Dr. Marco Antonio Samaniego López *

TIJUANA BC 21 ABRIL DE 2017.- Los escenarios que observamos en los medios de comunicación  nos muestran tal cantidad de lodo entre la clase política que recibe dinero de los impuestos de los mexicanos que se vuelve imposible seguir la pista para ver quién es más corrupto. El dinero que una candidata recibió de manos de personas que quieren que un candidato ¨cambie las cosas¨ a cambio de nada, habla pésimo de quienes ante la seguridad de recibir prebendas, buscan apoyos extras para sus candidaturas tan endebles. Eva Cadena, es el nombre del nuevo personaje que nos muestra que en todos lados se recibe dinero. 

Durante el debate a la gubernatura del Estado de México, los aspirantes a ganar la elección, se hartaron de mostrar pruebas de como los otros se coluden con los peores personajes del escenario nacional. Minutos después, el que acusaba, salía a un lado de otros famosos por llevarse el dinero del pueblo.  El termino cinismo se vuelve insuficiente para describir el tiradero de lodo, todos con pruebas,  de que la vida política tiene carencias impresionantes.  

En una mesa de debate de un noticiero matutino, aparecieron  tres líderes de partidos – del PRD no,  ya que al parecer se le descarta – a mostrar como todos viven en una cadena de corrupción interminable. El que hablara y lo que se dijera llevaba como mensaje central   la tremenda corrupción en que viven los organismos que pretenden representar la voluntad popular. Como hemos apuntado en otras ocasiones,  que partidos políticos estén desacuerdo y debatan es sano, pero que todos tengan el arsenal de delitos que comete el otro como único argumento ubica en clara evidencia que el sistema de Partidos de Estado que se ha construido en México,  ofrece poco espacio para la negociación, la confrontación de las ideas y las posibilidades de proyectos a largo plazo.  

Lo que nos muestran es que no tienen capacidad para cumplir el propósito por el que reciben dinero. Lo gastan en relaciones oscuras, en atender discusiones estériles y en aprobar leyes que no han leído. El tema de la ley sobre los organismos operadores de agua en Baja California es una prueba evidente: la aprobaron sin leer el documento, menos con la identificación de los efectos a corto, mediano y largo plazo. 

Como es conocido por muchos,  Francia tuvo elecciones primarias el pasado fin de semana. Un personaje, Emmanuel Macron, hace un año no era conocido en el mundo de la política de ese país. Sin embargo, en una semana más, es el posible ganador de la elección presidencial, dados los apoyos recibidos por  varios de quienes compitieron en la votación.  La ultraderechista, Marine Le pen, no recibió los apoyos de los otros contendientes y todo parece indicar que será Macron el ganador. 

De esta forma, sin grandes campañas, sin presupuesto público y sin partido político pagado por los franceses, Macron representó una verdadera opción para una nación que enfrenta conflictos de orden interno y  que ha resentido las acciones  de Estado Islámico en el peor de los sentidos. 

En nuestro país, con presupuesto, pagados por todos los mexicanos, los partidos nos indican que no han tenido madurez, inteligencia ni capacidad de construir consensos. Todos participan en actos de corrupción y llevan el  mensaje a los medios de lo que hicieron como sistema: negar posibilidad de mejorar la vida de los mexicanos que supuestamente representan. Todos se declaran puros e impolutos y todos demuestran que el sistema que construyeron es un pesado elefante que no tiene patas.  No va a ningún lado desde hace varios años y elimina posibilidades de desarrollo a largo plazo por la inmediatez de las prácticas que imponen. Su mirada está en la próxima elección y en los recursos que recibirán por voto recibido. Eso no es un sistema de partidos políticos, sino de partidos de Estado que no tienen que preocuparse por tener seguidores y apoyos reales. Su base es la capacidad de repartir despensas, no de pensar en cómo asegurar para los mexicanos que ellos tengan los recursos para comprarlas. La diferencia es que el reparto es para una sola vez, la otra es atacar los problemas de fondo.  Lo segundo les quita seguidores a largo plazo, les quita el voto duro. Y eso  no es práctico para las campañas.

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.