Columnista de la SillaRota: AGUSTÍN CASTILLA
Lo anterior hacía pensar que aún sin contar con una estructura propia o pertenecer a alguno de los grupos con mayor presencia al interior, podía aspirar a la dirigencia del PRD o construir su candidatura rumbo a las elecciones presidenciales del 2018. Sin duda Marcelo Ebrard aprovechó muy bien su paso por el Palacio del Ayuntamiento y se convirtió en una figura política de primer orden.
Sin embargo las circunstancias se han ido modificando de manera significativa ya que por un lado se advertía cierto distanciamiento con su sucesor, Miguel Ángel Mancera, y se percibía muy diezmada su capacidad de influencia en ese partido (al grado que se ha llegado a especular que podía buscar una diputación por el PT o Movimiento Ciudadano), pero lo que ha provocado un enorme daño a su imagen y quizá represente el fin de sus aspiraciones, es el escándalo surgido en torno a la que era considerada como una obra distintiva de su administración, la Línea 12 del Metro también conocida como “línea dorada”.
Por mas que Ebrard insista en que todo se encuentra en orden -pues fue una obra muy auditada y por tanto el está tranquilo y orgulloso-, el hecho de que se haya tenido que suspender el servicio en once estaciones por el riesgo que implica afectando a miles de personas diariamente a tan solo 16 meses de que se inauguró, es de por si una muy mala noticia para el ex Jefe de Gobierno.
Simplemente es inexplicable que un proyecto que originalmente se presupuestó en 17 mil millones de pesos y que acabó costando alrededor de 28 mil millones, tenga fallas de tal magnitud que impiden que funcione en mas del 50% de su capacidad. Tampoco es fácil de aceptar que el parentesco entre el director del proyecto por parte del GDF y un alto ejecutivo de una de las empresas constructoras sea mera casualidad.
Por supuesto en medio de la guerra de declaraciones y denuncias, los principales protagonistas de esta tragi-comedia (Ebrard, Mancera y el consorcio ICA-Carso-Alstom) buscan deslindarse, y aunque nadie les cree, es poco probable que sepamos quienes son realmente los responsables y mucho menos que se les aplique “todo el rigor de la ley”. Pero de lo que no tengo duda, es que ya Marcelo Ebrard está pagando parte del costo.
@agus_castilla
