Columnista de la SillaRota
Por: Simón Vargas
Para comenzar la segunda y última semana del Sínodo de los Obispos, el Vaticano difundió el documento Relatio post disceptationem (informe tras el debate), en donde se encuentra el resumen de las 265 intervenciones de la primera semana y que sirve de base para los trabajos de circuli minores encaminados a preparar el Relatio synodi: escrito final que los padres sinodales remitirán al Papa Francisco, al final de esta Asamblea Extraordinaria.
Cabe destacar que este solamente es un documento de trabajo y que no se trata de doctrinas o normas que ya hayan sido aceptadas, son las propuestas para preparar el Sínodo de 2015 y será en esta Asamblea en donde se presenten una serie de recomendaciones al Papa Francisco, quien en su momento decidirá y aprobará lo mejor para la congregación católica.
En este informe, en un principio se plantea que sí sólo se piensa que en el contexto actual muchos niños y jóvenes nacidos de matrimonios o convivencias “irregulares” no podrán ver jamás a sus padres acercarse a los sacramentos, se puede entender el grado de urgencia de los desafíos que enfrenta la evangelización de la familia, misión fundamental de la Iglesia católica.
Y que a pesar de las múltiples señales de crisis que enfrenta el modelo familiar en la actualidad, el deseo de formar y pertenecer a una familia sigue vivo especialmente entre los jóvenes, pero este se encuentra muchas veces acompañado con la búsqueda de sí mismo, es en esta dualidad en donde la Iglesia detecta uno de los grandes desafíos ya que puede prevalecer la tendencia individualista, egoísta y hedonista.
Es por ello y reiterando que en primer lugar se deben poner siempre las exigencias y derechos de los niños, la Iglesia reconoce que es necesario aceptar a las personas con su existencia concreta, ayudarlos a sostener su búsqueda interior y alentar la voluntad de sentirse plenamente parte de la Iglesia, incluso de quienes han experimentado el fracaso y se enfrentan a un divorcio, asimismo algunos obispos se cuestionaron si sus comunidades se encuentran en grado de recibir a las personas homosexuales, garantizándoles espacios de fraternidad.
Con respecto al primer tema, se expuso que el número de divorcios es creciente y que entre los múltiples factores que llevan a las personas a tomar esta determinación, podemos encontrar que en algunas ocasiones es necesario defender a la mujer, ya que se registran no pocas situaciones de violencia al interior de las familias y que los niños frecuentemente son objeto de disputas entre los padres, así que en estos casos son las verdaderas víctimas de las laceraciones familiares.
Es por ello que se propuso que la Iglesia deba actuar con misericordia, amor, respeto y compasión cuando se trate la cuestión de las disoluciones familiares, incluso algunos obispos han subrayado la necesidad de hacer más accesibles y ágiles los procedimientos para el reconocimiento de casos de nulidad y han planteado la posibilidad de que los divorciados puedan acceder a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucarística, después de realizar un discernimiento caso por caso.
Con respecto a los matrimonios civiles se opinó que cuando las uniones alcancen una notable estabilidad a través de un vínculo público, marcada por un afecto profundo y responsabilidad en relación a los hijos, así como la capacidad de resistir a las pruebas, se deben valorar estos elementos positivos y en la propuesta eclesial, aún presentando con claridad el ideal —matrimonio cristiano—, se indiquen también elementos constructivos de estas alianzas que no corresponden todavía a tal ideal.
Y en el tema de las personas homosexuales se subrayó que “tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana”, en esta circunstancia se presenta como un importante desafío educativo dentro de la comunidad. Al mismo tiempo, por otra parte, se afirma que las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer, pero plantea la importancia de prestar atención a los niños que viven con estas parejas. http://bit.ly/1v2zAOj
Finalmente, explicaron que los resultados de estas reflexiones y conversaciones se desarrollaron en tres etapas; la escucha, para mirar la realidad de la familia de hoy; la mirada, para repensar sobre la belleza y la dignidad de la familia; y el encuentro, para discernir sobre los caminos que se deben tomar para renovar a la Iglesia y a la sociedad, en su compromiso por la familia.
El próximo 19 de octubre concluirá esta fase denominada "extraordinaria” porque en ella participan solo presidentes de conferencias episcopales. En la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos prevista para octubre de 2015 es en donde se recogerán las reflexiones finales de las Iglesias locales basadas en estas propuestas, resultado que se le entregará al Papa Francisco a modo de recomendación.
*Analista en temas de Seguridad, Educación y Justicia
@simonvargasa
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