El rancio abolengo
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El rancio abolengo

Tijuana BC - jueves 2 de abril de 2015 - Gilberto LAVENANT.
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Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT

Hay individuos, que por el simple hecho de que poseen un apellido raro, evidentemente extranjero, se sienten superiores a quienes les rodean. Sobre todo, respecto a aquellos de piel morena y de aspecto humilde, modesto.

Los hay que presumen ser de “sangre azul”, porque aseguran que sus antepasados son nativos de algún país europeo.

A esos, son a quienes se les considera o se dice que son de “rancio abolengo”. Lo rancio, es todo aquello que por el paso del tiempo, adquiere un fuerte olor, casi insoportable y quien lo huele, respinga la nariz, como muestra del desagrado que le provoca.

Lo de abolengo, es lo relativo a la descendencia, al parentesco, al origen de la familia Muchos se imaginan ser descendientes de reyes, aunque ellos sean extremadamente pobres. Al final, aunque no tengan recursos, les queda el hecho de presumir que son parte de una dinastía ya extinguida.

Los hijos de políticos, o de incluso empresarios, de condición económica desahogada, sueñan o se imaginan vivir en el pasado, habitando majestuosos palacios y teniendo a su disposición cientos de esclavos o súbditos, para atender todos sus deseos.

Los hay en todos los ámbitos sociales, y en todos los partidos políticos. Muchos recuerdan el hecho de que una hija del Presidente Peña Nieto, llamó prole, de manera despectiva, a personas de condición económica distinta a ella.

En días pasados, una funcionaria municipal priísta, tuvo que dejar el cargo que ostentaba, cuando en su facebook, refirió que a la mejor ella debería estar en Europa, y que sin embargo, estaba aquí, con estos indígenas.

Ahora ocurrió, que dos jóvenes líderes panistas, también en su facebook, se refirieron de manera despectiva a los jornaleros agrícolas del Valle de San Quintín.

Uno advirtió, que si no estaban conformes con las condiciones en que vivían, que le reclamaran a los legisladores del PRI y a Peña Nieto.      

El otro, señaló, también en su facebook, refiriéndose a los jornaleros del Valle de San Quintín : “Que estudien si quieren ganar más, de qué sirve entonces matarte estudiando si un “jornalero” quiere ganar 300”.

Seguramente estos jovenzuelos panistas, como otros hijos de políticos priístas, nunca han trabajado y desconocen lo que son las labores agrícolas.

Seguramente ellos se consideran de rancio abolengo. Y para ellos es indigno vivir en un país como México.

Sus nombres, ni vale la pena mencionarlos. Ya los criticaron ampliamente en las redes sociales.

Lo delicado, y preocupante, es que son individuos jóvenes. Que precisamente por su juventud, deberían ser solidarios con las clases sociales desprotegidas o que viven en condiciones deplorables.

A edad temprana, reflejan indolencia e insensibilidad. Ni para qué imaginar las posturas que adoptarán cuando lleguen a edad adulta. Sin duda alguna serán prototipos de patrones o caciques. Viles explotadores, como muchos de los que hay en el Valle de San Quintín.

Representan un peligro social, pues estando metidos en la política, algún día llegarán a ocupar puestos de elección popular, o de designación, y seguramente, fieles a su formación, adoptarán actitudes de indolencia, complicidad  y encubrimiento de los vivales.

Seguro, ellos serán déspotas y arbitrarios. Aplastarán sin misericordia a los pobres y desvalidos.

Son “señoritos”, que regresan a sus pueblos a dar rienda sueltas a sus excesos y desviaciones. A abusar de quienes requieren de un trabajo, para subsistir.

Tales actitudes, no se pueden tomar a la ligera. No son meramente bromas de mal gusto. Ni simples errores de juventud.

Los partidos políticos, deben procurar eliminar los pensamientos y actitudes nocivas, de sus militantes. En especial de aquellos que son jóvenes.

Combatir en ellos la falta de valores morales.

Sobre todo, la codicia y los afanes mercantilistas.

Cada día, llegan más mercenarios a la política. Aquellos que aprovechan  cualquier rendija, para penetrar a las arcas públicas, y saquearlas.

Las malas prácticas de los políticos viejos y mañosos, trascienden a los jóvenes. Si a los primeros, no les aplicaron castigo alguno, por robar y malgastar recursos públicos, sus descendientes, no solamente harán lo mismo, sino cosas peores.

Los que presumen ser de rancio abolengo, consideran ser merecedores de privilegios y prerrogativas. Si nadie frena a los “señoritos”, se corre el riego de que en el futuro, existan más gobernantes como Kiko Vega. Baja California, ya no soporta.

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