84 mil 576 sin ellos, lo que da cuenta de la política antiinmigrante.
En el aspecto identitario, encontró que los deportados se sienten cómodos con quien comparte su experiencia, lo que fortalece el compañerismo y apoyo emocional. También explicó que en Nogales hay una distancia social entre pobladores y deportados, por considerarlos malandros.
Fueron entevistados 56 deportados en Nogales y Puerto Peñasco, casi 35 afiliados a alguna pandilla. Las familias en algunos casos -incluso a distancia- se hicieron cargo de pagar lo relativo a deudas del otro lado de la frontera. Sin embargo, la sensación de fracaso está presente en muchos de ellos