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Los protagonistas

TIJUANA, BC - lunes 30 de junio de 2014 - Gilberto LAVENANT.
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Palco de Prensa
 
El tema principal de la sesión de Cabildo del XXI Ayuntamiento de Tijuana, celebrada el pasado sábado 28 de junio, lo fue el de la reestructuración de la deuda del gobierno municipal. Pero, lo más destacado, fue el protagonismo mediático de la mayoría de los regidores. Muchos, ni entendieron el tema. En especial los “contras”.
 
La posibilidad de recurrir a la reestructuración de la deuda, no era una novedad para ninguno de los integrantes del XXI Ayuntamiento. Aún cuando casi nadie tenía a la mano la información precisa sobre las deudas que arrastra el gobierno municipal, era sencillo intuir que tarde que temprano sería necesario solicitarla y revisarla.
 
Aunque un tanto apresurado, nadie puede decir que el tema se manejó en lo oscurito.
 
El origen de esto, es que el exalcalde priísta Carlos Bustamante Anchondo, no oibstante que dejó dejó en condiciones desastrosas la administración de la ciudad, involucró al gobierno de Tijuana en el proyecto de la Ruta Troncal.
 
Es más, Bustamante se quizo colgar “la medalla”, al poner la “primera piedra” de la polémica obra del Sistema Integral de Transporte de Tijuana. Fue aquel domingo 24 de noviembre de 2014, una semana antes de que concluyera su gestión.  
 
Con “bombo y platillo”, dió el “banderazo” para el arranque de las obras, en el Paseo Centenario, donde se construye el puente “Juan Ojeda Robles”. Hasta colocó una placa alusiva al proyecto. Poco fue lo que realmente se hizo, más que destrozar la vialidad y dificultar la circulación vehicular en el área del Hospital General, en la zona río.
 
Ahí dijo, que la Ruta Troncal permitiría que mejorara sustancialmente el sistema de transporte urbano de Tijuana. Que el gobierno federal otorgaría un apoyo de 482 millones de pesos y que estimaba que en 30 meses, ya estarían funcionando las 34 rutas que la integrarán.
 
Lo que no dijo Bustamante, es que el gobierno de Tijuana no tenía dinero para realizar dicha obra. Que prácticamente dejó las arcas vacías. Prueba de ello es que las obras se suspendieron, apenas iniciadas.
 
Esa fue otra de las “gracias” que Bustamante heredó al XXI Ayuntamiento, encabezado por Jorge Astiazarán Orcí. Algo sumamente delicado, porque, por una parte, las deudas del gobierno municipal, al inicio de la actual administración, ascendían a 2 mil 593 millones, sin considerar intereses, a pagar a julio del 2031.
 
Por la otra, la obra de la Ruta Troncal, implica una inversión de 1 mil 10 millones 500 mil pesos, de los cuales el gobierno de Tijuana debe aportar 463 millones de pesos. El resto, se cubriría con obra pública realizada por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, por un monto de 100 millones de pesos, más 447 millones 500 mil pesos, que aportará, a fondo perdido, el Fondo Nacional de Infraestructura (FONADIN).
 
Ni modo de decir que, por no contar con recursos el gobierno municipal, se cancela el proyecto. En principio, se tenían solamente 143 millones de pesos, ya considerados en el presupuesto de egresos 2014. Faltaban 320 millones de pesos. Pensar en contraer nuevas deudas, era casi impensable.
 
Un “pajarito”, les dió la fórmula para salir del atolladero. Renegociar el adeudo de Banobras, a largo plazo, ampliando su fecha límite de pago, 10 años más. Originalmente, se pactó el pago al 21 de julio de 2031. Se encontró la posibilidad de reducir las tasas de intereses pactados. Hecho el corrimiento financiero, se observó que efectivamente la carga crediticia del gobierno municipal, se reduciría precisamente en el monto de dinero requerido para cubrir la aportación de la Ruta Troncal.
 
Entonces sí, se abrió la posibilidad de recurrir a un nuevo crédito, por el monto del supuesto “ahorro”, lo que implicaría disponer de los recursos para realizar la obra de la Ruta Troncal, sin aumentar la carga crediticia del gobierno de Tijuana.
 
Debido a la complejidad de las cuestiones financieras, aunque les explicaron el proyecto y la estrategia financiera a los integrantes del Cabildo, definitivamente muchos ni le entendieron. Los regidores priístas, no tuvieron dificultad alguna. Por solidaridad partidista, sabían que tenían que apoyar la propuesta del Alcalde Astiazarán. Contra viento y marea. Por ello, para los priístas, fue sencillo aparentar que eran conocedores del tema, que lo habían entendido y que reconocían que era la única opción para realizar la Ruta Troncal.
 
Los problemas fueron para los regidores de oposición, los contrarios a los priístas. El Síndico Social, Bernabé Esquer, previsor, para evitar que “a chuchita la bolsearan”, contrató los servicios del Dr. Victor Adán López Camacho, quien seguramente le observó que la reestructuración de la deuda, era lo mejor que se podía hacer. Por ello lo reconoció abiertamente, además de que aprovechó la ocasión para subrayar “las bondades” del endeudamiento original contraído en la administración del alcalde panista, Jorge Ramos, para las obras del PIRE. El Regidor Luis García, simplemente se sumó a dicha posición.
 
Los que se vieron mal, pues no pudieron justificar del todo sus posicionamientos, fueron los regidores perredistas, Omar Sarabia y María del Refugio Lugo. Afirmaban que no se oponían a la reestructura de la deuda, ni a la realización de las obras de la Ruta Troncal, pero que nunca se les planteó alguna otra alternativa. Es más, pretendían que antes de que se aprobara la reestructura, se efectuara un plebiscito. Ambos votaron en contra.
 
La cuestión es que la propuesta del plebiscito la hicieron, luego de que fue aprobado el orden del día, que incluía el tema de la reestructura, y en el momento en que se abrió el debate sobre este tema. Obviamente, la desecharon, lo cual les molestó y lo consideraron autoritario. Evidentemente, se vieron pobres en su posicionamiento. Era obvio el protagonismo.
 
Quien definitivamente hizo el ridículo, fue el regidor Héctor Riveros. Incluso, se abstuvo de votar la propuesta de reestructura. Neciamente insistía en que el contenido de la propuesta, no era lo que habían discutido en comisiones. Simple protagonismo.   
 
Ese es el tamaño de los políticos que gobiernan a Tijuana. Chiquitos. Meros protagónicos.
 
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