Mexicali BC 19 de junio de 2014 (AFN).- Jaime Ramiro Urrea Ayón, pediatra del Instituto Mexicano del Seguro Social, en Mexicali exhortó a los padres de familia a detectar cualquier indicio en problemas de lenguaje; dijo que “si el menor a los seis meses no balbucea o emite algún sonido, debe ser atendido por un profesional”.
Explicó que por cada cien niños con retardo en el desarrollo del lenguaje, setenta lo padecen por sobreprotección de sus padres y la falta de estimulación; el bebé no se esfuerza en pedir las cosas por su nombre, pues todo lo que desea lo obtiene con señas y llanto, precisó el doctor.
El especialista en pediatría refirió que sólo 30 por ciento de los menores con este problema padecen alguna deficiencia de nacimiento, que va desde la gestación de la madre, si sufrió preclamsia, o asociado a alguna adicción (alcoholismo, tabaquismo), hasta el nacimiento prematuro, con sufrimiento fetal por falta de oxígeno o por un parto prolongado.
Al abundar en el tema detalló “si a los seis meses de nacido el bebé no balbucea o emite algún sonido y al año no pronuncia ni una palabra (leche, papá o mamá); a los dos años no dice más que monosílabos (pa, ma, da) en lugar de frases cortas como “dame agua” o "quiero leche”, son indicios de que puede haber algún trastorno del habla”, el principal de ellos es un retardo en el desarrollo del lenguaje.
En este sentido recomendó a los padres estimular a los menores; que se esfuercen en hablar y pidan las cosas por su nombre; jamás hay que complacerlos cuando pidan las cosas con mímica o llanto; conducta frecuente en padres sobreprotectores: tratan de adivinar los pensamientos o necesidades del niño.
El lenguaje está ligado al aprendizaje, es frecuente que las secuelas se dejen sentir al ingresar a la escuela, donde presentarán serios problemas en lecto-escritura “habla, escribe y lee”, que redundará en un bajo rendimiento escolar, dijo.
Por lo anterior, advirtió que entre más pronto se haga el diagnóstico al niño y reciba tratamiento adecuado, más rápido superará su problema de lenguaje.
Entre otros factores sucede que en repetidas ocasiones la madre pasa por alto las alteraciones del lenguaje, no les da importancia pretextando que su hijo es flojo para hablar. La mayor incidencia en que se diagnostica es de tres a los cinco años de edad, cuando debería ser a lo sumo, a los dos años.
Explicó que es importante que los padres observen a sus hijos y platiquen con ellos desde muy pequeños. Es falso que no entiendan lo que se les dice, ya que el lenguaje se integra al desarrollo cerebral, lo que significa que aunque todavía no lo exprese correctamente, sí lo entienden.
El tratamiento consiste en un programa de estimulación perceptual múltiple acorde a la edad del pequeño. Son sesiones para estimular los cinco sentidos: vista, olfato, tacto, gusto y audición. Se trabaja con campos semánticos, por ejemplo, el grupo de las frutas, las verduras y animales que mediante audiovisuales, sonidos, juguetes y colores estimulan el habla en los menores.