Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT
Las crónicas periodísticas, respecto de la visita presidencial al puerto de Ensenada, el pasado lunes, lo dicen todo : la presencia de Peña Nieto, en la entidad, fue un simple acto social. Como lo sería la visita de cualquier mandatario extranjero.
Hasta ahora, las visitas del exgobernador del Estado de México a esta entidad, han sido de “pisa y corre”. Como para cumplir compromisos oficiales, ajenos por completo a la problemática de esta zona. En nada han beneficiado a los bajacalifornianos.
Los adultos mayores, seguramente aún recuerdan uno de los juegos infantiles más comúnes, en los cumpleaños de los amiguitos : “la gallina ciega”. Se paraban en el centro del patio. Les tapaban los ojos con un pañuelo y debían tratar de identificar a quien se acercaba a ellos, simplemente con el tacto. Algo casi similar, cuando se trata de pegarle a la piñata, teniendo los ojos vendados.
A Peña Nieto, en sus visitas a Baja California, no ha sido necesario vendarle los ojos, como a la “gallina ciega”. Para nada. Pero como si lo hicieran.
Las visitas del Primer Mandatario, implican el llegar al aeropuerto de la ciudad que “visita” y de ahí se le traslada en helicóptero hasta el sitio del evento. No escucha, ni ve nada.
De paso, el punto del encuentro, se escoge que sea distante de las zonas urbanas y se hace un cerco con militares, para que nadie se le atreviese en el camino, ni altere o entorpezca el programa oficial.
Bueno, la visita a Tijuana, en diciembre de 2012, fue en un hotel. Pero el protocolo, fue tan rígido, que nadie pudo improvisar ni una sola línea. Los “parlamentos” fueron previamente ensayados y los oradores, previamente seleccionados.
En tiempos pasados, los visitantes especiales, como lo era el Primer Mandatario, pasaban apuros, cuando en la fecha de la visita, Baja California se convulsionaba por problemas sociales, que generaban manifestaciones de protesta.
Cuando Peña Nieto ha venido, como Presidente de México, han sido momentos difíciles. Los reclamos de los bajacalifornianos por los efectos nocivos de la homologacióndelIVA, la suspensión de clases por adeudos económicos a los trabajadores al servicio de la educación, o el conflicto de los jornaleros agrícolas del Valle de San Quintín. Pero él, ni se enteró.
Si en tiempos pasados, las visitas presidenciales eran ocasión especial para “jalar orejas” a los funcionarios que no hicieron lo que debían haber hecho, conforme a sus respectivas funciones y responsabilidades, ahora, ni por accidente se incluyó al menos parte de los problemas que aquejan a los bajacalifornianos.
Antes de esto, era común que los afectados por determinada situación, aprovechaban el anuncio de una visita presidencial, para advertir a los presuntos responsables, con denunciarlos directamente ante el Primer Mandatario. Antes de ser exhibidos y de correr el riesgo de una amonestación o un cese fulminante, corregían lo mal hecho o hacían lo que habían omitido hacer, en muchos casos por mera negligencia o por “mala leche”.
Ahora, los corruptos e ineptos, se integran a la comitiva presidencial, pues saben que no corren riesgo alguno. Ni los quejosos tienen oportunidad de llegar hasta el Presidente, ni este se enteraría de sus malas acciones. Algunos “graciosos”o audaces, hasta tienen la desvergüenza de pedirle que acepte tomarse una “selfie” con ellos, para subirla a su página de facebook. Qué frivolidades.
Por cierto, si a Miguel Angel Badiola, publirelacionista del empresario priísta, Jorge Hank Rhon, eterno aspirante a la gubernatura estatal, y actual Presidente del Comité de Turismo y Convenciones de Tijuana, le dieran oportunidad de atender la Secretaría de Turismo del Estado, ya hubiese creado el “Paseo de la Fama” de los visitantes especiales. Peña Nieto ocuparía el primer lugar.
Porque tal parece no viene con el carácter de Presidente de la República, sino con el de visitante. No se involucra con la problemática local. Y ningún bajacaliforniano se atreve a molestarlo, exponiéndole algún problema. Sería una audacia imperdonable.
Los jornaleros agrícolas del Valle de San Quintín, tendrán que seguir soportando condiciones de esclavitud, hasta la próxima contienda presidencial. Quizás el siguiente Primer Mandatario tenga “nueva estrategia”.
O quizás hasta dentro de 3 años, cuando los candidatos a Gobernador de la entidad, vayan hasta allá, en busca del voto, y se sorprendan al percatarse que viven como esclavos. Entonces, una vez más escucharán promesas, en el sentido de que si votan por ellos, harán hasta lo imposible para rescatarlos.
Eso, si para entonces, aún no se desata una revolución. Si los jornaleros agrícolas deciden “hacerse justicia por su propia mano”, porque por el momento, sus condiciones de vida no parecen ser tema que intereses a los políticos, o simplemente porque también son socios de los explotadores.
Este lunes 1 de junio, a 6 días de los próximos comicios, que aparentemente tanto preocupan al Presidente Peña Nieto, pasará a la historia de Baja California, simplemente por una visita más de “El Visitante”.
Ni anuncios importantes, ni declaraciones tronantes. A lo mejor lo hizo, para que no lo acusen de estar induciendo los resultados de los comicios. Eso se entiende. Los bajacalifornianos pueden esperar, para otra ocasión.
