Por: Vitelio Lanz Mora
En el 2000, el gasto total del sector público federal representó 19.3% del PIB, para el año 2006 éste aumentó a 21.4% del PIB; en el 2012 ascendió a 25.1%, el año pasado se incrementó a 26.5% y el estimado para este año es superior a 27% del PIB. A estos porcentajes hay que agregarle lo que erogan los gobiernos estatales y municipales financiados, con recaudación propia y/o endeudamiento.
http://eleconomista.com.mx/foro-economico/2015/01/25/orgia-no-puede-continuar
De todo este gasto, él de inversión es apenas de 4.3% del PIB lo cual no estaría mal si el gasto corriente se orientara a los servicios como policías, enfermeras, profesores, jueces, etcétera y estos fuesen equilibrados, pero, como se señala más adelante, los salarios de la burocracia están muy hinchados y fuera de proporción, y, hay ejemplos que resultan ostensiblemente injustificados como el caso de las personas que cobran como profesores en varios estados del sur del País.
Y después de toda esta vorágine de gastos hay una reducción anunciada del 0.7% de PIB que disminuirá aún más el gasto de inversión, sobre todo.
Y a esto hay que agregar que, no todo el gasto de inversión es un gasto productivo; hay inversión en obras no planeadas y cuyo impacto en el bienestar de la población es muy reducido o, de plano nulo, como las obras derivadas de presupuestos que manejan directamente algunos legisladores o los segundos pisos en el periférico del D.F.
El recorte no parece mucho y es más cercano a poco, sin embargo, hay que considerar que los gastos más significativos requieren de la intervención del legislativo.
En el poder legislativo pueden iniciar leyes y reformas a ellas pero es el poder ejecutivo el que las inicia en los temas financieros, sobre todo porque tienen personal técnico del que, el legislativo, carece.
Al anunciar la disminución del gasto público también nos anunciaron que el próximo año el presupuesto se hará con la técnica base cero, es decir, cada partida se incluirá en el presupuesto juzgada por sus méritos y no porque ahí está desde hace años. Eso nos da esperanza
Para agregar las rémoras del desarrollo nacional el llamado "gasto social", con excepción de un puñado de programas, tiene poco o ningún impacto, cuando no es un impacto negativo, hay mucho que recortar como lo demuestra un estudio que se glosa en “EL MITO DEL GASTO SOCIAL“.
Cualquier empresa en un brete como éste se fija una meta de recortes al gasto y después se lo aplica a todas y cada una de las partidas del presupuesto y va ajustando y, como hemos visto, el gobierno tiene tela de donde cortar.
Debería empezar por ajustar las pensiones con cargo al Estado que representan privilegios de unos cuantos. Como dice Luis de la Calle: "Tiene poco sentido económico y político llevar a cabo las reformas fiscal y energética si el costo lo paga la sociedad, pero los beneficios se diluyen en el pago de pensiones no fondeadas y muy superiores al promedio nacional".
http://www.economia.unam.mx/publicaciones/nueva/econunam/28/04pedro.pdf
Hace unos meses, años tal vez, el CIDE hizo un estudio y nos dijo en la voz y la péndola de Carlos Elizondo Mayer-Serra que teníamos la CNDH más cara de todas las de América ¡juntas!, la SCJN más cara del continente, incluido los EUA, el sistema electoral más caro del mundo y súmele el gasto de las entidades federativas que gastan lo que tienen y lo que no tienen y que al final terminaremos pagando, vía la federación, todos los mexicanos, los "moches" de los legisladores, coches nuevos, celulares y mucho más. Esto no es una ocurrencia al estilo de López Obrador, es un método seguido en los procedimientos de diagnóstico empresarial y que cuando se aplican dan muy buenos resultados.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.
