Columnista de La Silla Rota Jorge Rojas

 

Los refranes y pregones mexicanos reflejan con precisión la realidad del día a día en México. La ironía y la crítica ácida sirven como activadores de la catarsis que alivia los malestares de la cultura social, política y económica.

 

En la historia política de los últimos cuarenta años del país, el evadir el debate de los temas trascendentales que deben cimentarse desde la plataforma del legislativo es una práctica común, los saldos de esa ausencia de debate se reflejan con claridad en la inconsistencia como país para crecer y abatir la desigualdad que impera a lo largo y ancho del territorio.

 

Al corte, los conflictos que aquejan al país se convierten en la tormenta perfecta para aprobar una reforma energética sin debate, con un pobre contenido que abandona la posibilidad real de consolidar un sistema energético nacional fuerte, sustentable y más rentable.

 

La ausencia de debate en el proceso de la reforma energética genera una serie de falacias sobre las cuales se apuntala la propuesta, tal vez por eso rehúyen al debate abierto, transparente y de cara a la nación. Esto favorece que se perfile una reforma energética de carácter político que desprecia los componentes técnicos.

 

La malicia que le faltó a los equipos y estrategas de Vicente Fox y de Felipe Calderón, los priístas la tienen de sobra para hacerla valer en las coyunturas que son de su interés.

 

¿Es necesaria una reforma energética?, la respuesta es sí, pero una reforma que se construya con una visión incluyente, transparente y que promueva la rendición de cuentas. Las comparaciones resultan oficiosas, pero en momentos críticos son irrefutables. Los foros de la reforma energética del 2008, organizados en el Senado, dieron voz a todas las expresiones en igualdad de circunstancias, inclusive el acceso al publico fue abierto sin restricción alguna, se realizaron más de 18 mesas temáticas con amplias participaciones, inclusive permitiendo la palabra a ponentes emergentes que resultaron agradables sorpresas.

 

Inclusive, representantes de la industria energética privada nacional y extranjera expusieron sus puntos de vista, en esta ocasión los invitaron, pero no les dieron voz.

 

La Comisión de Energía, comandada en ese entonces por Francisco Labastida Ochoa, cumplió ante la nación al propiciar condiciones de equidad para la expresión libre y sin cortapisas de las diferentes manifestaciones que se dieron cita.

 

Hoy, los foros de la reforma energética se ven muy distantes a los organizados por el sinaloense, con un formato rígido, sin equidad en las expresiones de los ponentes, parecen reuniones de los mutuos elogios entre amigos que evaden cualquier posibilidad de debate con las posiciones contrarias.

 

Para el análisis de las falacias, los spots a favor de la reforma energética hablan del caso de Nigeria con los contratos de utilidades compartidas en el sector petrolero, las noticias en ese país africano de los últimos días dejan claro que las utilidades nunca llegaron al pueblo nigeriano y está en condiciones de ingobernabilidad.

 

Otra falacia, ¡Se requiere la reforma energética para abaratar los costos de electricidad y combustibles! Falso, para bajar las tarifas eléctrica se requiere voluntad del Ejecutivo para ajustar las tarifas.

PEMEX o CFE son altamente rentables, tan solo vea a cualquier ex superintendente o mando medio retirado de estas empresas viven como verdaderos reyes.

 

Resulta más progresista la reforma energética de Evo Morales, que privilegia la participación de capital privado y extranjero en el sector energético, pero con una rectoría absoluta del Estado en cuanto al concepto de patrimonio nacional. Empresas privadas y gobierno coexisten en forma productiva, de un vistazo al desarrollo económico de Santa Cruz de la Sierra.

 

Tal vez por eso en el Senado le tienen pavor al debate abierto sobre la reforma energética, situación que abre la posibilidad que antes de iniciar la discusión del paquete económico 2014, se realice una sesión exprés sin debate y obviando lecturas para hacer valer el trágico mayoriteo, ¡A río revuelto, rapiña energética!.

 

El Congreso de la Unión tiene las condiciones optimas para aprobar la reforma energética, lamentablemente es una iniciativa que deja fuera a millones de mexicanos, y generara millonarios beneficios para unos cuantos. ¡Así es México!

 

Twitter: @mapaestrategico