Columnista de la SillaRota: JORGE ALEJANDRO MEDELLÍN
 
1.- En tiempos de severa crisis institucional, los mandos del Ejército Mexicano deciden que la institución armada no está obligada a contar con datos o informes que den fe sobre la preparación de sus tropas en cuanto al respeto a las garantías individuales de los mexicanos.
 
2.- La ausencia de datos por parte de la Sedena sobre la forma en que sus efectivos van conociendo y asumiendo la agenda del respeto a los derechos humanos es delicada, es más que preocupante, porque se refiere no a cualquier unidad militar, sino en específico al 102 Batallón de Infantería, creado el 13 de mayo de 2010.
 
3.- Hace unas semanas solicité a la Sedena datos (basados en sus propias estadísticas e informes anuales) para saber si los integrantes del ahora nada célebre 102 Batallón de Infantería tomaron alguno de los 32 cursos, conferencias, talleres y pláticas impartidas por civiles y militares durante 2013 como parte de las actividades para sensibilizar al personal militar en materia de respeto a los derechos humanos.
 
4.- Los datos de la Secretaría son reveladores y contrastan con la realidad, con el continuo y desgastado discurso oficial sobre el respeto a los derechos humanos, que de unos años a la fecha dicen aplicar tanto la Defensa Nacional como la Fuerza Aérea y la Marina.
 
5.- La suma de dígitos, el listado de cursos y conferencias, las fechas y las omisiones tejen un panorama complicado que no da para estructurar respuestas y escenarios que expliquen por qué ocurren masacres como la de Tlatlaya y por qué el alto mando y sus subalternos se empeñan en tejer redes y claroscuros en torno al desempeño de sus tropas.
 
6.- El 102 Batallón de Infantería, bajo el mando del Coronel Ricardo Castro Aparicio, tiene al menos 17 denuncias en su contra generadas por diversos actos de abuso de autoridad y hechos de violencia cometidos en contra de habitantes de la región de San Miguel Ixtapa, Estado de México, según la Sedena.
 
Las acusaciones han ido en aumento y se han generado entre los años 2012 (2), 2013 (7) y 2014 (8). Los señalamientos en contra de los militares del 102 Batallón de Infantería son por Abuso de Autoridad, Derecho a la vida (la Sedena no especifica si se trata de homicidios o intentos de homicidio), Detenciones Arbitrarias y Cateos y Visitas Domiciliarias Ilegales.
 
7.- Este escenario en torno a los esfuerzos de la Sedena y del gobierno federal para garantizar que las tropas respeten verdaderamente los derechos humanos de la población civil, sigue estrellándose contra la realidad de situaciones que el alto mando y el mando supremo se empeñan en ver como comportamientos aislados.
 
El seguimiento de hechos como el de Tlatlaya va revelando no sólo omisiones, sino también silencios, ocultamientos y el enmascaramiento de una agenda que en las estadísticas y en el discurso oficial funciona bien, pero que en los hechos cotidianos sigue marcando el lado oscuro y abusivo de las fuerzas armadas mexicanas.
 
8.- El 102 Batallón de Infantería está integrado por cerca de 600 elementos. Entre diciembre de 2012 y junio de 2014, la Sedena impartió cursos, conferencias y talleres a más de 140 mil efectivos en dos etapas: de diciembre 2012 a julio de 2013, y de septiembre de 2013 a julio de 2014.
 
En la primera etapa, 142 mil 266 militares acudieron a los cursos. En la segunda etapa lo hicieron 122 mil 393 efectivos.
 
¿Cuántos de los integrantes del 102 Batallón de Infantería tomaron los cursos, conferencias y pláticas organizados por la Sedena entre 2012 y 2014? En la primera etapa, 183 elementos. ¿Y en la segunda etapa? Lo hicieron 403 elementos.
 
9.- El problema con el tema de los derechos humanos en las fuerzas armadas es acuciante de manera inversamente proporcional. Esto es parece que mientras más extendida es la impartición de cursos y talleres al respecto, más aguda y marcada resulta la ocurrencia de casos de abuso, maltrato y delitos graves cometidos por soldados y oficiales.
 
Las estadísticas presentadas por la Sedena en sus informes de labores, en sus informes de Rendición de Cuentas y en sus respuestas a solicitudes presentadas ante el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), demuestran que habría una especie de periodo de relajamiento en el que, tras un incremento en el número y calidad de cursos, los militares tienden a reincidir en los abusos y delitos contra la población civil.
 
10.- El caso del 102 Batallón de Infantería es peculiar al respecto. En la primera etapa de impartición de cursos, la más extendida y rica en contenidos, esta unidad militar ordenó que 183 efectivos se capacitaran, pero al mismo tiempo se abstuvo de enviar a persona del batallón a siete ciclos de conferencias actualización en la misma etapa.
 
Algunas de las pláticas en las que no participaron los militares del 102 Batallón de Infantería fueron: Marco Jurídico para Protección de los Derechos Humanos de Niñas, Niños y Adolescentes, El Procedimiento de Queja Ante los Organismos Defensores de los Derechos Humanos, Los Sistemas de Protección Jurisdiccional y No Jurisdiccional de los Derechos Humanos, Análisis de la  Jurisprudencia del Sistema Interamericano de Protección a los Derechos Humanos, Los Límites en la Interacción entre el Personal Militar y la Población Civil Género (sic) y Derechos Humanos.
 
11.- La masacre de Tlatlaya, aparentemente perpetrada sólo por siete militares, ocurrió el 30 de junio de este año.
 
El último curso de derechos humanos tomado por 27 integrantes de dicho batallón fue impartido el día 7 de ese mes, es decir, tres semanas antes de la ejecución de al menos 11 civiles en una bodega ubicada en las inmediaciones de San Pedro Limón, Estado de México.
 
El curso impartido a menos de una treintena de soldados del 102 Batallón fue el de Imputación Indebida de Hechos. Todos los cursos tuvieron una duración de dos horas.
 
Mientras las propias cifras y números de la Sedena van documentando las contradicciones e irregularidades persistentes en el tema del respeto a los derechos humanos, sus mandos insisten una y otra vez en conferencias de prensa y en eventos públicos, en tradicionales y cálidos desayunos para la prensa, en que sus programas en la materia van bien y avanzan hacia el rumbo trazado.
 
La realidad en este cierre de año demuestra todo lo contrario; además de exponer una menor pero más marcada incidencia en abusos y delitos graves, están el encubrimiento, la simulación y el discurso oficial que en nada ayuda a corregir un aspecto fundamental en la relación entre civiles y militares en México.
 
Vamos respetando, aunque no lo parezca.
 
@JorgeMedellin95