Palco de Prensa
Es una expresión campirana, volver al redil. Se aplica, cuando un caballo bronco, indómito, se salta las trancas, porque instintivamente se resiste a estar encerrado, privado de su libertad. Luego que el amo lo sujeta, le enseña el rigor del lazo y las espuelas, y, ya mansito, lo regresa al corral donde estaba encerrado. A eso se le conoce como volver al redil.
Se aplica también a la especie humana. Cuando alguien, en un grupo social, de pronto se rebela, quizás en el momento más inoportuno, pero luego, después de largas horas de labor de convencimiento y con no pocas dificultades, se le logra convencer de que se reintegre y acate las instrucciones y disposiciones, como todos los demás.
Cabe explicar esto, para tratar de entender el desarrollo que tuvo el “complot” o plan antipriísta que se echó a andar en el evento de toma de protesta de los candidatos priístas, en la plaza de toros La Monumental, de Playas de Tijuana. En el momento en que el candidato a la gubernatura estatal, Fernando Castro Trenti, empezó su discurso, hankistas que estaban ubicados en primera línea, en su mayoría choferes de los Taxis Amarillos, que encabeza Oscar Morales, se pusieron de pie y abandonaron el lugar.
La intención evidente fue dejar en claro que los hankistas estaban en contra de la postulación de Castro Trenti como candidato priísta a la gubernatura, posición anhelada por su jefe y patrón, el empresario casinero Jorge Hank Rhon.
Toda vez que, tanto los hankistas, al menos los que laboran en los casinos de Hank Rhon, y los choferes de los Taxis Amarillos, están afiliados a la central obrera CROC, y precisamente en dicho acto, traían en su vestimenta las siglas crocistas, muchos voltearon a ver al líder nacional de la CROC, el Senador Isaías Gponzález Cuevas, tratando de conocer las razones del movimiento. En algunos casos, con ojos de reproche.
Casi en forma inmediata se dió por cierto que esta acción de aparente rebeldía, fue diseñada y ejecutada bajo la dirección de Mario Madrigal Magaña, dirigente del sindicato de los trabajadores de las empresas de Hank Rhon y su principal operador político. Los hankistas se habían mostrados rebeldes ante la postulación de Castro Trenti, por lo que se intuyó que esa era la primera parte de un complot para descarrillar el tren priísta, en este proceso electoral.
Se daba como un hecho, que en cualquier momento se anunciaría la expulsión de los hankistas de las filas de la CROC y quizás hasta del PRI. También se anticipaba que el fin de la carrera política de Hank Rhon dentro del priísmo, estaba cerca. De paso, se imaginaban el destino del empresario casinero, por rebelarse y retar a las dirigencias priístas e incluso al propio Presidente Enrique Peña Nieto.
El columnista autor de Palco de Prensa, advertía que Hank Rhon, estaba en un brete. Decía que brete, es un aprieto sin refugio o evasiva. Parecía que indudablemente en este asunto, estaba trazado el destino de dichos personajes. Cuando se anunció el retorno del líder nacional de la CROC, Senador Isaías González Cuevas, el pasado fin de seman, unos días después del bochornoso incidente, se daba como un hecho que venía a ejecutar las sanciones contra los hankistas rebeldes. Que la expulsión de las filas crocistas, sería ineludible.
Sin embargo, ocurrió algo interesante. El “soldado” del PRI, el empresario Hank Rhon, obviamente consciente de la gravedad de las cosas, urgentemente se comunicó con el dirigente nacional del PRI, César Camacho, le juró que era ajeno al desaire en el evento de protesta de los candidatos priístas, y que estaba dispuesto a trabajar a favor de estos en el presente proceso electoral. Para constancia de ello, y a fin de borrar el mal sabor de boca, comisionó a uno de sus principales operadores políticos, Mario Madrigal Magaña, para que se integrara al equipo de campaña de Castro Trenti.
El domingo por la mañana, un enviado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, tomó la protesta de Madrigal como Coordinador de Vinculación Política del comité de campaña de Castro Trenti, en un evento que tuvo lugar en un lugar propiedad del empresario casinero y en el que estuvo presente el propio candidato priísta a la gubernatura.
Luego asistirían a un evento en el que el mismo enviado del CEN del PRI, dió posesión a Raúl Antonio Ortega como delegado especial de la CROC en Baja California, precisamente para coordinar las tareas de los crocistas en este proceso electoral. El evento fue encabezado por el líder nacional de dicha central obrera, Isaías González. En un extremo del presídium, ubicaron a Mario Madrigal, pero como si no hubiese estado presente.
Claro, los periodistas cuestionaron insistentemente a los dirigentes priístas, y en especial a Isaías González, sobre el desaire de La Monumental y las acciones contra los rebeldes. Todos negaron que hubiese brote de rebeldía. Dijeron que la unidad priísta era evidente, que el hecho bochornoso en el evento de toma de protesta de los candidatos priístas, había sido una simple confusión.
Dos son las lecturas que, básicamente, se pueden sacar de todo esto. La primera de ellas, que en política, por regla general, se cuidan mucho las formas, principalmente durante los procesos electorales. Los enemigos aparentan ser amigos, los rivales dicen ser aliados, los signos de rebeldía se destacan como muestras de libertad y democracia, y las divisiones, se cubren con poses de simulación.
Y otra, también sumamente importante. Que el poderío de priístas como el empresario casinero Jorge Hank Rhon, no es tal, si está de por medio el interés del partido. Si sus acciones, van en contra de las disposiciones de la jerarquía priísta y, en especial, contradicen las indicaciones del Presidente Peña Nieto.
Dicho en otras palabras, como dicen vulgarmente, que el miedo no anda en burro, y que la suerte de un proyecto político como el recuperar la gubernatura de Baja California, no se juega en un casino. Nada más convincente, que la voz presidencial. No falla.
