Culiacán, entre tumbas vacías en sus calles
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Culiacán, entre tumbas vacías en sus calles

MEXICO DF - lunes 2 de noviembre de 2015 - La Silla Rota.
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CULIACAN SIN 2 DE NOVIEMBRE DE 2015 (La Silla Rota).-Una cruz de madera de sesenta centímetros de altura, con el nombre de Rodolfo Carrillo Fuentes y su esposa Geovana Quevedo,  junto a un pequeño nicho, reposa en el estacionamiento de una de las plazas comerciales más importantes de la ciudad.

Rodolfo Carrillo, conocido entonces como “El Niño de Oro”, hermano menor del extinto Amado Carrillo Fuentes –quien fue jefe del cártel de Juárez-  fue asesinado con su mujer la tarde del 11 de septiembre de 2004, atacados por un comando. Sus familiares erigieron esta pequeña tumba en su recuerdo y desde entonces la ciudad se ha ido llenando de más de ellas, donde personas han sido asesinadas o fallecieron por accidentes.

Culiacán luce así en sus calles, avenidas y camellones pequeñas capillas, cruces y nichos con veladoras, globos, flores y mensajes, como si fuera un cementerio gigante.

Las autoridades municipales realizaron un censo en 2013 de estas tumbas vacías, llamadas también cenotafios, y contabilizaron entonces 360. Entonces se emprendió un programa para retirarlas, en acuerdo con las familias, bajo el ofrecimiento de cambiarlas por una placa.

Sólo 160 aceptaron, y después de entonces han ido apareciendo más cenotafios.

“Ya se perdió la cuenta, de cuantos nuevos hay en la vía pública”, admite el director de Panteones Municipales, Ramón Osuna Lerma.

Los nuevos pequeños monumentos mortuorios aparecen en forma repentina en diversos puntos de la ciudad. “Es una nueva cultura de tener presente a los difuntos”, señala el funcionario.

De acuerdo a las autoridades municipales hay un vacío en la reglamentación que tiene que ver con el uso de la vía pública, sobre todo en el renglón de construcciones, lo que impide a los inspectores poder actuar.

A juicio del cronista e investigador de temas relacionados con los cementerios, Luis Antonio García Sepúlveda, en una ciudad como esta en donde la violencia ha estado presente desde hace más de cinco décadas, el culto a los difuntos ha tomado un nuevo cariz.

Sin importar el motivo que originó su muerte ni la forma de cómo sucedió, las familias desean tener presente el lugar exacto donde sucedió para guardar su espíritu, aún cuando sus restos descansen en un lugar distinto, menciona.

García Sepúlveda, quien se ha dedicado a documentar las historias de los cementerios y sus personajes sepultados, consideró que los cenotafios mantienen “vivos” los recuerdos de los muertos.
 
 
PERSONAJES Y JEFES DE CÁRTELES

Así como el cenotafio del hermano del capo Amado Carrillo Fuentes, en una de las zonas residenciales más exclusivas de la capital del estado, en Montebello, fue edificada una pequeña capilla con losetas de mármol en memoria de Anastasio Torres Acosta, hijo de Manuel Torres Félix, alias el M-1, miembro del cártel del Pacífico.

El joven viajaba el 19 de abril de 2008 en compañía de su esposa y una hermana de cuatro años fue cuando fue atacado por varios hombres armados que  intentaron levantarlo, pero al resistirse le dispararon en varias ocasiones.

La capilla que por varios años, mantuvo, siempre una veladora encendida, se encuentra deteriorada, sin ninguna luz que la ilumine.

De entre todos los cenotafios de la ciudad, la de la cruz más grade, forjada de hierro y  colocada en un montículo con luces en el piso que por las noches la resaltan, se encuentra en el estacionamiento de uno de los centros comerciales  de la zona del desarrollo Urbano Tres Ríos en memoria de Édgar Guzmán López.

En ese punto la noche del 8 de mayo del 2008 el hijo de Joaquín Guzmán Loera -alias El Chapo- junto con un sobrino, César Loera Guzmán y el hijo de Blanca Margarita Cazares, considerada la operadora financiera del cártel del Pacífico, Arturo Meza Cazares, fueron acribillados por varios hombres armados.

Los jóvenes platicaban a un lado de dos camionetas de lujo cuando fueron atacados con fusiles automáticos y bazucas, los tres fallecieron en el lugar de los hechos en donde semanas más tarde fue colocada la enorme cruz en su memoria.
 
                  
RESPETO A DIFUNTOS

Luis Antonio García, quien escrudiña entre las tumbas las historias de los personajes que ahí descansan, consideró que en la cultura de Sinaloa donde la muerte camina muy cerca de los que viven al filo de la navaja, “el sentirlos cerca, al momento de su partida” los lleva a levantarles estas tumbas vacías.

El investigador universitario Isaac Tomas Guevara Martínez afirma que pese a que en esta tierra la violencia  ancestral está vinculada a las actividades ilícitas, todavía prevalece el respeto a los muertos y sus símbolos.  “Los monumentos mortuorios que se levantan en la vía pública, nadie los destruye, ni se incurre en actos de rapiña”.

Consideró: “esta es nueva costumbre, puede tener un cariz religioso o sentimental, enfocado, a mantener viva la relación con los que se han ido, sin importar, la forma como sucedió”.

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