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Frío, frío, frío

TIJUANA, BC - jueves 1 de enero de 2015 - Gilberto LAVENANT.
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Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT
 

“Frío, frío, como el agua del río”, expresión con la que empieza una pegajosa canción de Juan Luis Guerra, así está el ambiente político pre electoral de Baja California. Aunque algunos especulan que cada día sube la temperatura. Meras especulaciones.
 
La “filtración” de nombres de los posibles “sacrificados”, panistas, no impactaron para nada. Hubo quienes los observaron con cierta pena, pues la aventura no será nada grata. Claro, si ganan, vivirán felices los siguientes tres años, con una dieta de aproximadamente 75 mil pesos mensuales, con una carga de trabajo casi inexistente –levantar el dedo, no implica gran esfuerzo- viviendo como turista en la capital del país.  
 
Los hay que, aunque prácticamente tenían en sus manos la postulación, de inmediato la rechazaron, cuando les hicieron saber que los gastos de campaña serían por su cuenta. Luego se corrió la voz y algunos salieron de la entidad “de emergencia” y otros apenas si alcanzaron a sacar una constancia médica que “incapacidad”, por “cuestiones de salud”, para escabullirse.
 
A duras penas, los dirigentes partidistas, más por obligación, que por convicción, han llenado las posiciones que serán materia de la contienda. En el caso del PAN, tratando de “medir el agua a los camotes”, filtraron nombres, en espera de las reacciones que pudiera haber.
 
Con decepción observaron, e hicieron constar, que no hubo tumulto alguno. Tampoco hubo reclamos o regateos de posiciones, como en tiempos pasados. Con todo y que los panistas piensan que aún van “viento en popa”, tras 25 años de gobiernos panistas y una estela de corrupción en gobiernos estatal y municipales.
 
En el caso de los priístas, la situación está un poco peor. Para ellos, esta contienda política, como casi todas en las que han participado en los últimos 25 años, han sido contra la corriente. Salvo las elecciones presidenciales que por parte del priísmo encabezó Enrique Peña Nieto.
 
Las de entonces, también eran como las de ahora, para diputados federales, pero el efecto Peña Nieto les permitió ganar 7 de las 8 diputaciones federales. Personajes modestos, como Mayra Robles Aguirre y Elia Cabañas Aparicio, resultaron ganadoras, cuando que nadie las conocía.
 
Hoy, el efecto Peña Nieto, lo saben perfectamente los priístas, operará en sentido negativo y corren el peligro de perder, aunque sean individuos capaces y carismáticos, por el simple hecho de contender por el PRI.  
 
¿Por qué se da esto ? Todo mundo sabe y supone saber, que las reformas estructurales impulsadas por el Presidente Enrique Peña Nieto, en especial la hacendaria, dentro de la que se incluye la homologación del IVA, han generado una animadversión general en contra del Mandatario mexicano y del priísmo en general.
 
Lo grave es que, los priístas “ven la tormenta y no se hincan”. No solamente se niegan a reconocer los estragos ocasionados por la nivelación del IVA, sino incluso defienden a ultranza las citadas reformas estructurales.
 
De paso, en el caso de los legisladores federales priístas, además de que están ampliamente identificados de haber avalado la homologación del IVA, se molestan cuando les recuerdan tal acto, calificado de traición, que les hizo merecer un linchamiento social general.
 
Y aún hay más. Son unos desconocidos en sus respectivos distritos electorales. Todo indica que los recorrieron, cuando requerían votos para resultar electos. Luego de eso, supusieron que lo suyo fue algo así como un milagro y que la curul no se la deben a nadie, salvo a la Divina Providencia. Por eso no regresaron.
 
Si hubiesen regresado a sus distritos, al menos para darles las gracias a los electores, en estos momentos serían los principales promotores del priísmo y de sus candidatos.
 
De la experiencia, derivada de las actitudes de los actuales legisladores federales, en el caso de los priístas, es que muchos electores están convencidos de que no sirven para nada. Que no representan a los electores de sus respectivos distritos,  pues votan no para defender los intereses de sus representados, sino los compromisos de su partido político.
 
Antes, modositos, prácticamente introvertidos. Hoy alardean y derrochan prepotencia, necedad, soberbia, cinismo.
 
Esos personajes, operan como factor negativo, en perjuicio de los aspirantes priístas.
 
Con esos personajes, no van a calentar campaña alguna.
 
Como ya se ha insistido, la mayoría son “cartuchos quemados”,
 
Por eso, ni siquiera tibian el ambiente político.
 
A la mayoría de ellos, ni siquiera los conocen en los distritos electorales, que pretenden representar.
 
Dicen que los priístas, estarán peores.
 
Como diría Juan Luis Guerra : “Frío, frío, como el agua del río”.
 
No se engañen.

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