Se echó a perder
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Se echó a perder

TIJUANA, BC - miércoles 15 de octubre de 2014 - Gilberto LAVENANT.
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Cuando una fruta se pudre, por el simple proceso de maduración, se dice que se echó a perder. Pero también se echa a perder, por malos manejos, por golpes, y entonces se observa que está podrida y huele mal. Las organizaciones políticas, también se echan a perder. Igualmente, por malos manejos.

Específicamente, el Partido Acción Nacional, ya se echó a perder. Lo dicen los propios panistas. Hace años, el PAN dejó de ser un partido de ideologías. Aquel, cuyos militantes, pocos por cierto, salían a la calle a reclamar cambios.

Era algo lógico, veían cómo el PRI, identificado como PRI-gobierno, se atragantaba con el poder. De todas las elecciones, ganaba todas. Se decía que era una “aplanadora”, pues las elecciones las “ganaba” de “carro completo”.

Mientras los políticos de la oposición, simplemente miraban. Tenían la esperanza de algún día lograr el cambio. Otros, ni la esperanza tenían. Por ello, operaban en la clandestinidad.

Los panistas, decían que el suyo era un partido democrático. Pero no pasaban de ser pequeños grupúsculos de soñadores, que constantemente salían a la calle a manifestar sus reclamos.

Los demás, empezaron a incursionar en las guerrillas, los movimientos extremistas. Grupos como la llamada Liga 23 de Septiembre, inquietaban a los gobernantes.

Entonces, se decía que la de México, era una “Dictadura perfecta”. El PRI-gobierno todo lo tenía controlado. Hasta los movimientos sociales eran tipificados como delitos, para sofocar cualquier posible insurrección.

Luego, el PRI abrió la puerta e invitó a los políticos de la oposición a arrimarse a la mesa. Y ahí empezó la descomposición política. En especial, la descomposición del PAN.

Los políticos, ajenos al PRI, empezaron a saborear las mieles del poder. La política dejó de ser una lucha ideológica y se convirtió en movimientos mercantilistas. La política, como hasta la fecha, se convirtió en la actividad humana más rentable.

Sobre todo, cuando para dar tintes de democracia al sistema político gobernante, se dieron las condiciones para que todos los partidos políticos estuviesen representados en los órganos legislativos, tanto federales como estatales. Incluso, aunque fuesen derrotados en los procesos electorales.

Para ello, se crearon los pluris, que permitían llegar a ostentar curules, sin necesidad de lograr un solo triunfo electoral.

Y las legislaturas, se llenaron de compas, juniors, comadres y amantes. Todos, carentes de la más elemental ideología. Desde entonces, y hasta ahora, a esos personajes solamente les ha motivado el dinero. Las fuertes cantidades de dinero que reciben como dietas por sus cargos, por los negocios que pueden realizar con el cargo que ostentan, los “moches” o “diezmos” que exigen por apoyar gestiones de gobernantes estatales y municipales.

Algo más, los millonarios bonos, por avalar, con votos o abstenciones, las propuestas o iniciativas presidenciales.

Dentro de todo esto, se da el proceso de descomposición del Partido Acción Nacional. En Baja California, esto se da a partir de 1989, con la llegada de la ruffomanía al gobierno estatal.

Después de que Ernesto Ruffo llega a la gubernatura, los viejos panistas, los eternos ideólogos, son desplazados por los neopanistas. Los que antes se apenaban, si les pedían vestir la camiseta blanquiazul, ahora sabían que era la forma más sencilla para agarrar chamba. En especial, harto dinero.

La codicia les llevó a tratar de perpetuarse en los cargos públicos. Entonces, surgió lo que el propio Ruffo identificó como la “onda grupera”. Se formaron grupos de poder, encabezados por vivillos, carentes de ideología y escrúpulos. Ellos manipulaban los procesos internos de elección de dirigentes, lo mismo que de candidatos.

A partir de que Kiko Vega llega a la gubernatura, que utiliza la “onda grupera” para ello, empiezan a surgir las corrientes políticas al interior del PAN. Ahora se les identifica como kikistas u osunamillanistas. Los ruffistas perdieron el tiempo en tratar de retacarse las bolsas de dinero y no tuvieron la ocurrencia de formar corriente alguna.

Para ello, a fin de lograr el control absoluto, con el claro aval del presidente nacional del PAN, Gustavo Madero, recurren a las afiliaciones “maruchan” y en tan solo unos días, logran mucho más militantes, que todos los que habían logrado afiliar en toda la historia del partido.

De una manera ficticia, lograron revivir al PAN, que había quedado aniquilado durante los dos sexenios del blanquiazul en la Presidencia de la República. Sin embargo, los verdaderos panistas se asquean al tener que reconocer, que para ello se saltaron principios y normas partidistas.

Durante la primera semana de septiembre, del presente año, Gustavo Madero, en un exceso de cinismo, reconoció que hay corrupción en el PAN, pero acusó al PRI de pretender revertir su mala imagen, a costa de desprestigiar al panismo.

En marzo pasado, Madero logró cambiar la forma de elección de los dirigentes partidistas. Antes los elegían solamente los integrantes de los Consejos Políticos. Ahora, votan todos los militantes, incluso los afiliados “vía Maruchan”. Así logró amarrar la Presidencia del PAN.

Con el cinismo con el que llegó, Madero se retira de la Presidencia por 90 días, los suficientes para ser incluido en el primer lugar de la lista de los pluris panistas, lo que le llevará a ser diputado federal en los comicios del 2015.

Qué cinismo, no hay duda alguna, el PAN ya se echó a perder. Lo dice el propio Ruffo.   

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