Columnista de la SillaRota: OMAR RÁBAGO VITAL

He seguido como muchas personas las opiniones, columnas y las redes sociales por el caso del término del contrato de Carmen Aristegui con la empresa MVS. Diferentes perspectivas y opiniones se pueden leer además desde diversos ángulos como el periodismo, lo laboral, el poder político y también desde la libertad de expresión, principalmente.
 
El Estado tiene el deber positivo de construir un ambiente plural en materia de medios de comunicación y propiciar un entorno en el cuál, se pueda mantener una independencia respecto el poder económico y el político. Esto para garantizar que no exista presión alguna al momento de informar. Suena muy bonito, pero la realidad no es así.
 
A lo largo de la historia hemos visto como el poder político en nuestro país tenía influencia directa sobre los medios de comunicación, para que luego esto se transformara en una relación más estrecha y hasta que los papeles cambiaran. Muchas veces no sólo no hay una sana distancia, según los intereses económicos y políticos, sino es difícil ver una clara división. Muchos intereses involucrados a la hora de comunicar.
 
Lo ideal sería como menciona Saúl López Noriega “…evitar que la propiedad absorba tanto a la libertad de expresión como al derecho a la información, para reducirlas a la libertad de los propietarios o, en el caso de un monopolio, a la libertad del propietario. El deber positivo del Estado es construir un escenario mediático plural, independiente del poder económico y político donde se pueda garantizar un acceso a la sociedad en general”.
 
“El derecho a ser propietario debe estar limitado, por el derecho a la información, en aras de construir un ambiente plural, donde los medios de comunicación mantengan una independencia lo más sólida posible respecto el poder económico y el político”.
 
El ideal que choca con la triste realidad.
 
El pluralismo de los medios de comunicación debe estar garantizado en el marco normativo y dentro de sus instituciones. Límites claros en contra de la concentración de medios, o actores preponderantes. Promover una independencia mediática. Ahora también, una pluralidad de medios no garantiza el flujo de información, ya que pueden ser los propios medios quienes lo controlen.
 
Tenemos pocas empresas informativas que controlan el mercado de telecomunicaciones, es un problema estructural. Pasaríamos de un orden a otro, por lo que son necesarios contrapesos. Y si bien no hay un modelo a seguir, sin duda la sociedad podría tomar un papel más activo.
 
Lo que necesitamos es una transformación profunda de las instituciones existentes, y no su deserción. En una sociedad democrática nadie debe ostentar la verdad absoluta. Debe de haber una pluralidad de medios y acceso a los mismos para así, lograr un flujo de información con diferentes actores y perspectivas. Difícil reto. Para esto necesitamos a las y los periodistas, a los medios de comunicación, voluntad política de nuestras autoridades y representantes así como de la ciudadanía.
 
Si existió presión en contra de la empresa MVS, como se presume, para terminar el contrato con Carmen Aristegui y su equipo, estamos hablando de censura indirecta.
 
Difícil comprobarlo, pero por el contexto y la historia en México es muy factible que las investigaciones que había realizado hayan terminado de colmar la paciencia de altos mandos porque se les señalaba directamente. Lo que conlleva a graves consecuencias sobre la libertad de expresión y el debate democrático en general.
 
Y aunque no han sido los primeros periodistas en ser despedidos, existen muchos casos en todo el país, debemos de denunciar las presiones que existan contra cualquier periodista para hacer su trabajo. Necesitamos de información como ciudadanía y sin duda una fuente es el periodismo.
 
Cierro con una cita de Chantal Mouffe: “Una democracia eficaz exige una confrontación de posiciones políticas democráticas. Si esto no ocurre, siempre va a existir el peligro de que esta confrontación democrática sea remplazada por una confrontación entre valores morales no negociables o formas existencialistas de identificación”.
 
Esta polarización de valores morales existe y se da mucho en el ámbito de los medios de comunicación, que muchas veces se alimentan de ésta. Por eso es necesario el periodismo y por tanto las y los periodistas, sin tantos adjetivos, que informen y cumplan su rol social para contribuir a una democracia real.
 
@omar_rabago

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.