Columnista de la SillaRota: JOSÉ ANTONIO SOSA PLATA
La fórmula representa, ciertamente, un retroceso.
Pero para algunos dirigentes resulta irrelevante la consolidación de un modelo comunicacional de avanzada, cuando lo único que importa es el triunfo electoral, sin considerar el costo o los daños colaterales que se pueden generar a la democracia.
El dato más elocuente de esta semana lo dio el #PRI.
José Encarnación Alfaro, secretario de Organización del CEN, informó que su partido tendrá "un ejército conformado por diez millones de priístas" que darán la batalla en las #Elecciones2015. Para confirmar que no estaba blofeando, señaló que ya registraron ante el #INE poco más de seis millones de militantes.
La cifra es histórica y demuestra cuál es la prioridad.
En complemento a dicha acción, el Gobierno de la República anunció que la Cruzada Nacional contra el Hambre se extenderá en lo que resta del año a otros 612 municipios. Lo significativo es que una parte importante de ellos están en algunos de los nueve estados que tendrán elecciones para gobernador el año entrante.
La cobertura rebasará los mil municipios beneficiados.
Aunque se asegura que la Cruzada no tiene tintes partidistas, que el combate a la pobreza es tarea de todos y que el uso político del programa es ilegal, es evidente que los programas sociales tienen efectos directos en los resultados electorales, aún sin que exista dolo o premeditación.
En el #PRD la historia no es muy diferente.
La visión que tuvo Andrés Manuel López Obrador, cuando fue Jefe de Gobierno del DF, de crear y operar programas sociales en favor de las personas de la tercera edad y los jóvenes, no sólo cumplió con un objetivo pendiente de justicia social, sino que contribuyó a consolidar la base militante y simpatizante del partido que lo llevó al poder.
La fórmula fue copiada a nivel federal y estatal.
Con base en la información difundida durante las últimas semanas, va quedando claro que el trabajo con las estructuras será determinante en el proceso de elección interna en el que el #PRD elegirá a su nuevo dirigente. La lucha está a todo lo que da en el gobierno central, en las delegaciones y en la Asamblea Legislativa.
En la ecuación política entrará #Morena.
Por ejemplo, René Bejarano, coordinador de Izquierda Democrática Nacional, declaró que está buscando que su partido se recupere y tenga otra dirección política. En este sentido, algunas filtraciones periodísticas aseguran que pronto romperá abiertamente con el llamado grupo de Los Chuchos y se llevará sus estructuras de ambulantes, taxistas y comerciantes, entre muchas otras, al nuevo partido de AMLO.
La lucha por el poder en el #PAN va en el mismo sentido.
Los dos grupos que están peleando por el control del partido están apostando fuertemente a la capacidad que tienen de movilizar votantes. Las campañas de comunicación palidecen no sólo por los escasos recursos que las soportan, sino porque los candidatos saben que no tendrán una influencia determinante en el resultado final.
Las reformas también están vinculadas con las elecciones.
Y con el manejo que se hará de las estructuras y organizaciones que dominan los diferentes grupos de poder político. Por ello, en el #PAN se perfilan dos tendencias que parecen antagónicas. Una en alianza abierta con el Gobierno de la República.
Otra, confiando en un discurso decididamente opositor.
En ambos casos, los apoyos más importantes llegarán poco antes y durante el día de la jornada electoral, que es la prueba de fuego en donde cada grupo y cada candidato demostrarán el verdadero músculo que ejercitaron durante sus campañas.
El pasado está de regreso, en una versión remasterizada.
Por ello, es posible afirmar que la comunicación política quedará relegada. Y para que la fórmula surta efecto, se mantendrán, o incluso serán reforzados, los mecanismos de control a los medios de comunicación masiva en todos sus niveles.
Las #RedesSociales serán importantes, pero no determinantes.
Las elecciones que vienen no serán definidas por la información noticiosa, como sucedió en las elecciones presidenciales de 1988 y 1994. Tampoco podrán ser atribuidas al marketing político, como se atribuyó en forma equivocada al triunfo de Vicente Fox en el 2 mil, o al fino trabajo de estructuras que se operó en el 2006 para asegurar a Felipe Calderón en la Presidencia.
El triunfo electoral exige estrategias integrales.
Por lo tanto, todos los medios e instrumentos disponibles cuentan y tienen un valor que no se puede menospreciar, aunque parezca irrelevante. Ya lo vivimos en 2006. Sin embargo, aunque se apruebe una #ReformaPolítica de vanguardia, el pragmatismo de los partidos estará por encima de todo. En la escala de prioridades, hoy no es el tiempo de la comunicación política.
Dominan los mecanismos de movilización.
Twitter @sosaplata
