Las "chulis" y "gordis"
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Las "chulis" y "gordis"

TIJUANA, BC - jueves 19 de junio de 2014 - Gilberto LAVENANT.
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Palco de Prensa
 
Hasta antes de que el PRI fuese despojado de la gubernatura de Baja California, sus principales operadoras políticas lo eran las mujeres, conocidas popularmente como las “chulis” y “gordis”.
 
Eran gestoras sociales, a través de las cuales, colonos de las diversas zonas populares, planteaban peticiones al gobierno, que hasta entonces, siendo priísta, generalmente daba respuesta casi en automático.
 
Aquellas mujeres, muchas de ellas que combinaban las labores del hogar con las gestiones sociales, eran algo así como un puente, entre la ciudadanía y los gobiernos municipales y estatal. Entre mayor cantidad de gestiones o peticiones, planteaban, mayor era su presencia e influencia política.
 
Trabajaban, en doble sentido. En las campañas electorales,  fungían como promotoras del voto y coordinadores de electores, induciéndolos a favor de tal o cual candidato a puesto de elección popular. Obviamente los representativos del partido tricolor, en el que militaban.
 
Luego de los comicios, se convertían en gestoras de obras sociales y servicios públicos, canalizadores de peticiones populares hacia los gobernantes. Muchas de ellas eran integradas a las nóminas gubernamentales, como promotoras sociales, precisamente para canalizar solicitudes de colonos y vecinos o para captar inconformidades o reclamos.
 
Otras, definitivamente, subsistían del cobro de cuotas o cooperaciones, respecto a cada gestión, dependiendo del problema, obra o servicio. Eran muchos los colonos que solicitaban sus servicios para ello. Sabían que con su intervención, todo sería factible de resolverse.
 
Se les identificaba como “chulis”, porque algunas de ellas exageraban el maquillaje, independientemente de la falta de atractivo físico, debido a su edad, o a su evidente condición económica modesta. Lo de “gordis”, era precisamente porque la mayoría de ellas eran de cuerpo un tanto subido de peso, no obstante lo cual eran dinámicas, recorrían calles polvorientas, subían y bajaban pendientes pronunciadas, cerros, cañones. 
Eran algo así como los “caballitos de batalla” del PRI.
 
En su mayoría, las “chulis” y “gordis”, formaban parte de la CNOP, Confederación Nacional de Organizaciones Populares, uno de los tres sectores que integran el PRI. Los otros dos, son el obrero, constituido por trabajadores en lo individual y centrales obreras. El campesino, integrado por los hombres del campo y las organizaciones campesinas como la CNC, CCI y otras.
 
La CNOP fue fundada en 1943, para agrupar a las llamadas clases medias, profesionistas, maestros, pequeños industriales y comerciantes, colonos, jóvenes, hombres o mujeres que no pertenecías a una organización obrera o campesina. A esta, se encuentran afiliados todos los grupos sociales o políticos, priístas.
 
La llamada CNOP, llegó a ser el verdadero motor del priísmo. En los 80´ y 90´´ los cenopistas estuvieron en todo su apogeo. Lo mismo tenían regidurías, que puestos de primer nivel, en los gobiernos municipales, o diputaciones, a nivel federal o estatal.
 
En ese ámbito, destaco la participación de los llamados “jinetes del apocalipsis”, identificados así por el Gobernador Roberto de la Madrid, los dirigentes del sindicato de burócratas estatales y municipales, Ernesto Riedel Betancourt, Fernando Cano Medina, Daniel Figueroa y Manuel Trasviña Pérez.  
 
Desde la CNOP, los “jinetes” estructuraban y operaban las campañas políticas de los candidatos priístas. A su vez, tenían como principales aliadas, y operadoras, a militantes del sector femenil cenopista. Entre ellas, Matilde Bautista, Martha de Unanue, Leonor Rosales de Fonseca y muchas otras más.
 
Precisamente este miércoles 18 de junio, hubo un evento especial en el salón donde durante muchos años se ubicó el comité municipal de la CNOP, al final de la Calle Cuarta, al inicio de la pendiente que conduce a la Colonia Altamira. Como en los viejos tiempos del priísmo, se llenó de liderezas sociales, representantes de colonias, la mayoría de las cuales, fueron desplazadas de la gestoría social, al arribar los gobiernos panistas.
 
Se mostraban sorprendidas. Hacía muchos años, no veían eventos de este tipo. El objetivo fue hacerles un reconocimiento a las principales “chulis” y “gordis”, vivas y a las ya fallecidas.
 
En especial, fue un reconocimiento póstumo a la lidereza Leonor Rosales de Fonseca. Fue diputada federal, electa en los comicios del 4 de julio de 1982. Integró la LII Legislatura Federal.  
 
Doña Leonor, fue de las líderes sociales más reconocidas e influyentes en el ámbito político tijuanense.  El reconocimiento, fue una forma de motivar a las mujeres priístas, de darles alientos, para participar en los siguientes comicios, con la esperanza de recuperar  los espacios perdidos, a partir de la llegada de los gobiernos panistas.
 
Cabe observar, que a fines de los 90´s, se dió una especie de choque entre “chulis” y “gordis”, por una parte, y la llegada de jóvenes mujeres a la política. Los jerarcas priístas, establecieron la necesidad de mejorar la imagen de las candidatas a puestos de elección popular. Más jóvenes, atractivas.
 
Las “chulis” y “gordis”, reclamaban derecho de antigüedad y manifestaban que las oportunidades políticas les correspondían a ellas, por el trabajo realizado. En ese entonces surge a la política, la Licenciada Franciscana Krauss, quien fuese diputada local, regidora del XX Ayuntamiento de Tijuana, encabezado por Carlos Bustamante y actual dirigente municipal del PRI.
 
Definitivamente, las “chulis” y “gordis”, añoran los viejos tiempos del priísmo.
 
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