Palco de Prensa
Los observadores políticos, e incluso los simples ciudadanos, dicen, que los cinco alcaldes de Baja California, y el propio gobernador Kiko Vega, están cortados con la misma tijera. Tienen un perfil un tanto ciudadano, salvo el mexicalense Jaime Díaz, pero no atan, ni desatan.
Empezando por el Gobernador panista, Francisco Arturo Vega de la Madrid. Vive en un mundo maravilloso. En el que todo funciona bien. En el que no hay desempleo. En el que hay espacios para todos los estudiantes, de todos los niveles educativos. En el que no hay hambre.
Kiko, no se ha dado cuenta que, en gran parte por la reforma hacendaria del Presidente Enrique Peña Nieto, la economía bajacaliforniana está en crisis. Que muchas microempresas, han cerrado sus puertas y que las de nivel medio o mayor, han mermado sus operaciones, al grado de que han tenido que ajustar sus nóminas de personal.
Por lo que respecta a los tres alcaldes priístas, Jorge Astiazarán Orcí, de Tijuana, César Moreno, de Tecate e incluso Gilberto Hirata Chico, de Ensenada, no han cubierto las expectativas de quienes votaron por ellos.
Lo mismo ha pasado con los alcaldes panistas, Jaime Díaz, de Mexicali, y Silvano Abarca Macklis, de Playas de Rosarito. Pese a que repiten en el cargo, constantemente evidencian torpeza y deficiencias administrativas.
Transcurrido el primer semestre de sus respectivas gestiones administrativas, parece que ni siquiera han arrancado. La cuestión es que, en cuanto inicie el proceso electoral, para los comicios del 2015, ya no podrán mover, ni un solo dedo, so pena de que se les acuse de estar metiendo las manos en las campañas de los candidatos de sus respectivos partidos.
Siempre se ha reconocido, que el primer año de gestión, es de aprendizaje. Sin embargo, está visto que todos, sin excepción, no logran asimilar sus respectivas responsabilidades. Sobre todo, las necesidades ciudadanas que les corresponde atender.
Las acciones más importantes o destacadas, han sido de corte asistencialista, que si bien es cierto están enfocadas a apoyar a los grupos vulnerables, no bastan, para resolver situaciones crónicas. La pobreza extrema, deriva de la falta de un trabajo, que permita obtener el sustento diario. De la falta de salarios dignos.
El paternalismo oficial, genera más dependencia. En lugar de buscar un empleo, hay quienes ya se acostumbraron a salir en busca de las jornadas asistenciales, en las que se reparten despensas y cobijas.
Las dádivas oficiales, se han constituido en su manera de subsistir. Pero a la vez, es la forma más fácil de hacer política.
Equivocadamente, los gobernantes suponen, que con políticas cobijeras, logran abonar a sus respectivos proyectos políticos. Que con tales, conservarán sus correspondientes clientelas electoreras.
Pero, volviendo al tema de la personalidad y los perfiles de los actuales gobernantes en la entidad, tanto alcaldes, como gobernador, no han logrado decifrar los revoltijos que les heredaron sus antecesores. Y todos, sin excepción, no parecen interesarse en hacer reclamaciones. Por el contrario, cualquiera diría que pactaron, para en lugar de escarbar, echarle tierrita a los asuntos.
Ya se sabía, que todos, sin excepción, encabezarían administraciones, prácticamente desahuciadas, por las deudas generadas y los altos intereses a pagar. Pero en lugar de frenar los proyectos de endeudamiento, insisten en seguir el mismo camino que sus antecesores. Total, han de decir, que paguen los que vienen.
A falta de recursos económicos, los gobernantes actuales deberían convertirse en gestores de todos los grupos sociales y económicos. A los alcaldes, les corresponde encabezar los movimientos sociales y ser interlocutores, respecto a reclamos que deban plantearse ante el Gobernador del Estado.
Pero eluden esa posibilidad, y la oportunidad de servir para algo realmente útil. Ni de locos, se atreverían a hacer algún reclamo al Jefe del Ejecutivo Estatal. Por eso, mejor “nadan de muertito”.
Al Gobernador Kiko Vega, le ocurre algo similar. Hace como que no escucha, los reclamos de los diversos sectores sociales y económicos. En especial, de aquellos que sufren los estragos de las reformas estructurales peñanietistas. Cuando tiene frente a él a Peña Nieto, en lugar de transmitirle las inquietudes de los bajacalifornianos, hasta le da las gracias, por lo que le ha hecho a Baja California.
Muchos bajacalifornianos están desconcertados. No encuentran, en los actuales gobernantes, tanto alcaldes como Gobernador, el respaldo, la solidaridad, la representación, ante instancias superiores. Para ellos, cada quien debe rascarse con sus propias uñas.
La etapa de la “luna de miel”, de toda administración, en esta ocasión, se acabó más pronto que lo acostumbrado. Todos los alcaldes, incluyendo el gobernador, no han logrado pasar del simple discurso.
Estos serán los 3 años más largos de la política bajacaliforniana, en el plano municipal, y los seis, en el estatal. Las esperanzas de mejoría, cada día son menos.
Y si observan el panorama, no hay personajes de valor, que merezcan contender por dichas posiciones en los próximos procesos electorales. Los Cardona, Monraz, Valladolid, Mendívil, y tantos otros, no garantizan mejores condiciones de vida para los bajacalifornianos.
No es cuestión de filiación partidista. Simplemente, todos están cortados con la misma tijera.
