Nota: Laura Bueno Medina

Imágenes: Israel Martínez Paez

 

TIJUANA BC 11 DE MARZO DE 2014 (AFN).-  Vestidos como recién graduados, con togas de color azul, guinda, blanco, negras con vistas en tonos, se presentaron ayer en la entrada peatonal de la garita de Otay los 44 jóvenes soñadores que decidieron regresar a Estados Unidos, aunque fueron deportados, ya que lo consideran “su casa”.

 

“Venimos con la esperanza de tener los derechos como mexicanos y de pedir el asilo político en Estados Unidos” manifestó Samanta Montes, “dreamer” que decidió presentarse en las oficinas de inmigración a sabiendas de que sería detenida aunque eso daría paso a un proceso.

 

Agentes migratorios de Estados Unidos resguardaba la zona desde muy temprano, al igual que elementos de la policía municipal de Tijuana quienes acordonaron los carriles de la llamada Ready Lane, cuando los “dreamers” ingresaron  a los carriles para intentar cruzar.

 

Samanta contó que ella decidió regresar a México para poder estudiar, ya que no tiene los recursos económicos para hacerlo en Estados Unidos, pero fue detenida por agentes de la Border Patrol en la línea al momento de intentar salir del país, por no tener una identificación, tan sólo su pasaporte que según los agentes no comprobaba nada.

 

Al momento de ser detenida, iba con su marido, según narró y refirió cómo las autoridades norteamericanas le advirtieron a él, que ella era una “amenaza” para su vida, por lo que fue traslada, esposada al centro de detención, en donde se le obligó a firmar su deportación voluntaria.

 

Samanta ahora pide asilo ya que tiene  dos años viviendo en Michoacán, desde que fue deportada  y no se siente segura, siendo mujer y sola, en un país que no conoce.

 

El señor Plácido, que dejó a sus hijos  y esposa en Estados Unidos, regresó a México en donde no puede brindarle a su familia una buena vida, porque el trabajo y la paga no le alcanza para proveerles a sus hijos aunque sea lo necesario, por ello el día de ayer intentó cruzar a territorio norteamericano y pedir asilo y apoyo para él y su familia.

 

Plácido tenía cinco años sin ver a uno de sus hijos, con el que hoy se reunió en territorio mexicano; el menor cruzó a Tijuana a cargo de una Asociación que día a día trabaja para reunir a familias como las de Plácido, separadas por las fronteras.

 

El niño como nacido en Estados Unidos, tiene el derecho de cruzar y apoyar a su padre y con tan sólo nueve años el menor hizo saber que necesita de su padre y que las condiciones a las que se enfrentan en Estados Unidos no son del todo favorables. Abrazó a su progenitor y con lágrimas en los ojos narró que desde que su padre salió del territorio norteamericano tan sólo había podido hablar por teléfono con él.

 

Historias como las de ellos hay muchísimas, dijeron, porque las políticas migratorias son crueles, separan a más familias cada año y la tan ansiada reforma no llega, según se escuchaba en los cantos del más de un centenar de personas que se reunieron para realizar un cruce masivo y apoyar a los “dreamers”.