Columnista de la SillaRota: RAÚL FLORES GARCÍA
El 2014 termina y seguramente lo ocurrido este año en México no será olvidado con la misma facilidad con la que caen las hojas del calendario (o con la que se oprime la tecla de "borrar" en la computadora, para hablar en términos más contemporáneos), este año, el décimo cuarto del siglo XXI ha quedado marcado por la elevación y la caída (por lo menos en el descrédito público), de lo que Peña Nieto ha llamado "su proyecto de Nación". A esta frase de inmediato surgen interrogantes que a la vez van prefigurando sus propias respuestas, es inevitable pensar en el joven pequeñoburgués de raíces indígenas Santiago Zavala, personaje central de la magnífica novela Conversación en la Catedral de Mario Vargas Llosa, cuando se pregunta de manera obsesiva: “¿en qué momento se jodió el Perú?”. Al mismo tiempo cómo no traer a la memoria la anécdota del gran psicoana?lista francés Jaques Lacan, a quien un paciente durante la consulta le confiesa "doctor, tengo la sensación de estar jodido", la respuesta de Lacan interviene el argumento del paciente de manera tajante y terapéutica: “no es solo una sensación, usted esta jodido…”.
En el estado de cosas que desgraciadamente suceden en el país es definitivamente sorprendente saber que había o hay un "proyecto de Nación" del Gobierno Federal (o por lo menos de su titular), del cual no se tuvo una notificación previa, pues en el 2012 se ganó una elección constitucional que no tiene los alcances de representar un "nuevo proyecto de Nación, pues ello requeriría de un planteamiento claro en ese sentido y un amplísimo consenso de la población para una empresa de tal envergadura. Pero en fin, el proyecto de marras supone (supongo), que el país debe ser dócil y entender su bondad intrínseca (“si la realidad no se ajusta al modelo, peor para la realidad”), por supuesto aún y que este proyecto no haya reflejado ningún beneficio concreto al grueso de la población. ¡Ah sí! olvidaba que ¡va a haber más televisión, enorme avance…!
Un "proyecto de Nación" no puede autodeclarar su éxito con más de la mitad de la población empobrecida, las finanzas públicas comprometidas entre el excesivo endeudamiento y la baja brutal de los precios del crudo, el casi nulo crecimiento de la economía, los escándalos mediáticos de una casta política que siguiendo la tradición más rancia del alemanismo priísta piensa que acceder a un cargo público es para hacer riqueza aparte y en contra de la sociedad, casas blancas que son oscuras en su origen.
Lo ocurrido en Iguala el 26 de septiembre es el síntoma de un hecho innegable: la relación entre quienes gobiernan, quienes nos dedicamos a la política partidaria, aquellos quienes detentan el poder económico con la sociedad, está jodida, pues claramente los hechos lo gritan: la necia designación de Abarca como candidato ¡de la izquierda! PRD, PT y MC porque podía fondear una campaña es inaceptable, lo mismo que la inacción del Gobierno del Estado de Guerrero, no menos grave es que el titular del Ejecutivo federal haya esperado dos semanas para intervenir no obstante todos los indicios de predominio del crimen organizado en la zona. Reconocerlo debe ser uno de los primeros pasos para encaminar una solución, pero otro muy importante es sin duda tener claridad de la génesis de la desigualdad, el autoritarismo, la corrupción y ¿en qué momento se jodió la cosa para México?
Como lo señalé hace dos artículos y hay que insistir en ello: la génesis de la descomposición actual de la vida política en México y su impacto en la calidad de vida de la población, es sin duda el alemanismo. El estado de Guerrero condensa esta hipótesis: Rubén Figueroa fue beneficiario de las concesiones que Miguel Alemán otorgó a sus más cercanos amigos, fundó Transportes Figueroa México-Acapulco y la legendaria Flecha Roja ("antes muertos que llegar tarde" rezaba la sabiduría popular al referirse a la fama de esta línea de transporte de pasajeros"), con el tiempo Figueroa fue senador y tiránico gobernador del Estado, también su hijo gobernó en el mismo talante y coronó su desgobierno con la masacre de Aguas Blancas en 1995, Figueroa Jr. fue sustituido por Ángel Aguirre Rivero…
El “proyecto de Nación” no puede ser el de la historia mexicana de la infamia, debe ser sin duda, uno que combata la desigualdad y ataque la corrupción y el despotismo, uno que nos saque del pasmo y el horror de reconocernos jodidos o fantasiosamente optimistas en un mundo irreal que se auto proclama Mexican Moment.
