Dr. Marco Antonio Samaniego López *
TIJUANA BC 23 JUNIO 2017.- La reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Cancún, Quintana Roo, ha sido centro de atención en estos días. Lo que sucede en Venezuela, sin duda, es para alarmar a cualquiera. Las manifestaciones y protestas en las calles en los últimos tres meses han dejado cerca de ochenta muertos, entre ellos jóvenes adolescentes que se manifiestan en contra de un régimen que no ofrece alternativas, no digamos de crecimiento, sino simplemente de conseguir con que alimentarse de manera inmediata.
Los discursos de Nicolás Maduro, para quien esto escribe, resultan francamente distopicos. No tienen relación con el presente del que se trata, ni con los habitantes que salen prácticamente todos los días a manifestar su repudio ante la forma de gobierno que pretende imponer una forma de Estado que no responde a las prácticas democráticas a que alude. La falta de legitimidad ha provocado que organismos de orden internacional vean con afecto las marchas y protestas de miles y miles de venezolanos que buscan soluciones.
Las protestas en la salida del hotel fueron claras: un rechazo colectivo al gobierno de Maduro. Adentro la canciller venezolana planteó varios punto de relevancia. La canciller defendió al régimen que representa con palabras fuertes y claras. La síntesis de sus argumentos ¿porque reclaman para Venezuela lo que no han logrado en sus propios países? ¿Porque piden lo que no le han dado a sus pueblos? ¿Porque no hay congruencia y equidad en las pretensiones de sancionar a unos o a otros? Y utilizó uno de los conceptos que han calado hondo en el ánimo del gobierno mexicano desde hace cuando menos dos sexenios: estado fallido.
El tema de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa surgió como fundamento de una argumentación que tiene sustento. Estableció una condición de relevancia: empieza por tu casa. No reclames lo que no has logrado. De manera clara, estableció el criterio básico de una negociación internacional: si no estás bien por dentro, no hagas propuestas hacia afuera. Eres vulnerable.
El día de hoy, jueves 22 de junio, los diarios de Tijuana nos ofrecen una cifra espeluznante. Ciento sesenta y cinco muertos sólo en esta ciudad durante el mes de mayo. El municipio número uno en el país en muertes violentas. Es decir, en tres meses, en Venezuela, han muerto 80 personas. En un solo mes, en una ciudad de nuestro país, sin protestas ni marchas, han fallecido de manera violenta el doble de personas.
Delcy Rodríguez remarcó aspectos que lejos de ser un simple protagonismo, resultan claves en toda presentación ante eventos de orden internacional: tener elementos de negociación. Los comentarios de otros representantes latinoamericanos sin duda fueron claros ante un régimen que carece de congruencia como es el de Nicolás Maduro, pero eso no evita que la contrargumentación también tenga sentido. Maduro es anacrónico, distopico y ridículo. Pero las condiciones para que México se presente con la calidad moral para exigirle que cumpla con condiciones de gobernabilidad no son las más adecuadas. No en este momento, no este régimen, no este sexenio.
Venezuela en diversos momentos ha jugado un papel clave en sus movimientos de resistencia a las pretensiones de países como Estados Unidos o Inglaterra. Es una nación que ha generado posturas de significación para la comunidad internacional. Su posición ha resultado estratégica y ha colaborado en decisiones sobre el tema de la soberanía ante empresas y gobiernos. No es el mejor momento ni tiene es estos años un mandatario a la altura de las circunstancias.
Lo mismo se puede decir de nuestro país. Somos clave para diversos temas y en otras circunstancias, se ha logrado realizar propuestas y darles seguimiento. Se ha logrado presionar y condicionar negociaciones que han generado credibilidad ante la comunidad internacional. Pero no en estos días. No hay la presencia, no hay las condiciones, no con este régimen, no con este mandatario. No hay como.
Esperemos que las cifras de Tijuana, no sigan al doble de Venezuela.
* Marco Antonio Samaniego López. Doctor en historia por el Colegio de México.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.