Columnista de la SillaRota: GENARO GÓNGORA PIMENTEL

Este año los Santos Reyes han llegado a las democracias liberales del mundo, con las novedades de que los regímenes represivos de Rusia a Venezuela (sin mencionar México) y de Irán a Belarus están cayendo en un espiral económico. ¿A qué o a quiénes debemos agradecer por este derrumbe político? Esto los han provocado los productores americanos de Shale. El gas-shale y la revolución del fracking hidráulico es una luz, una iluminación bajo las petrocracias del mundo. Los dictadores que durante tantos años humillaron a lo países que no producen petróleo con verlos llegar a tocar a sus puertas para pedir el oro negro, ahora ven cerca un débil futuro.
 
Como los Estados Unidos de América y las compañías advierten que el consumo de la energía barata que producen en los territorios de América y de Canadá aumenta, el nivel geopolítico de los autócratas ricos en petróleo disminuye. El barril de petróleo crudo mexicano, en estos días, se vende en menos de 43 dólares, cuando en junio del año pasado costaba 115 dólares. ¡Dictadores de Arabia y de Latinoamérica cuidado!
 
Este es el precio del Shale en los territorios de los Estados Unidos. Entre 2007 y 2012 la producción del Shale aumentó más de 50% al año. En ese tiempo el Shale total en los Estados Unidos subió a 39%, habiendo sido antes apenas de un 5%. El último año ya se produce más energía que Rusia que era de los productores mundiales líderes. En este nuevo año los Estados Unidos proyectaron ganar a la Arabia Saudita el puesto del mayor productor de petróleo.
 
Una consecuencia de la caída masiva del precio del petróleo que hace algunos años esgrimían los que se preocupaban por el medio ambiente es ahora visto como una de las teorías más absurdas de nuestra era. Antes que contraerse, el suplemento global de energía continúa diversificándose y expandiéndose, en no poca parte por el boom en el Shale americano.
 
Esto hace sonreír no solo las caras de los economistas que propugnan por el libre mercado, sino también a los liberales progresivos. Como los Estados Unidos es ahora un exportador neto de energía, el Shale puede ayudar a terminar con algunos de los peores regímenes del mundo.
 
La relación entre la riqueza petrolera y la autocracia está bien establecida, se han escrito numerosos estudios demostrando que la democracia no es apreciada en las naciones ricas en petróleo. La riqueza petrolera ayuda a los dictadores para gastar grandes cantidades en material militar para reprimir a quienes están en la oposición y proveen de fondos suficientes para coptar a la población a través de generosos programas de carácter social.
 
Los autócratas que tienen grandes reservas de energía pueden darse el lujo de mantener un estrecho contacto con los empresarios que controlan la economía. Habiendo ganado en la lotería geográfica, pueden ocupar el dinero que reciben del petróleo sin preocuparse por los ingresos que el resto de la economía genera.
 
Consideramos a Rusia y Venezuela (y México). Al menos algunos ciudadanos en esos países han tolerado la debilidad de la sociedad civil, mientras los regímenes de Putin y de Chávez, aprendían a usar el dinero del petróleo para contener el descontento y comprar las lealtades de quienes se venden. Mientras tanto, las fuerzas armadas de las dos naciones han sido aplacadas con juguetes de alta tecnología y aumento de salarios.
 
No obstante la legítima preocupación sobre las consecuencias en el medio ambiente del fracking y de la excavación horizontal para buscar petróleo, el impacto a largo plazo del Shale en el precio global del petróleo, significa que los regímenes que petrolizaron su economía y casi la basaron en la exportación, para sobrevivir van a enfrentar una economía ruinosa en el futuro (¿será también el caso de México?)
 
Los problemas de Rusia están bien documentados, sobre todo porque el 45% del presupuesto está fundado en las ganancias petroleras. Las élites de Irán y Venezuela tienen angustia y han pedido a la OPEC que es el cártel más grande del mundo del petróleo, reducir su producción para evitar que el precio del petróleo siga bajando todavía más. Venezuela necesita un precio de 151 dólares por barril en este año para poder balancear su presupuesto, mientras que Irán requiere un precio cerca de 131 dólares. ¿Y México?
 
Los más violentos oponentes al fracking son liberales, sin embargo la revolución del Shale tiene el potencial para debilitar algunos de los regímenes más contrarios al sentir de los liberales. Este proceso que está liberando a los Estados Unidos de las demandas de Arabia Saudita ha sido pedido por los progresistas norteamericanos desde hace décadas. Los gobiernos desconsiderados en Caracas, Moscú y Theran tampoco aceptan mucho el Shale, que de prosperar, los podrían acercar a las democracias.
 
Esto no es para hacer a un lado las preocupaciones de los que cuidan el medio ambiente, sobre la extracción del Shale en áreas urbanas, ni tampoco para abandonar la estrategia de largo alcance para el desarrollo de tierras renovables. Lo que debemos reconocer es que los productores americanos del Shale están en una guerra de precios con algunos de los más viles gobiernos del mundo. Al respecto la izquierda debe acompañar y apoyar la revolución del fracking.
 
Nota: el presente artículo es de James Bloodworth, editor del blog llamado Left Foot Forward, publicado en  The Wall Street Journal.