Palco de Prensa
Seguramente muchos conocen el cuento de Pinocho, aquel muñeco de madera, fabricado por un carpintero de avanzada edad, Gepeto, cuya característica especial era que cada vez que mentía, le crecía la nariz.
¿Se imaginan si eso mismo les pasara a los políticos? La mayoría de ellos miente, por naturaleza propia. Por la enorme nariz, sería fácil identificarlos.
Y aunque a los políticos no les crece la nariz cada vez que mienten, para quienes les conocen, al menos imaginariamente, sí les pasa eso. Incluso, podría decirse que Pinocho y político, son sinónimos.
En Baja California, existe un caso especial. Se llama Francisco Arturo Vega de Lamadrid y firma y cobra como gobernador. Se echa cada mentira. Algunas de enormes proporciones.
Juzguen si esto no es cierto.
Resulta que el pasado 12 de agosto, los dirigentes de las Secciones 2 y 37 del Sindicato Nacional de Trabajadores (SNTE), Rogelio Gudiño y Alberto Martínez, advirtieron que si el Sistema Educativo Estatal no les pagaba más de 200 millones de pesos que les adeudaba –ahora han de ser mucho más- a maestros interinos y no les respetaba las plazas acordadas, realizarían diversas medidas de presión, al grado de buscar frenar el inicio del ciclo escolar.
Y explicaron el alcance del problema. El Gobierno del Estado incumplió con los compromisos -mentiras formales, pues- en minutas que hizo con el SNTE desde el inicio del año. Entre otras cosas, se trataba del compromiso de pagar 60 millones de pesos que adeudaba a profesores de la Sección 2 y 200 millones a la sección 2. Les dijo que les pagaría, pero fueron simples mentiras, pues no les cumplió.
El gobierno de Kiko Vega tampoco cumplió con el compromiso de otorgarles un total de 575 plazas, de las cuales 392 serían para maestros federales y 108 para estatales, así como 75 para personal de apoyo.
A estos compromisos incumplidos –o sea mentiras- se agregaron mil 206 problemas de pago a maestros, que ya prestaron sus servicios.
Era el colmo. Por eso la amenaza de no iniciar el ciclo escolar. El calendario de clases, dado a conocer en esa fecha, marcaba como inicio el lunes 11 de agosto, para concluir el 14 de julio del 2015.
Sin embargo, en realidad, durante los primeros días las labores serían sin alumnos, pues del lunes 11 al viernes 15 de agosto, se realizaría la fase de los Consejos Técnicos Escolares, encargados de los preparativos para el inicio de clases. Por lo tanto, las clases iniciarían el lunes 18 de agosto.
De inmediato, la secretaria de Educación y Bienestar Social, María del Rosario Rodríguez Rubio, hizo un llamado a los dirigentes del magisterio, para que no frenaran el inicio de clases e incluso que debían sumarse al diálogo “para lograr los acuerdos necesarios relacionados con las necesidades de los maestros bajacalifornianos”.
Un día después, el 13 de agosto, Kiko reveló la magnitud del problema económico con el magisterio. Dijo que desde el inicio de su administración, señaló que el adeudo ascendía a 600 millones de pesos y que no tenía dinero para pagarles. Que los cubriría, de acuerdo a la viabilidad financiera del Poder Ejecutivo a su cargo.
En lugar de tratar de dialogar con los dirigentes sindicales, el Ejecutivo estatal emprendió una campaña mediática en contra del magisterio en general, secundada por diversos actores políticos.
Les advirtió que se acababan los privilegios de 297 comisionados, o sea profesores que cobraban sueldos como tales, pero que estaban al servicio de la organización sindical. Y agarró parejo, pues dio a conocer que eran 262 comisionados del SNTE, de las Secciones 2 y 37 y otros 35 del SETE.
El anuncio se hizo, acompañado de la amenaza de aplicarles sanciones legales, para el caso de que no se presentaran a laborar a sus respectivos planteles. Eso sí no fue como las promesas. Debido a esto, pareciera que las organizaciones sindicales quedaron sin dirigentes, están casi vacías y laboran únicamente por las tardes, luego de sus jornadas laborales.
De ahí se sumaron las condenas y críticas. El diputado René Mendívil, coordinador de la fracción parlamentaria priísta, señaló categórico que ningún interés puede estar por encima de los niños y jóvenes. Para nada se atrevió a exigirle al gobernador, que pagara los sueldos que adeudaba a los maestros.
El diputado del PT, Armando Reyes Ledesma, engolando la voz, declaró tajante que no se debía tomar a los niños como rehenes para presionar al Gobierno del Estado. Tampoco reclamó al jefe del Ejecutivo, que pagara lo que les adeudaba.
Ante la falta de pago, las organizaciones sindicales dedicaron el día de inicio de clases, para realizar manifestaciones en reclamo por los adeudos. Kiko, el gobernador, en lugar de enfrentarles y cubrir al menos parte de lo reclamado, se trasladó a la Ciudad de México, para entrevistarse con el líder nacional del SNTE, Juan Díaz de la Torre, y le dijo una enorme mentira: que asumía el compromiso de que ese mismo día iniciaría la liberación de recursos, para resolver dicho rezago.
Y, como el prometer no empobrece, Kiko volvió a incumplir sus promesas, que quedaron en simples mentiras. Hoy hay cientos de alumnos de educación básica, sin maestros. Los afectados, hoy le conocen como el Pinocho político. Miente con una facilidad. La cuestión es que esto estallará en cualquier momento. Las mentiras no solucionan, complican.
