Columnista de La Silla Rota RICARDO ALEMÁN

 

Por eso, a partir de los años setenta, y hasta el año 2000, los distintos actores de las izquierdas consiguieron la consolidación de un partido político que parecía destinado al éxito. Nos referimos, como todos saben, al PRD, fuerza política que nació luego de un largo proceso de unificación que terminó en mayo de 1989.

 

Desde entonces, los esfuerzos ya no fueron por la unificación sino por la consolidación de la izquierda. Sin embargo, pronto fue evidente que pensar en una izquierda unida es lo más parecido a un sueño utópico.

 

Muy pronto –luego del nacimiento del PRD- apareció el Partido Convergencia, al tiempo que se fortaleció el llamado Partido del Trabajo, lo que dio origen a un retroceso. Es decir, que se reinició el proceso de atomización de esa izquierda.

 

En cuestión de semanas, a los tres partidos identificados como de izquierda –PRD, PT y MC- se sumará el partido Morena, de Andrés Manuel López Obrador, que pretende convertirse en el partido más importante de las izquierdas.

 

Y es probable que Morena le arrebate buena parte de la clientela al PRD, al PT y al Movimiento Ciudadano. Sin embargo, resulta casi imposible suponer que se convertirá en la primera fuerza de la izquierda. ¿Por qué razón?

 

Porque la franja social vinculada con el pensamiento de izquierda y con los partidos que dicen representarla es la misma, sea frente a un partido, a dos, a tres o a cuatro.

 

En este caso, la clientela de las izquierdas sufrirá una nueva fragmentación. Es decir, veremos que del 15 o 20% de los electores que se identifican con la izquierda, buena parte de ellos seguirán perteneciendo al PRD; el segundo lugar de preferencias caerá en manos del nuevo partido Morena y la tercera posición se la repartirán, en partes casi iguales, el PT y Movimiento Ciudadano.

 

Como queda claro, el proceso de atomización de la izquierda no sólo está en marcha, sino que se asoman los signos de fracaso. ¿Por qué razón? Porque los distintos partidos de la izquierda mexicana parecen dispuestos a olvidar que en México y en todo el mundo, la unidad es la principal divisa para el triunfo.

 

Dicho de otra manera, que mientras la izquierda mexicana permanezca fragmentada en tres, cuatro o cinco grandes bloques, la posibilidad de alcanzar la victoria electoral quedará más lejos.

 

Por eso la pregunta, ¿a quién le importa, de los distintos actores políticos de izquierda, que esa tendencia política parezca destinada al fracaso o a la extinción?

 

En el fondo, asistimos no sólo al mayor fracaso de las izquierdas, sino a un lento pero inexorable proceso de destrucción.

 

Y es que, como queda claro, en la elección federal de 2015 estarán prohibidas las coaliciones en torno al partido Morena. Por ello, veremos a un PRD chiquito, a un partido Morena aún más reducido, y quedarán como mero testimonio los partidos del Trabajo y Movimiento Ciudadano. Al Tiempo.

 

Twitter: @RicardoAlemanMx