Los profesores flojos
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Los profesores flojos

TIJUANA, BC - domingo 29 de abril de 2012 - Gilberto LAVENANT .
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Palco de Prensa

     Por : Gilberto LAVENANT

Muchos piensan, y dicen, el columnista también lo decía, que los profesores son flojos. Que se la pasan campechanamente. Que no hacen nada. Porque, dicen, eso de estar en un salón, ante un grupo de niños, o de jóvenes, diciéndoles cosas que están en los libros de texto.  Qué chiste, cualquiera lo puede hacer.

Por si fuese poco, valga la redundancia, además de lo poco que hacen los maestros, dicen, cada rato descansan. Que por ser día festivo, que es un puente formal, que hay junta sindical, que reuniones de academia para preparar royectos de exámenes o proponer ajustes en los planes de estudio, que los alumnos programaron un paseo al campo, una visita a un lugar cultural o a una empresa. Total, por pretextos para descansar, no queda.

Curiosamente, las quejas, reclamos o señalamientos, que generalmente vienen de parte de los padres de familia, no es por la mala educación que reciben sus hijos, ante tantos recesos escolares, sino porque no los toleran en sus casas. No toleran a sus propios hijos.

Incluso en los hogares en los que la madre no tiene que salir a trabajar en una fábrica u oficina, durante los períodos de vacaciones escolares, casi está a punto de volverse loca, por los hijos que brincan, gritan o juegan en la sala, que se la pasan jugando con los modernos sistemas electrónicos o bien los programas infantiles en la televisión y no le ayudan a recoger basura, que ni caso le hacen cuando les pide que arreglen la cama, que se salgan a jugar al patio, que no le peguen a sus hermanos menores o que los acompañen a algún sitio en particular. Se necesita mucho valor y más paciencia para tolerarlos.

Así es que cuando llega el regreso a clases, la madre feliz de la vida, sus hijos se van a la escuela donde permanecerán determinado tiempo, tiempo durante el cual en casa habrá paz absoluta. Con toda tranquilidad transfieren a los maestros la responsabilidad de atender y cuidar a sus hijos. Allá ellos que se las arreglen, que para eso les pagan.Y muy bien, dicen.

Este es el aspecto básico de la educación. No qué tan preparados están los individuos que ejercen labores docentes, para educar a los niños y jóvenes que les asignan durante cada hora de labores escolares. Sino que los padres de familia los ven como cuidadores y entretenedores de sus hijos. Actualmente, durante 4 horas y medio, en promedio. Al establecerse el programa de horarios extendidos, se obligará a los alumnos a permanecer ocho horas diarias en una escuela. Los padres han de estar felices. Paz absoluta para ellos. Que se frieguen los maestros que los van a cuidar.  

Quienes son ajenos a la problemática escolar, piensan que todo es tan sencillo, se trata de niños que han recibido muy buenos valores morales en sus casas, son muy atentos, disciplinados, captan la clase a la primera, tienen respeto para con sus compañeros y en especial para con su profesor. En el salón, reina el silencio. Solamente se escucha la voz del maestro y cuando este hace alguna pausa, ni el vuelo de una mosca se escucha. Qué maravilla.

La verdad es que es todo lo contrario. Los alumnos, desde pequeñitos, hasta ya jóvenes, la gran mayoría, sin exagerar, son unos verdaderos demonios. Son indisciplinados, apáticos o desintersados, acuden a la escuela más por obligación, que por interés en superarse, les resulta más “curado” que quedarse encerrados en casa, en la escuela tienen amigos o conocen a nuevos compañeros, inician noviazgos, juegan, se distraen, se divierten, platican hasta dentro del salón, se comunican con sus amigos a través del celular. La calidad o el tema de clase, no interesa. La experiencia o capacidad del maestro, mucho menos. Y cada grupo, lo integran de 54 a 55 alumnos, en tales condiciones.

Actualmente está a discusión la posibilidad de aplicar una evaluación a los maestros, para detectar sus deficiencias, corregirlas y con eso enderezar la educación en México, que nos muestra ante el mundo como un país mal educado. Quienes señalan esto, y ante la aparente resistencia de la organización sindical, piensan que ya dieron con el “agujero negro” de la educación : los profesores flojos. Flojos y mal capacitados.

Nadie quiere entender que no es responsabilidad de los profesores, el formar a sus estudiantes. Que los malos hábitos y modales no propios para la edad de los niños o jóvenes, ocasionan que el trabajo de los docentes, tenga malos resultados. La mala educación, no es precisamente por mala preparación o capacitación de los profesores, sino por la mala preparación de los padres de familia.

Pero, así como se pretende aplicar una evaluación universal a los profesores, habría que aplicarla a los padres de familia. Los profesores no enseñan palabras vulgares a sus alumnos, ni tampoco malas conductas. Esos conocimientos los traen de sus casas. Probablemente tengan razón al considerar que las cosas pueden cambiar, con el sistema de horarios extendidos, cuando los estudiantes tengan que pasar hasta 8 horas en la escuela. En gran parte, se solucionan los problemas para los padres y se les libera de responsabilidades.

Los estudiantes pasarán más tiempo con sus profesores, que con sus padres. Imaginen nada más, cual si fuesen jornaleros, saldrán casi de madrugada de sus casas y regresarán ya muy tarde. Ni tiempo tendrán de juntarase con sus amigos de la calle. Quizás tengan pocas oportunidades de aprender malas costumbres. Quizás.

Aún así, los profesores no pueden asumir la responsabilidad de los padres, no los pueden liberar de la responsabilidad de formar a sus hijos. Es recomendable, entonces, establecer un sistema formal de escuelas para padres. Que estos aprovechen los tiempos libres, cuando no estarán sus hijos en casa, para que se preparen, para que adquieran conocimientos básicos para auxiliarlos en la elaboración de tareas, trabajos escolares e incluso cuestiones relativas a relación entre padres e hijos. Para que el trabajo de los maestros sea más productivo.

No se trata pues de fórmulas mágicas o soñadoras. Con todo y el sistema de los horarios ampliados, si los padres de familia no se preparan, la educación no mejorará. No todo es por los presuntos profesores flojos, sino por los padres flojos.

 

                                                                                                                                                                                                                       [email protected]

 

 

 

 

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