Palco de Prensa
Al igual que les ocurrió a los legisladores federales, al menos a los priístas, al votar a favor de la homologación del IVA, los cinco alcaldes priístas que el sábado concluyeron sus respectivas gestiones, durante los eventos de tomas de posesión de sus relevos, fueron “los malos de la película”,
El que, definitivamente se llevó la mayor de las rechiflas, aunque no se presentó al acto en el que Gilberto Hirata Chico formalmente asumió el cargo de Alcalde de Ensenada, lo fue el controvertido Enrique Pelayo Torres.
Los otro cuatro, ahora exalcaldes, debieron haber imitado a Pelayo y mejor ni presentarse a dichos eventos. Tuvieron que agachar las orejas, para tratar de no escuchar rechiflas y abucheos en su “honor”.
El linchamiento social, principalmente a través de las redes, es lo menos que merecían. Si la impunidad no existiera en México, seguro que varios de ellos irían a parar a una celda. Sin embargo, ha surgido, entre muchos bajacalifornianos, la pretensión de que se proceda legalmente en contra de dichos exalcaldes.
La ciudadanía ya no se conforma con simples leyendas urbanas, a costa de tales personajes, cuando que hay hartas sospechas de que se enriquecieron a costa del cargo público y en perjuicio de las haciendas municipales. Por lo tanto, en agravio de los bajacalifornianos.
Si los recursos públicos, de todas las instituciones, de los tres niveles de gobierno, se manejaran con claridad y honestidad, México sería un país totalmente distinto, con mejores condiciones de vida para los mexicanos. Suficientes escuelas, servicios públicos acordes a las necesidades sociales, fuentes de trabajo, oportunidades de superación y empleo, para quienes deseen alcanzar niveles mejores.
Si los recursos públicos se manejaran con honestidad, y en caso contrario, se procediera penalmente en contra de los pillos, no sería necesario crear más y más impuestos. Los cargos públicos los ocuparían hombres honestos, capaces y eficientes, y no meros aventureros de la política.
Precisamente en ese tenor, cual si fuese una serie de advertencias, los regidores de las diversas fracciones parlamentarias, en cada ayuntamiento, al hacer sus posicionamientos, establecieron la necesidad de aplicar acciones de austeridad, reducción de sueldos, acabar con el derroche de recursos públicos, eliminar los gastos supérfluos.
Pareciera que se hayan puesto de acuerdo. Todos se pronunciaron en tal sentido, como advirtiendo a los nuevos alcaldes que no incurrieran en lo mismo que hicieron los que concluyeron. Nepotismo, frivolidades, cobro de “diezmo” en todo tipo de contratos o la celebración de contratos leoninos, en perjuicio de los gobiernos municipales.
El sábado concluyeron sus gestiones, los ahora innombrables y la asunción al poder de los nuevos alcaldes. Hoy lunes, es el primer día hábil. En las titularidades de las dependencias públicas municipales, habrá caras nuevas. Se acabaron las fiestas, los arrumacos y las presunciones de éxito. A partir de hoy, habrá que enfrentar la realidad social.
Una realidad verdaderamente deprimente, que para transformarla, no bastan los buenos deseos. Se requiere trabajar, con seriedad y con la mayor de las eficiencias posibles. Los nuevos funcionarios públicos, empezando por los alcaldes, deberán dejar la comodidad de sus oficinas, e ir hasta las colonias populares, principalmente las ubicadas en la periferia de la ciudad, donde el abandono oficial es más que evidente.
Que no olviden que los tiempos cambian, que hoy los políticos resultan odiosos y que, todos en general, son repudiados. Nadie les tiene confianza, nadie cree en ellos. Dicen una cosa, y hacen otra. Para que las cosas cambien, deben ser congruentes, coherentes, prácticos, honestos, eficientes. Si piensan que es demasiado pedirles, pues que se vayan a otra parte, donde les paguen sin trabajar.
Nada de que “borrón y cuenta nueva”. Nada de que los errores y excesos pasados, no cuentan. Nada de que “lo pasado, pasado”. Hoy, hay más ciudadanos críticos, que ya decidieron dejar de ser simples espectadores pasivos.
En Baja California, los ciudadanos ya se atreven a salir a las calles, a manifestar su malestar en contra de los políticos corruptos y frívolos. Las redes sociales han sido un enorme canal en donde desembocan esas inquietudes. Ningún político queda a salvo.
Los nuevos alcaldes, tienen un doble compromiso. Empezar a revisar las actuaciones de sus antecesores y el hacer uso de su imaginación, de su creatividad, de su capacidad personal, de sus experiencias personales, de su capacidad de gestoría, para demostrar que sí están dispuestos a luchar a favor de la mejoría de sus conciudadanos.
Es una doble función. Sin caer en una “cacería de brujas”, verificar si las abundantes leyendas urbanas, son simplemente eso, o si efectivamente, quienes ya se fueron, son tan corruptos, como dicen por ahí.
En otras partes del mundo, se sabe de políticos que les cortan las manos por ladrones y a otros que los refunden en la cárcel. Los bajacalifornianos se darían por bien servidos, si se fincan responsabilidades en contra de quienes se presume que fueron deshonestos.
Ya es tiempo de que se les trate con mano dura. Sería un paso importante, para recuperar la confianza de la ciudadanía. El agregarlos a la lista de repudiados, no basta. Son tan cínicos, que ni vergüenza tienen.
