Columnista de la SillaRota: JOSÉ LUIS CASTILLEJOS AMBROCIO
Renata y Geraldine, mis dos acompañantes de viaje de Tapachula a Tuxtla, coinciden en que hay dificultades en el campo y les comento que ahora quien se dedique a la siembra de limón se volverá millonario en los próximos años, en medio de la fuerte especulación del cítrico que alcanzó en la semana del 17 al 21 de marzo el precio de 60 pesos el kilo.
En un pequeño restaurante, a un costado de la carretera, casi en la entrada de la venturosa ciudad de Arriaga, nos sirven los platillos que deben ser acompañados de rodajas de limón y sólo aparecen dos pequeñas porciones, como para que el cliente no proteste.
Ahora los campesinos se van a las ciudades a comprar huevo, verduras, gallinas, café, azúcar y otros productos. Quienes antes reinaban en la agricultura ahora son parias en sus tierras. Algunos viven alcoholizados, otros dejan pasar el día y espera que les llegue la asistencia gubernamental.
En una tienda Oxxo, frente a la avenida Belisario Domínguez, un niño pide un peso para comer. Recibe un yogourt y un pan y al preguntársele qué hace en la calle, dónde está su madre o su padre, dice que la primera murió y que su papá está en su casa descansando porque ayer se puso la “peda” (borrachera).
Así es el transcurrir cotidiano de muchos niños no sólo de Chiapas, sino del resto del territorio nacional. Salen a buscar algo para llevarse de sustento en tanto funcionarios del programa “Oportunidades” del Gobierno Federal se hospedan en el lujosísimo hotel Loma Real, en la ciudad de Tapachula, según constató el último viernes este columnista.
Es más lo que gasta el gobierno en mantener a una bola de zánganos que lo que contribuyen a ayudar a los más empobrecidos del país. En Chiapas como en muchas regiones de México quedan lejas las “Oportunidades” y los menores optan por vender chicles, limpiar carros, pintarse el cuerpo con spray color gris y lanzar fuego o hacer malabares en los cruceros.
Las cosas se están poniendo “calientes” en muchas partes y esta falta de oportunidades orillará a muchos niños, jovencitos o adultos a enrolarse en las filas de la delincuencia organizada que siempre busca carne de cañón para el traslado, custodia y venta de sus enervantes.
En la sierra de Chiapas hay una leve esperanza de que las recientes lluvias “amarren” la floración de café, según me narra el cafeticultor José Sánchez y su hermano Antonio cree que los tiempos cambiarán si se aplica la fórmula de más trabajo para elevar la productividad.
“Toño” Sánchez vende su litro de miel de primera calidad a sólo 80 pesos y debe esperar varios meses para la cosecha pero es un convencido de que en algún momento las cosas cambiarán, pero otros, los productores de cacao consideran que la situación está para llorar y las plagas amenazan con desaparecer el cultivo.
De acuerdo con datos de la Procuraduría Federal del Consumidor el kilogramo de huevo está a 27 pesos, el azúcar en 18 pesos y la cebolla en 12 pesos, pero lo que escandaliza es el limón que trepó hasta los 60 pesos lo que constituye una especie de alerta, ya que podría darse un ingreso, de contrabando, desde Centroamérica de este cítrico.
Las amas de casa lucen desalentadas. El poco dinero que llevan a los mercados apenas y les alcanza para mal comer. Ya no tienen esperanzas de comprar manzanas traídas de Chihuahua, cuyo mayor precio bordean los 28 pesos el kilogramo y la uva casi llega a los 60 pesos.
A este paso ya no habrán muchas esperanzas ni para “chupar” limones a la hora de un tequila o para mojar la lata de cerveza con sal. Eso preocupa mucho a algunos de esta región de México donde la ingesta de bebidas embriagantes es elevado e incluso se estima que en Tapachula se consume más cerveza que en la misma Alemania.
El panorama es desolador no sólo en el campo, en los mercados, en las rancherías, sino que en los comercios de la frontera sur se ve cómo la pobreza y la escasez de dinero los golpea poco a poco.
Si seguimos así la crisis en la parte sur mexicana será peor que la de años anteriores y podría desatarse una ola de violencia generalizada, alertó un analista que pidió el anonimato pero que asegura que ya se dan robos y asaltos en medio del apremio y la búsqueda de comida.
Si ahora “chupar” limones es un lujo, mañana será un lujo llevarse un plato de comida a la boca si persiste el actual clima social y de desaliento en el agro mexicano y en la producción nacional.
La producción de las variedades de limón mexicano y persa durante el 2013 fue de dos millones 95 mil 881 toneladas, cifra superior en 40 mil toneladas a lo obtenido en 2012. La producción actual es suficiente, sin embargo, para cubrir la demanda nacional.
Twitter: @jlcastillejos
