Columnista: La Silla Rota     
Por: MARTÍ BATRES

MÉXICO DF 2 DE MAYO DE 2016 (La Silla Rota).- En la Ciudad de México la campaña para la Asamblea Constituyente apenas lleva dos semanas y el PRD ya rebasó el tope de gastos de campaña permitido. ¿Cómo es esto posible? Muy sencillo: El PRD ha realizado pintas de más de 40 mil bardas con costo superior a los 40 millones de pesos.
 
El costo de esta campaña, que se puede observar por toda la ciudad, se puede calcular de manera simple, cada barda mediana tiene un precio superior a los mil pesos, cada barda de tamaño pequeño cuesta 700 pesos, las bardas de más de 70 metros que están utilizando tienen un costo promedio de 5 mil pesos. Si se contabiliza que el PRD ha hecho, al menos, seis tandas de pintas de bardas para propaganda de este partido, sólo con la pinta del número de bardas señalado, este partido ya gastó el doble del tope de campaña permitido que es de 20 millones de pesos.
 
En seis diferentes tandas de pintas, desde enero hasta la fecha, el PRD ha querido posicionar su campaña inequitativa. Primero utilizó mensajes sobre la reforma política, luego, en una segunda tanda, utilizó el logotipo del gobierno “CDMX”, la tercera pinta fue sobre el constituyente, la cuarta la realizan con candidatos, una quinta se identifica con pintas en bardas de Vanguardia Progresista, la corriente de Mancera en el PRD, y una sexta tanda es la que hacen sus diputados.
 No conforme con esto, además, los gobiernos del PRD están violando la ley de desarrollo social, pues están utilizando programas sociales del gobierno para que, de manera facciosa, se apliquen un mes antes de las elecciones. Sin embargo, las delegaciones gobernadas por este partido dejan fuera a la mayoría de la ciudadanía.
 
La ayuda social, debe ser universal, para todos y todas, y debe ser permanente. No pueden usarse como privilegio de algunos por estar afiliados a un partido. Sin embargo, parece que el PRD y el gobierno de la capital abandonaron el principio de universalidad y permanencia, lo que provoca que los beneficios sean sólo para algunos pocos, cuando este trabajo debe ser dirigido a la sociedad entera. La política social debe beneficiar a todas y a todos, independientemente de si simpatizan o no con una fuerza política.
 
Se debe exigir que los programas sociales sean para toda la gente, que sean permanentes y que sean un derecho para la ciudadanía. De manera que toda la gente tenga acceso a la pensión de adultos mayores, a las becas de discapacidad, de madres solteras y de estudios para bachillerato, a los apoyos para útiles escolares, para comedores populares, para unidades habitacionales y para mejoramiento de vivienda. Estos programas deben quedar plasmados en la Constitución de la Ciudad de México para que sean protegidos, para que no se puedan condicionar y para que cualquier ciudadano o ciudadana los pueda reclamar como derechos. Por eso hay que participar y no permitir el abuso del partido que gobierna en la Ciudad.
 
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