Columnista de la SillaRota: FERNANDO DÍAZ NARANJO
Seguramente aspectos como la coordinación entre el Instituto Nacional Electoral y los órganos electorales locales, los criterios para la fiscalización, la forma de operar el Servicio Nacional Electoral, entre otros, son rubros que no serán fácil de definir en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. En este sentido, hay un rubro que quiero poner sobre la mesa; el tema de los Debates.
En cada proceso electoral y principalmente durante el desarrollo de las Campañas Electorales, los debates juegan un papel fundamental; son la confrontación abierta de ideas, proyectos, visiones, objetivos y hasta de discrepancias en la forma de implementar diversas políticas públicas, en la visión de Estado o País y de lo que “supuestamente” los ciudadanos necesitan. Los debates constituyen una oportunidad para que los ciudadanos construyan de frente, su mejor criterio, su mejor opinión sobre tal o cual candidato al desnudo, es decir, sin la magia de la mercadotecnia política.
Por ello, hacemos votos para que los legisladores puedan incorporar un apartado especial que sea dedicado a los debates; a su forma de organización y operación. Y en este último señalamiento ojalá y se tenga la sensibilidad de que se establezca la obligatoriedad de que los debates sean, al menos, para ciertos cargos tanto federales como locales; se me ocurre entre los candidatos a la Presidencia de la República y entre Senadores; a nivel local, entre candidatos a ocupar el cargo de Gobernador. Claro sería adecuado que se dejara la posibilidad de que las instancias electorales puedan promover un mayor número de debates entre candidatos que participan por un cargo de elección popular en los Municipios, Distritos (federales o locales) o bien en las Jefaturas Delegacionales para el caso del Distrito Federal.
Ahora bien, a la luz de los esquemas tan rígidos que han tenido los debates en años anteriores se tiene hoy una gran oportunidad para que se establezcan formatos más abiertos, es decir, auténticos debates, en donde se expongan de manera clara el porqué se busca tal o cual cargo, que beneficios ofrece a los ciudadanos y cómo piensa cumplirlos, entre otros aspectos; generar polémica y confrontación de ideas y propuestas.
Para ello, la Ley debe establecer que sean los organismos electorales los que, con el concurso de candidatos y representantes de partidos políticos, sean los que definan los criterios para dichos debates. Con ello, debe de señalarse en la Ley de forma clara, la participación que tendrán las estaciones de radio y televisión para la transmisión “en vivo” preferentemente, de este acto de Campaña Electoral.
Previamente a la realización de los debates entre los candidatos sería oportuno que la Ley estableciera que serán tanto los partidos políticos respectivos, como candidatos y la autoridad electoral respectiva, los responsables de dar la mayor difusión posible a la realización de los debates; esto con la finalidad de que sean vistos por un mayor público (electores).
Soy de la idea de que el debate sano, abierto, de confrontación sí, pero respetuoso, debe ser la mejor manera de presentarse ante el electorado y que sea éste quien defina razonadamente su voto.
Ante esta perspectiva el papel que seguramente jugaran los órganos electorales no será fácil. Les corresponde ser el árbitro de la contienda y de la confrontación de ideas, y propuestas; mismas que deberán darse con reglas claras y bien definidas; en tres palabras, deben dejar “la mesa puesta”.
Estaremos atentos a lo que finalmente establecen los legisladores en el tiempo que ya se les agota, pero del que estoy seguro ya existen propuestas concretas, sólo hay que materializarlas para contar con las reglas claras del juego de la elección de 2015.
@fdodiaznaranjo
