Columna 
Dr. Marco Antonio Samaniego López *

En días pasados se presentó  con bombo y platillo el llamado nuevo modelo educativo.  El secretario de Educación, Aurelio Nuño, el mismo que corregido por una niña por decir ler en vez de leer, anunció en un programa televisivo la esencia del nuevo modelo: que los estudiantes  ya no memoricen, sino que aprendan a pensar. 

Dicha frase, quien esto escribe, la ha escuchado una y otra vez desde la década de 1980. Cuando ingrese a la licenciatura en pedagogía en la UABC,   la conclusión de muchas sesiones era precisamente eso. Enseñar a los estudiantes a pensar y no a memorizar. 

Los argumentos dados en el noticiario por el secretario de Educación  planteaban que la esencia del nuevo modelo era centrarse en  que el estudiante no memorice, para ello, asentó, se habían realizado estudios y congresos, eventos y reuniones.  Los mejores pedagogos de este país, en 2017, llegaron a las conclusiones que quien esto escribe escuchó en las aulas de la UABC hace treinta años.

Si bien nuestra labor en el área de investigación no está ligada al tema educativo, cuando nos correspondió realizar el libro de texto de historia y geografía para tercer año de primaria, todo el discurso de las autoridades de la SEP, durante el gobierno de Ernesto Zedillo era: que los estudiantes no memoricen, sino que aprendan a pensar. Para ese momento, nos resultaba un discurso repetido.  Los ejercicios del libro, en su mayoría planteados por miembros de la SEP, insistían en ese aspecto. 

Fuimos invitados en varias escuelas primarias a presentar el libro por autoridades escolares de Tijuana y Ensenada.  Cuando terminamos nuestros comentarios, los profesores de una forma  u otra, indicaban que su finalidad en el salón de clases era que los estudiantes dejaran de memorizar para aprender a pensar.  Maestros que estaban frente al salón todos los días, desde hace quince años, casi de manera infaltable, mencionaron esas palabras, casi como una canción que tarde  o temprano aparecía. 

Por ello, al escuchar que todo el nuevo modelo se centra en lo ya asentado, plantea, cuando menos para nosotros, en lo fácil que es caer en frases comunes y trilladas. Nos plantea socialmente el tema de que quienes tomas las decisiones de políticas públicas  se dejan  llevar por frases de las que no ubican su significado. Parece que proponen, pero en realidad es una justificación de gastos.  Es simplemente decir una vez más lo que se ha dicho, cuando menos, por tres décadas. 

Pero además ¿Quiénes fueron los asesores de Aurelio Nuño? ¿A eso se han dedicado en el presente sexenio? ¿Esa es la conclusión de los pedagogos que acompañan públicamente esta ¨propuesta¨?  ¿Es en serio? 

Los argumentos de la presentación pública del ¨nuevo¨ modelo son extremadamente limitados. Las frases que acompañan la labor que se ha realizado, sumamente trilladas.  Después de escuchar al secretario de Educación y la convicción con que realizaba las afirmaciones,   como si estuviera diciendo algo que fuera una verdadera  propuesta,  nos llevan a  comentar que si esa es la posibilidad de futuro  por quienes ¨diseñan¨ las políticas públicas, el país debe replantearse la manera en que se escogen los  funcionarios.  Los escenarios a futuro, tienen mucho pasado, y la nueva política de nueva no tiene nada. 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.