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La cruda realidad

TIJUANA, BC - jueves 25 de diciembre de 2014 - AFN.
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Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT

 
Aunque la temporada navideña, no es adecuada para hablar de cosas tristes, o desagradables, es importante no despegar los pies del suelo, porque en estos días, hay quienes, como se dice comúnmente, echan la casa por la ventana, gastan hasta lo que no tienen y luego enfrentan la cruda realidad.
 
Es una costumbre, que en Diciembre se haga derroche de comida y se compren regalos a crédito, o se pida prestado para cumplir compromisos, sociales o familiares.
 
Después vienen los apuros. Al inicio de año. La famosa cuesta de enero, que actualmente se prolonga durante casi todo el año.    
 
Un problema fundamental, de casi todos los seres humanos, es que son pésimos administradores. No planean sus finanzas personales. Sería lo ideal, que conforme a sus ingresos, programen sus gastos.
 
Hace unos días, se dió a conocer el salario mínimo general que regirá en Baja California, a partir del día primero de enero. No cambia mucho respecto del 2015. Apenas si se incrementará en 2.81 pesos.
 
Para quienes  no lo recuerden, cabe decirles que en 2015, el salario mínimo general, en esta zona del país, será de 70.10 pesos diarios, por 8 horas de trabajo. Esto, a razón de 8.76 pesos por cada hora.
 
Es absurdo y quizás hasta irónico, que una persona recibe fácilmente 10.00 o 20.00 pesos, de propina, por limpiar vidrios de automóviles en un crucero, o por darles un trapazo. Por ayudar a acomodar el mandado en los supermercados.
 
Así es que a muchos, no les llama la atención lograr un trabajo formal, si es que van a percibir salarios de hambre. Salarios de esclavitud.
 
La Constitución General de la República Mexicana, en el Artículo 123, precisa que “Los SalariosMínimos Generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”.
 
Entonces, habría qué preguntarles a los integrantes de la llamada Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, por qué fijan salarios de pobreza, que no alcanzan a cubrir las condiciones previstas en la Carta Magna.
 
Imaginen nada más, “deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia”, o sea de un hombre casado. Si dividimos el salario mínimo de un día de trabajo, entre marido y mujer, apenas les alcanzan 35.05 pesos a cada uno. ¿Con esa cantidad, podrán satisfacer sus necesidades en el orden material, social y cultural? Claro que no.
 
Y como prevee que deberá cubrir también las de los hijos, supongamos un matrimonio con dos hijos. Repartir entre los cuatro integrantes de la familia, el monto de un día de salario, a cada uno les tocarían tan solo 17.52 pesos. Alguien dijo por ahí que eso es una vacilada.
 
Comparemos esas cantidades, con el costo de los alimentos básicos. 35.05 pesos, para marido y mujer, si no tienen hijos. 17.52, a cada uno, si tienen dos hijos.
 
Una despensa, de un día, podría estar integrada por un kilo de frijoles, con un costo de 22.00 pesos, un kilo de tortillas, 14.00 pesos, un galón de leche, 55.00 pesos y una docena de huevos, 32.00 pesos. Todo, por un monto de 123.00 pesos. Se requerirían 52.90 pesos más, que el salario mínimo.
 
Y todavía que sorprendan de que millones de mexicanos viven en condiciones de pobreza.
 
Pero esperen, los empresarios presumen que en Baja California, los trabajadores no perciben el salario mínimo general. Que aquí les pàgan, fácilmente, 2.5 veces esa cantidad. O sea que, el común de los trabajadores, ganan cuando menos 175.25 pesos diarios, o sea 1,226.75 pesos por semana.
 
La verdad es que a la mayoría les pagan el salario mínimo y luego les otorgan bonos por puntualidad, asistencia, productividad, limpieza, con lo que llegan a pagar 2 o 2.5 veces el salario mínimo. Sin embargo, esto funciona como una esclavitud, pues obligan al trabajador a cumplir con todas esas condicionantes, pues si fallan, les cancelan los bonos y solamente les pagan el salario mínimo general.
 
En muchos casos, les pagan el salario mínimo general, al ser contratados y así los mantienen durante el mayor tiempo posible.  
 
Falta agregar, al costo de la vida de un matrimonio, con dos hijos, además de la educación obligatoria de estos, la ropa, la renta de la vivienda, el costo del transporte e incluso medicamentos. No se necesita ser matemático para advertir que ni con 3 o 4 salarios mínimos alcanza para cubrir tales necesidades.
 
Aunque resulte incómodo hacer estas observaciones, vale la pena hacerlas, porque los ínfimos salarios, generan pobreza, hacinamiento, promiscuidad, desintegración familiar, mala educación, violencia e inseguridad pública.
 
Los políticos suponen, que con programas asistencialistas, a base de cobijas o despensas, se combate la pobreza. O bien con campañas de empleo, con salarios de hambre. Y se sorprenden del auge de la criminalidad. A la cruda realidad, hay que enfrentarla con precaución y austeridad, pero también falta un nuevo sistema económico apegado a la realidad, justo y equitativo.

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