Los insuficientes avances contra la injusticia social
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Los insuficientes avances contra la injusticia social

Tijuana BC - jueves 20 de abril de 2017 - Fernando Núñez de la Garza Evia.
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"Plaza Cívica"
Fernando Núñez de la Garza Evia
www.plaza-civica.com @FernandoNGE  

En las dos últimas columnas publicadas en este espacio hablamos del problema de la injusticia social en México, y de cómo ha traído como consecuencia el que vivamos en una especie de apartheid social en el país. Aunque los datos duros indican que hemos progresado poco en los últimos años, es también importante señalar algunos avances en tiempos recientes con el fin de profundizar en ellos.

Como cada vez se señala más, la corrupción es uno de los grandes males del país. Mientras que en siglos pasados el ejército y la Iglesia fueron los reductos de impunidad de las élites, hoy en día es la política misma un último reducto de impunidad y privilegios (con fuero todavía, aunque en camino a desaparecer). En el pasado, el ejército y la Iglesia fueron los principales instrumentos de movilidad social y auténticos caldos de corrupción, y hoy en día es la política misma un importante instrumento de ascenso social por la enorme corrupción que genera. Con la llegada de la democracia, no resulta extraño que rápidamente importantes segmentos de la sociedad se encontrasen luchando contra la clase política y sus privilegios. Los recientemente aprobados Sistema Nacional de Transparencia (SNT) y Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), aunque aún con pendientes importantes y serios desafíos, son productos positivos de esa lucha: la obligatoriedad de transparentar el uso de todo recurso público, la disminución de los actores y razones para impugnar las resoluciones del INAI, la ley 3 de 3, el robustecimiento de las facultades de la ASF para fiscalizar el gasto público, la autonomía de la PGR y el Tribunal de Justicia Administrativa, y un etcétera son prueba de ello. 

Por otra parte, la existencia de fuertes monopolios en México ha sido causa de la concentración de la riqueza. En los años noventa el gobierno mexicano privatizó correctamente ciertos servicios, pero no los acompañó de instrumentos estatales para regularlos y evitar abusos. Por ello, según la OCDE, los mexicanos pagamos $13,400 millones de dólares de más solo entre los años 2005 - 2009 en los fundamentales servicios de telefonía e internet (volver a ver la cifra, y recordar la fortuna de Slim y los niveles de pobreza y desigualdad en el país). Ante esto, las recientes reformas dotaron de autonomía y nuevas facultades a los órganos reguladores, y aunque continúan los desafíos, hay resultados claros: América Móvil fue declarado actor preponderante y sujeto a fuertes medidas regulatorias, los nuevos tribunales especializados en telecomunicaciones le negaron el amparo a la empresa contra las medidas, se han reducido los costos de los servicios, y han disminuido las utilidades de Slim provenientes de América Móvil.
Por último, la muy vilipendiada pero correcta reforma hacendaria tuvo como consecuencia que por primera vez se establecieran impuestos a ganancias de capital (aquellas de la bolsa de valores), utilidades (ganancias de empresas), y aumentara la tasa del ISR en los estratos sociales más altos. Estas medidas fueron realizadas claramente con fines redistributivos y siguiendo el principio de proporcionalidad, donde quien más tiene, más paga. 

Las anteriores medidas son correctas, aunque insuficientes para terminar con el profundo y estructural problema de la desigualdad y pobreza: falta que el SNA sea implementado correctamente y en su totalidad, que los órganos autónomos obtengan experiencia, y que el aumento en impuestos no se vaya al hoyo negro de la ineficiencia y corrupción. Ah, y la politización de la SEDESOL hace imposible que la secretaría encargada de combatir la pobreza y desigualdad haga bien su trabajo. Hay avances producto de la democracia, del avance de la sociedad civil y del cambio en los incentivos políticos, pero necesitamos más. Estos problemas los debe hacer suyos el ciudadano mexicano, para que así los haga suyos la clase política. En democracia, no hay otra.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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