"El TLCAN se desgasta, y más nos vale planear"
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"El TLCAN se desgasta, y más nos vale planear"

Monterrey NL - miércoles 5 de junio de 2019 - Fernando Núñez de la Garza Evia.
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Plaza Cívica

Por: Fernando Núñez de la Garza Evia
www.plaza-civica.com @FernandoNGE

MONTERREY NL 5 DE JUNIO DE 2019.-Estados Unidos está muy enojado, y ese enojo está para quedarse. La desolación en las zonas rurales estadounidenses debido a la mudanza del sector manufacturero, así como el exacerbado multiculturalismo derivado de la inmigración masiva, representan dos problemas estructurales mayúsculos que auguran la permanente súper-polarización de la súper-potencia. La vecindad entre México y EUA, la asimetría de poder entre ambas naciones y nuestro papel en la historia de ese enojo por el TLCAN y la inmigración mexicana debería de hacernos más prudentes respecto de nuestras perspectivas comerciales con el vecino país del norte. La renegociación del TLCAN y la reciente amenaza de imponernos un arancel general probablemente serán parte de una historia que se seguirá desarrollando en ese sentido.

El TLCAN se firmó durante los noventas con un Estados Unidos victorioso de la Guerra Fría, quien se asumía como la súper-potencia mundial y se encontraba finalmente de buenos ánimos. El esfuerzo de México por pertenecer a un acuerdo comercial inicialmente pensado solo para Estados Unidos y Canadá, así como el cambio del modelo económico de uno de sustitución de importaciones a uno de exportaciones, fueron pasos en la dirección correcta. Sin embargo, la firma del TLCAN estuvo precedida de una ingenuidad que nos llevó a un gran error. La ingenuidad consistió en creer que estrechar lazos comerciales nos abriría casi automáticamente el camino a la modernidad; el error producto de esa ingenuidad estribó en no continuar desarrollando nuestro Estado. Mucho se pudo haber hecho en ese sentido, pero no se hizo: desde temas ad hoc como organismos reguladores autónomos y tribunales especializados, coordinación entre carreras técnicas/universitarias y mercado laboral, y apoyos estatales para que PYMES se insertasen en cadenas de valor productivo, hasta aquellos mayores como recaudación fiscal, inversión pública y combate a la corrupción.

La calma de EUA ha terminado: ahora tienen a un creciente rival en China, existe una ascendente multipolaridad a nivel mundial y la extrema-derecha ha llegado a la Casa Blanca. Aunque ya se ha reconocido la ingenuidad en las expectativas del TLCAN y México ha avanzado en algunos aspectos de fortalecimiento institucional, éstos no han sido suficientes para consolidar al Estado mexicano. Las circunstancias mundiales y en la relación bilateral amenazan con rebasarnos, como ahora ha quedado claro con la bomba que representa la amenaza de imposición de aranceles.

La vociferación trumpista en ese sentido tiene básicamente cuatro raíces: los factores estructurales en la política estadounidense ya comentados (libre comercio y multiculturalismo), la aproximación de las elecciones presidenciales estadounidenses (por primera vez Trump amenaza repercusiones comerciales por temas migratorios), el incremento del flujo de inmigrantes centroamericanos (hay una crisis económica, social y ecológica en CA), y la decisión del presidente de abrir nuestra frontera sur (visas humanitarias, de trabajo y decremento de deportaciones). Las primeras tres raíces están en alguna medida para quedarse, y la cuarta resultó de gran ingenuidad teniendo en cuenta el historial trumpista y las realidades de la inmigración. Sin embargo, la reversión en las políticas del presidente mexicano, la carta enviada a Trump y el trabajo realizado por el canciller Ebrard para desarrollar proyectos de inversión en CA apuntan finalmente en el camino correcto.

Más allá de los acontecimientos políticos recientes, lo que no se puede perder de vista es que se comienza a desarrollar un película que no augura un futuro promisorio en las relaciones comerciales entre EUA y México (y el mundo): la elección de un presidente estadounidense con un fuerte discurso anti-TLCAN, la renegociación de éste en un sentido mercantilista, la amenaza de imponer un arancel general al país, y finalmente un partido republicano y otro demócrata cuyo escepticismo respecto del comercio internacional crecen. Los tiempos que daban por sentado el libre comercio han terminado, y México debe de estar planeando.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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