Muchos años han pasado, pero en mi memoria todavía se mantienen con toda su lozanía las imágenes de aquellos vibrantes días de la Tijuana de 1968.
La década de los sesenta marcó la historia del mundo, sobre todo de la Cultura de Occidente, pues por doquier se dieron una y mil manifestacionesde quienes no se conformaban con el estado de cosas, con el establishment, contra el cual francamente se suscitó inimaginable rebelión. Las manifestaciones de aquella inconformidad fueron tan abundantes como variadas, pero también intensas y trascendentes. Especialmente la juventud se plantó frente al mundo para reclamar su espacio, para hacer sentir su presencia y disfrutar de su derecho a influir y transformar el mundotambién con su visión que era tan nueva, precisamente por ser joven. Fue una generación que ya no quiso ser el futuro de nadie, sino el presente de sí misma y de su tiempo.
El arte, en todas sus expresiones, y con mayor vigor, la música, recogió el fruto de aquel vigoroso reclamo por la libertad; muchos himnos cantaron los jóvenes para contar sus anhelos y sus esperanzas; para confiar sus penas y sus alegrías. Algunos de ellos se han quedado para siempre entre nosotros.
Nuestra ciudad también vivió en los sesenta, un muy festivo episodio del reclamo por la libertad, en el que los jóvenes tuvieron sin igual participación. En 1968, hubo una contienda electoral para elegir los ayuntamientos y los diputados del Congreso de Baja California. PRI y PAN propusieron a sus candidatos. En Tijuana el pueblo apoyó sin reservas y mayoritariamente, de principio a fin, a los que Acción Nacional postuló, cuya trayectoria y aceptación eran infinitamente superiores a la oferta del tricolor.
La campaña fue una fiesta cívica permanente; nadie quedaba al margen de la algarabía popular.
Los jóvenes panistas le dieron gran vigor a la campaña; sus acciones fueron mucho más allá de la pega y colocación de propaganda; se convirtieron en auténticos promotores de la participación ciudadana, y por todos los rumbos del municipio propagaron el mensaje de lucha por la democracia; de esperanza en la fuerza de la voluntad de la gente. En el mundo la libertad se abría paso, y en México el panismo creyó que nuestro país no podía seguir viviendo a contracorriente de lo que pasaba con el resto de la humanidad; por eso, “Ahora sí” fue la consigna del ’68, y los líderes juveniles de aquel tiempo:Miguel Fernández Ortega, Luis Ledezma Fernández, Juan Ochoa, Antonio Olvera, Rodolfo Márquez Fernández y Pedro Moreno Lomelí, entre muchos otros, también la hicieron resonar constantemente, ante los ciudadanos que se reunían en torno a ellos para escucharles en los nutridos mítines relámpago que,con micrófono en mano y montados sobre el capacete del carro de sonido, a diario efectuaban en la mayor parte de las esquinas del centro de la ciudad, haciendo a todos decir en coro:De Tijuana a Yucatán, todos votan por el PAN.
El pueblo hizo la fiesta y los jóvenes la alegraron; pero el despótico gobierno de aquel tiempo, acabó la fiesta atracando al pueblo, robándose los votos y luego anulando la elección, sólo porque la perdió. A pesar del atraco oficial, el pueblo se alzó con la hazaña de impedir que llegase al ayuntamiento de Tijuana la planilla de candidatos priístas que en las urnas rechazó.De esa célebre victoria fueron pieza principal nuestros jóvenes del ’68, cuyos nombres figuran ya, y para siempre, en las páginas de la historia política y social de esta comunidad.
