MAURICIO LÓPEZ VELÁZQUEZ 

Los resultados en materia de seguridad de la actual administración de la Ciudad de México han sido desiguales.
 
Si bien los datos confirman que a lo largo del último año y medio hay una disminución de algunos delitos de alto impacto como el secuestro y los asesinatos dolosos, la reciente ola de crímenes muestra con crudeza  el agotamiento del modelo actual de seguridad y la urgencia de un cambio de rumbo para reforzar esta estrategia.
 
El crimen organizado, que niegan las autoridades del Distrito Federal, está arrebatándonos la tranquilidad y trastocando la convivencia cotidiana en nuestros hogares, en la calles, en los restaurantes  y en los espacios de recreación y diversión.
 
Es obligación de las autoridades capitalinas cumplir con su responsabilidad y realizar, cuanto antes, un diagnóstico basado en la realidad y no en el autoengaño de que los robos, así como los recientes asesinatos, secuestros y la violencia no son, como señaló la Procuraduría del Distrito Federal,  parte de un comportamiento “atípico” de la delincuencia.
 
Una delincuencia que trabaja y no vacaciona
 
De acuerdo con encuestas publicadas en la prensa nacional durante la primera semana de Diciembre, 7 de cada 10 capitalinos piensa que la inseguridad es el principal problema de la Ciudad, mientras que el 12 por ciento considera que el principal error del Jefe de Gobierno del DF es no combatir la inseguridad.
 
Más allá de la percepción ciudadana, la realidad es que la inseguridad lastima a diversas familias todos los días.
 
En “El Ajusco”, los asesinatos y secuestros que serán enfrentados con un operativo conjunto con la Policía Federal, son los hechos que mayor atención han recibido en estas semanas, pero no son acontecimientos excepcionales, ni aislados.
 
En delegaciones como Iztapalapa, Azcapotzalco, Gustavo A. Madero y Venustiano Carranza también se escuchan historias de terror, de jóvenes universitarias víctimas de violaciones, de ejecuciones que se realizan desde motonetas en marcha, de familias halladas muertas dentro de sus casas y de centenares de robos que son, cada día, más violentos.
 
Se trata de hechos que cada día que pasa son menos excepcionales y que demandan una acción pronta pues mientras la inseguridad empeora, la Ciudad de México estuvo 11 días sin una propuesta concreta de quién sería el responsable de la Secretaría de Seguridad Pública luego de la renuncia de su anterior titular Jesús Rodríguez Almeida.
 
Acciones insuficientes
 
Por lo pronto, esta ola de violencia, que afecta a los capitalinos, contradice la tesis de que en la Ciudad de México no había operaciones de grupos de la delincuencia organizada ya la presencia de cámaras disuaden sus actividades.
 
Si bien el esquema de seguridad denominado Operativo Escudo Centro funcionó hoy está agotado. Asimismo, la instalación de más cámaras es insuficiente y, en ocasiones, una simulación, pues muchas de ellas ya no operan correctamente.
 
Por otra parte, la estrategia de Seguridad de la Ciudad de México basada en el esquema  cuadrantes ya no se traduce en efectividad o coordinación y las alarmas vecinales que siguen regalándose no sirven si la autoridad no responde con prontitud a los llamados de auxilio.
 
Hacia un nuevo modelo
 
Como oposición responsable, el PRI capitalino apoya la convocatoria del Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, de hacer un frente común contra la violencia, pero demanda propuestas claras, concretas y con objetivos definidos.
 
Para tener resultados positivos se requiere mayor información de inteligencia, una estrategia clara de prevención social de la violencia con amplia participación ciudadana y, por supuesto, llamar a las cosas por su nombre: La delincuencia organizada y el narcotráfico no desaparecen sólo dejando de nombrarlos u omitirlos del discurso gubernamental.
 
Debemos definir protocolos claros del uso de la fuerza pública que permita a las corporaciones policiacas, realizar su trabajo con pleno respeto a los derechos humanos, sin estar expuestos a una agresión que les es imposible  responder, con la ley en la mano.
 
Asimismo, es urgente el avance en la implementación del nuevo sistema de justicia penal. El Distrito Federal, siendo el corazón del País y la sede de los Poderes de la Unión, es una de las entidades más atrasadas en la aplicación del sistema acusatorio adversarial, cuyo límite constitucional es el 2016.
 
Para que cualquier estrategia funcione se requiere comunicación y coordinación en la Megalópolis. Los criminales no operan atendiendo a divisiones territoriales, por ello, es fundamental el trabajo conjunto entre el Gobierno de la República y los gobiernos locales colindantes con el Distrito Federal.
 
Por ello, consideramos un paso en la dirección correcta la implementación de un operativo para la zona del Ajusco en coordinación con la Policía Federal que contempla el intercambio de información de inteligencia entre los gobiernos de la República, del DF y del Estado de México.
 
El PRI no sólo apoya sino que exige al Gobierno del Distrito Federal que replique estos esquemas de trabajo conjunto y comunicación en todas las delegaciones y colonias en donde se ha incrementado la acción del crimen y la violencia.
 
Sólo con esquemas de cooperación entre los distintos niveles de gobierno se podrá combatir el crimen y mejorar la seguridad para la tranquilidad de los ciudadanos y sus familias.
 
Al cierre: Con el deseo de que el 2015 sea un año lleno de éxitos, de más seguridad y trabajo para todos, les deseo felices fiestas. Los espero el próximo 6 de enero.
 
@MauricioLopezV